Uso mi kindle a diario. El anticuado Kindle keyboard, antes conocido como Kindle 3. Sin ningún deseo de renovarlo. Y no sólo por ecología y por ahorrar, sino también porque nadie ofrece nada que mejore sustancialmente la experiencia de lectura o de trabajo con los textos.
Y es mejorable. Claro que sí. Pero, por algún motivo, de momento nadie ha ofrecido un producto realmente solvente para el estudio. No acompaña la fluidez ni la capacidad por debajo para llevar a cabo operaciones mínimamente complejas sin sufrir como un perro.
Éste es uno de los motivos por el que más me atrae un Señor Tablet con pantalla no retroiluminada y capacidades de tablet moderno. De momento, en teoría, un dispositivo con Mirasol, o quizás un dispositivo con la nueva generación de Pixel-Qi (aunque no lo acabo de tener claro, después de tanta decepción y que nadie apueste por esa tecnología).
En la última entrada vimos que, de momento, el kyobo no llega a la altura que se espera de un señor Tablet. En algunos momentos se atascaba como smilodon en el rancho de la brea, hasta el punto de que casi se podía oler el alquitrán. Ya creía tener las ideas claras, cuando acabo de dar con una demo en vivo del Kyobo
¿Qué os parece?
No sé vosotros, pero la comparación con los videos anteriores es preocupante. Parecen casi dos productos distintos. Siendo precavidos, diría que es un semi-fallo: sabiendo que legiones de enjutos mojamutos van a grabar al dispositivo real con sus defectos reales en videos temblorosos, sacar esta demo infla unas expectativas que luego te van a contraproducir.
Claro, la cosa es enseñar la pasada que ya es la pantalla mirasol, transmitirle con razón a los padres que los ojos de sus hijos van a sufrir menos. Pero el padre va a pasar de la pantalla y va a pedir, si puede, el trasto a pedales que vimos ayer.
Cada día me doy unas vueltas por la blogosfera tecnológica y comento lo que me llama la atención con los colegas. Aquí pretendo hacer otro tanto. Algunos de los temas reincidentes serán Tablet PC y e-ink, y ya de antemano espero que los espíritus sensibles no se lleven las manos a la cabeza si con peor o mejor fortuna explico de forma llana algunos de los temas que trate, porque lo que pretendo es que esto no lo lean sólo los frikis, geeks y demás gentuza como yo.
jueves, diciembre 15, 2011
martes, diciembre 13, 2011
Mirasol, Kyobo y la gestión de expectativas, o como cagarla con el software
Hace casi un mes hice la primera mención a Kyobo, el primer ereader con pantalla a color mirasol que aparece en el mercado. Aún en su primera generación comercial, la pantalla mirasol promete darle una vuelta de tuerca a la tradicional pantalla de tinta electrónica. Como desgraciadamente es habitual, la casa que lo comercializa nos regaló la vista con un bonito video.
Algún día alguien escribirá sobre el daño que el Hollywood Operative System ha hecho a la tecnología y su percepción por parte del público. HOS es el embellecimiento artificializante de un producto tecnológico, que tiene siempre la virtud de disparar las expectativas hasta que te encuentras delante del trasto y tus ilusiones se van por el retrete. Siendo coreano, el anuncio es sorprendentemente occidentalizante y promete unas experiencias a los padres de los churumbeles protagonistas que, en fin, no van a ser tan fluidas.
En serio, si en su momento hubo una reconversión industrial y se mandó a la prejubilación a gente que hacía productos reales, los grandes y medianos de las IT deberían plantearse reconvertir a esos publicitistas tan garrapatísticamente anclados en las convenciones visuales del siglo XX. Con los años, el efecto sobre las expectativas es más y más negativo y, de hecho, el público busca en Youtube el producto real, desconfiando de unos anuncios que han costado tantísima pasta.
Comparad esa bonita estampa y ese dispositivo tan deseable (por su carga simbólica y por su tecnología) con un ejemplo real
O mejor, con dos
El segundo video es muy clarificador: el icono de "espera, espera, que la están peinando" gira con alegría. Las animaciones son fluidas. Pero tarda en abrir un ebook que es puro texto más que mi Kindle o que cualquier ereader actual.
Es para hacérselo tragar al encorbatado que tomó las decisiones, embalaje incluido. Es sencillamente indecente que el software y quizás la CPU no acompañen a esta pantalla novedosa y que jodan la experiencia de usuario. Imaginaos la fiesta que puede ser gastarte los dineros en una pantalla legible bajo el sol, en un producto que cuesta 3 veces lo que un Kindle, para tener que hacer un concurso de lanzamiento de pelotillas de nariz mientras esperas a que se abra el libro que quieres leer.
Moraleja 1: señó decisor de producto (manager-owner): que sí, que el público al que le trata de encalomar su producto ve youtube. Y como se les ocurra comparar su carísimo anuncio con Hollywood OS con el video del manolo de turno, tembloroso y con reflejos de focos, del bicho real, va a pasar mucho de comprar su producto. Sugerencia: pase del HOS y enseñe lo que tiene. Si es bueno, se venderá solo.
Moraleja 2: montar componentes estándar es ba-ra-to: una placa, una CPU ARM. Desarrollar software es MUCHO MÁS barato, con todo lo que ha llovido y todo lo que hay disponible. A menos que el diseño sea del hermano de su pareja o de su hijo, mate al diseñador de todo software que amenace con joder la experiencia que ofrece una pantalla como mirasol. No gaste. Ya le digo, siembre el ejemplo en su empresa con una ejecución pública del perpetrador sin conexión familiar con usted, y luego vaya a proveedores serios tanto de componentes como de software de ereader y monte con sus productos y con la pantalla mirasol un producto a la altura de las circunstancias.
Moraleja 3: si el diseñador de software es su hijo o su cuñado, regálele un iPad y dígale que investigue con él nuevos mercados. Páguele el sueldo que su empresa se pueda permitir, mantenga la paz familiar e impida con sutileza, sin amenazar la autoestima del familiar, que toquen nada realmente importante. Siempre será mejor que el precio que tendrá que pagar para que ese socio suyo acepte a la joven promesa como empleado a cargo de trabajo real.
Algún día alguien escribirá sobre el daño que el Hollywood Operative System ha hecho a la tecnología y su percepción por parte del público. HOS es el embellecimiento artificializante de un producto tecnológico, que tiene siempre la virtud de disparar las expectativas hasta que te encuentras delante del trasto y tus ilusiones se van por el retrete. Siendo coreano, el anuncio es sorprendentemente occidentalizante y promete unas experiencias a los padres de los churumbeles protagonistas que, en fin, no van a ser tan fluidas.
En serio, si en su momento hubo una reconversión industrial y se mandó a la prejubilación a gente que hacía productos reales, los grandes y medianos de las IT deberían plantearse reconvertir a esos publicitistas tan garrapatísticamente anclados en las convenciones visuales del siglo XX. Con los años, el efecto sobre las expectativas es más y más negativo y, de hecho, el público busca en Youtube el producto real, desconfiando de unos anuncios que han costado tantísima pasta.
Comparad esa bonita estampa y ese dispositivo tan deseable (por su carga simbólica y por su tecnología) con un ejemplo real
O mejor, con dos
El segundo video es muy clarificador: el icono de "espera, espera, que la están peinando" gira con alegría. Las animaciones son fluidas. Pero tarda en abrir un ebook que es puro texto más que mi Kindle o que cualquier ereader actual.
Es para hacérselo tragar al encorbatado que tomó las decisiones, embalaje incluido. Es sencillamente indecente que el software y quizás la CPU no acompañen a esta pantalla novedosa y que jodan la experiencia de usuario. Imaginaos la fiesta que puede ser gastarte los dineros en una pantalla legible bajo el sol, en un producto que cuesta 3 veces lo que un Kindle, para tener que hacer un concurso de lanzamiento de pelotillas de nariz mientras esperas a que se abra el libro que quieres leer.
Moraleja 1: señó decisor de producto (manager-owner): que sí, que el público al que le trata de encalomar su producto ve youtube. Y como se les ocurra comparar su carísimo anuncio con Hollywood OS con el video del manolo de turno, tembloroso y con reflejos de focos, del bicho real, va a pasar mucho de comprar su producto. Sugerencia: pase del HOS y enseñe lo que tiene. Si es bueno, se venderá solo.
Moraleja 2: montar componentes estándar es ba-ra-to: una placa, una CPU ARM. Desarrollar software es MUCHO MÁS barato, con todo lo que ha llovido y todo lo que hay disponible. A menos que el diseño sea del hermano de su pareja o de su hijo, mate al diseñador de todo software que amenace con joder la experiencia que ofrece una pantalla como mirasol. No gaste. Ya le digo, siembre el ejemplo en su empresa con una ejecución pública del perpetrador sin conexión familiar con usted, y luego vaya a proveedores serios tanto de componentes como de software de ereader y monte con sus productos y con la pantalla mirasol un producto a la altura de las circunstancias.
Moraleja 3: si el diseñador de software es su hijo o su cuñado, regálele un iPad y dígale que investigue con él nuevos mercados. Páguele el sueldo que su empresa se pueda permitir, mantenga la paz familiar e impida con sutileza, sin amenazar la autoestima del familiar, que toquen nada realmente importante. Siempre será mejor que el precio que tendrá que pagar para que ese socio suyo acepte a la joven promesa como empleado a cargo de trabajo real.
sábado, diciembre 10, 2011
Próxima puesta a la venta del Jetbook Color
Hace unos meses os hablaba de cómo los rusos no paran y siguen apostando por las tecnologías e-ink con su jetbook color. Pues bien, hace unos días Jesús Morán me mandaba el siguiente y muy amable email:
Llevar unos años siguiendo con atención este sector afina la puntería respecto a precios, fechas y posibilidades. En mi post de septiembre ya advertí que 350$ era demasiado optimista y, efectivamente, el comprador va a tener que aligerar su cuenta corriente en 499$, la barrera simbólica que trazó el iPad para el gran público. Pero ojo, salvo ofertas es un precio MUY competitivo con el del Kindle DX (379$), porque todo parece indicar que Amazon ha dejado de apostar por el DX (no lo ha actualizado como al primo pequeño, no conecta con wifi, el lector de PDF no está actualizado...). En cualquier caso, se basa en un diseño (C920) del gran fabricante de marca blanca, Hanvon, que todavía lucha por sobrevivir. La resolución es uno de los grandes factores a favor, nada menos que 1600 x 1200
Me parece un dispositivo interesante, pero no me mojo sin saber más detalles del punto flaco de casi todos los ereaders: el software.
Increíble, ¿verdad?
Son demasiados modelos en los que hemos podido comprobar como el software, o al menos algunas de sus funcionalidades, no están a la altura del hardware. Hay que comprobar si el lector de PDF puede con lo que le echen y no sólo con PDFs ligeros, la calidad del navegador, las posibilidades de anotar y subrayar...
Por cierto, el navegador es Ópera. Eso me da algo de garantía, porque en otros casos Ópera ha dado resultados bastante aceptables incluso para equipos con pocos recursos, como los Nokia Internet Tablet de 2005.
No se sabe nada de la posibilidad de conectarle un teclado, aunque no soy optimista respecto a que hayan introducido USB-host. Algo se me escapa a este respecto, porque no me entra en la cabeza cómo ningún fabricante mete algo tan económico y que diferenciaría con facilidad a su producto de la competencia.
Estamos en la "era tablet", mal que nos pese. El año que viene la atención estará puesta en windows 8 para tablets, y también en el iPad 3 o el nuevo samsung galaxy 10 con su resolución de 2500 x nosecuantos píxeles queteardelapatilla. Es como las 16 válvulas de mi juventud, la cifra mágica que separaba a un coche apetecible de otro que no lo fuera con independencia del resto del equipamiento. La atención del público está muy lejos de equipos como éste, pese a lo tremendamente útiles que resultarían para estudiantes y para trabajadores que hagan uso intensivo de textos. Por ejemplo, entiendo que el jetbook color es mucho más apropiado para estudiar que cualquier tableto.
A ver, repitan conmigo: estudiar. Estudiar. Estudiar. Estudiar.
No simular que estudias y meterte facebook o videos en vena. Estudiar: leer, consultar, anotar. Leer, leer, leer. Entiendo que con papel al lado para escribir tus esquemas y que te entre más aún en la cabeza.
Y para documentación técnica, tres cuartos de lo mismo. A estas alturas de la peli, me parece inútil discutir la bondad de la pantalla no retroiluminada sobre el LCD de los tabletos. Para quienes tenemos que leer mucho y de forma concentrada, la diferencia respecto al cansancio visual, la concentración y la retentiva es muy significativa. Pero allá cada uno con lo que le importa la lectura y sus resultados.
Mi opinión es que esto es como las motos: si os entra por los ojos y podéis gastaros la pasta, a por ello. Pero si interesa aunque no hasta este punto, lo mejor sería esperar a las primeras reviews en youtube para comprobar si la respuesta es fluida y cómo funciona con PDFs. A mí me parece a primera vista más atractivo que el Kindle DX, pero es cosa de esperar y ver. Un aspecto que queda por comprobar es como responde la CPU, Freescale a 800 Mhz. Dependiendo de cómo hayan optimizado el software, la experiencia puede ser fluida o no.
En cualquier caso, les deseo éxito: es necesario que haya algo más de tabletos en el mercado y que alguien ofrezca productos con pantalla de 9.7". Las 6" de la mayoría de los ereaders no son adecuadas para los documentos en Din A4, y las pantallas retroiluminadas conspiran para una lectura prolongada.
Y una cosa: si alguien se hace con uno, con gusto comunicaré toda review que hagan del dispositivo. Y si alguien quiere hacerlo en tinta-e, ésta es su casa.
Hola! Sigo tu blog desde hace tiempo y gracias a él conocí el desarrollo del jetbook color. Soy estudiante de ingeniería industrial por la rama de electrónica y todas las opciones didácticas que tiene este dispositivo me vendrían de maravilla. Si bien en un principio iba a ser destinado al sector estudiantil norteamericano así como a su profesorado, parece ser que han decidido darle una oportunidad al resto de posibles compradores ajenos a este sector. Ignoro si ha podido ser por peticiciones populares o por algún otro motivo, el caso es que yo ya llevaba unos 3 mails enviados a ectaco(a ninguno de los cuales me han respondido) preguntando acerca de las maravillas de este jetbook color y si había alguna posibilidad, por remota que fuera, de conseguirlo por cualquier persona de a pie aquí en España. En fín, que gracias a un amigo al que le comenté las virtudes de este dispositivo y quedó prendado tanto o más que yo, me he enterado esta mañana de que por fín sale a la venta y para todo el mundo(http://www.ectaco.com/Puede ser que estemos ante un caso semejante al del Iliad, que lo sacó Irex a finales de 2006 porque los usuarios se pusieron a clamar en los foros como si fueran los de la invasión de los ultracuerpos. Llama la atención, en cualquier caso, cómo tantas pequeñas empresas que luchan por la supervivencia en esta etapa de empobrecimiento de opciones tecnológicas no aprovechen las iniciativas de comunicación como las que Jesús menciona para responderle de forma pública y acumular impactos positivos entre el público más dispuesto a aceptarlos. En 2011 todavía hay muchos que no han pillado el tranquillo a esto de la web social y al jugoso beneficio intangible que pueden obtener a cambio de una inversión de tiempo muy moderada. Y no, no hablo del Bollywood Communication System, que tampoco es cosa de ponerse tres pelucas multicolores encima de la chola.jetBook_Color/). Este amigo, probablemente no pueda resistirse y lo comprará no mucho más tarde de año nuevo, yo intentaré esperar a las primeras reviews y tendré un poco más de paciencia(o eso espero).
Tras conocer la noticia lo primero que he pensado ha sido en tu blog y en tí, pues fuiste quién me lo dió a conocer, y he venido corriendo a contártelo más que nada porque es de bien nacido el ser agradecido. Y aunque supongo que tú ya sabrás de esta noticia, si por casualidad no fuese así me siento con el deber de poner remedio a esa situación.
Así mismo, si posees alguna información adicional acerca del Jetbook Color o de cómo vendrá el mercado para el año próximo en cuanto a dispositivos similares, te agradecería enormemente que lo compartieses conmigo y/o el resto de adeptos.
Muchas gracias por compartir tus conocimientos y experiencias!!
Atentamente, y siempre agradecido.
Jesús Morán.
Llevar unos años siguiendo con atención este sector afina la puntería respecto a precios, fechas y posibilidades. En mi post de septiembre ya advertí que 350$ era demasiado optimista y, efectivamente, el comprador va a tener que aligerar su cuenta corriente en 499$, la barrera simbólica que trazó el iPad para el gran público. Pero ojo, salvo ofertas es un precio MUY competitivo con el del Kindle DX (379$), porque todo parece indicar que Amazon ha dejado de apostar por el DX (no lo ha actualizado como al primo pequeño, no conecta con wifi, el lector de PDF no está actualizado...). En cualquier caso, se basa en un diseño (C920) del gran fabricante de marca blanca, Hanvon, que todavía lucha por sobrevivir. La resolución es uno de los grandes factores a favor, nada menos que 1600 x 1200
Me parece un dispositivo interesante, pero no me mojo sin saber más detalles del punto flaco de casi todos los ereaders: el software.
Increíble, ¿verdad?
Son demasiados modelos en los que hemos podido comprobar como el software, o al menos algunas de sus funcionalidades, no están a la altura del hardware. Hay que comprobar si el lector de PDF puede con lo que le echen y no sólo con PDFs ligeros, la calidad del navegador, las posibilidades de anotar y subrayar...
Por cierto, el navegador es Ópera. Eso me da algo de garantía, porque en otros casos Ópera ha dado resultados bastante aceptables incluso para equipos con pocos recursos, como los Nokia Internet Tablet de 2005.
No se sabe nada de la posibilidad de conectarle un teclado, aunque no soy optimista respecto a que hayan introducido USB-host. Algo se me escapa a este respecto, porque no me entra en la cabeza cómo ningún fabricante mete algo tan económico y que diferenciaría con facilidad a su producto de la competencia.
Estamos en la "era tablet", mal que nos pese. El año que viene la atención estará puesta en windows 8 para tablets, y también en el iPad 3 o el nuevo samsung galaxy 10 con su resolución de 2500 x nosecuantos píxeles queteardelapatilla. Es como las 16 válvulas de mi juventud, la cifra mágica que separaba a un coche apetecible de otro que no lo fuera con independencia del resto del equipamiento. La atención del público está muy lejos de equipos como éste, pese a lo tremendamente útiles que resultarían para estudiantes y para trabajadores que hagan uso intensivo de textos. Por ejemplo, entiendo que el jetbook color es mucho más apropiado para estudiar que cualquier tableto.
A ver, repitan conmigo: estudiar. Estudiar. Estudiar. Estudiar.
No simular que estudias y meterte facebook o videos en vena. Estudiar: leer, consultar, anotar. Leer, leer, leer. Entiendo que con papel al lado para escribir tus esquemas y que te entre más aún en la cabeza.
Y para documentación técnica, tres cuartos de lo mismo. A estas alturas de la peli, me parece inútil discutir la bondad de la pantalla no retroiluminada sobre el LCD de los tabletos. Para quienes tenemos que leer mucho y de forma concentrada, la diferencia respecto al cansancio visual, la concentración y la retentiva es muy significativa. Pero allá cada uno con lo que le importa la lectura y sus resultados.
Mi opinión es que esto es como las motos: si os entra por los ojos y podéis gastaros la pasta, a por ello. Pero si interesa aunque no hasta este punto, lo mejor sería esperar a las primeras reviews en youtube para comprobar si la respuesta es fluida y cómo funciona con PDFs. A mí me parece a primera vista más atractivo que el Kindle DX, pero es cosa de esperar y ver. Un aspecto que queda por comprobar es como responde la CPU, Freescale a 800 Mhz. Dependiendo de cómo hayan optimizado el software, la experiencia puede ser fluida o no.
En cualquier caso, les deseo éxito: es necesario que haya algo más de tabletos en el mercado y que alguien ofrezca productos con pantalla de 9.7". Las 6" de la mayoría de los ereaders no son adecuadas para los documentos en Din A4, y las pantallas retroiluminadas conspiran para una lectura prolongada.
Y una cosa: si alguien se hace con uno, con gusto comunicaré toda review que hagan del dispositivo. Y si alguien quiere hacerlo en tinta-e, ésta es su casa.
jueves, diciembre 08, 2011
¿Se están convirtiendo los ereaders en commodities?
Periódicamente, tanto miembros del colectivo de las personas que me aprecian como del de sus antagonistas y de los indiferentes me acusan de usar con alegría displicente términos del inglés. Y tienen razón: la lingua franca de lo que llevamos de siglo es el inglés, y tiene pinta de seguir así una larga temporada. Tanto para mis intereses profesionales como para los personales, los neologismos que surgen de continuo nacen en el inglés y ahí se quedan.
Pero este no ha sido el caso de commodity. Estoy corriendo el riesgo de que Jordi Balcells o algún otro de su ralea (incluida mi esposa) se me tire al cuello con alguna traducción quirúrgica, pero no me rendiré sin luchar: considero que no hay un término en castellano que encierre la exacta acepción contemporánea. Para chulo (Chulilla), yo, y para cachondo, mi abuelo, que murió de parto - commodity en términos tecnológicos contemporáneos sería aquel producto tan asentado y dado por supuesto que no permite márgenes apreciables, es barato en términos de deseo y nadie puede tirarse el pisto enarbolándolo ante terceros en una barra de bar.
Sí, ya sé que commodity tiene un sentido anterior respecto a los bienes de consumo suministrados eficientemente por el mercado y sin diferenciación cualitativa decisiva. En mi defensa diré que estoy redactando esto con dos hijos y dos sobrinos a mi alrededor simulando accidentes como el del coyote cuando tropieza en las trampas que le tiende al correcaminos, lo que está afectando a mi concentración. Sea como fuere, toca hablar de ereaders.
Leo en ebooknewser que su Sony Reader Wifi se pone a 99$. En el sí mismo es una noticia estupenda: la apuesta de Amazon y sus reservas han forzado a la competencia a bajar los precios de continuo si quieren tener oportunidades reales de supervivencia. Han caído algunos fabricantes en el camino, pero eso suele suceder cuando se asienta un nuevo sector tecnológico. Personalmente, hubiera preferido que IREX hubieran continuado en actividad, por ejemplo, pero las cosas son como son.
Lo que no es tan evidente es que todo esto nace de que, para Amazon, sus Kindle son un medio para el fin que es vender ebooks y ganar la mayor cuota posible del mercado de los libros electrónicos. Sus beneficios en otras áreas les permiten vender con pérdidas, sabiendo que muchos de los compradores van a compensar esas pérdidas comprando ebooks. Y no lo critico: es una estrategia legal, que sólo funciona si tu competencia no encuentra ninguna etapa en la que te supera contundentemente y atrae a un público fiel. De momento, no ha sido el caso.
El resultado de la guerra de precios es que ha caido casi toda su competencia a nivel global. No olvido en ningún momento las ofertas recientes en España de Casa del Libro o de la FNAC, pero precisamente los precios con los que han abierto fuego eran impensables (menos de 200 euros???) antes de que se recrudeciera la guerra de precios allá por cuando salió el Kindle 3. Tanto para Casa del Libro como para la FNAC el ereader es, como para Amazon, un medio para un fin distinto: vender ebooks y captar cuota de mercado... antes de que sea demasiado tarde.
Sí, después de todo lo que ha llovido con Libranda. Allá cada uno.
Entiendo que los lectores intensivos somos un público relativamente minoritario. Y no es culpa de nadie, porque éste es el siglo del tsunami continuo de contenidos, donde lo único que falta es tiempo para dar cuenta de tantísimo contenido interesante, incluso después de que Google tuviera a bien castrarnos Google Reader.
Permitidme un pequeño momento abuelo-cebolleta: en los albores de mi mayoría de edad, allá por los 80, no me sobraba el dinero. Aunque no lo recordéis, España era un país bastante más pobre de lo que todavía parece ser la España de 2011. Como quiera que lo que leía no solía estar disponible en la red de bibliotecas populares, muchos de mis sábados y domingos eran de recorridos arriba y abajo por la cuesta de Moyano a la busca de un libro interesante que me pudiera pagar. Ni qué hablar de los documentales: mi única alternativa era estar muy atento a lo que echaban en La Dos y grabarlo, porque había tan poca oferta que, sí, tenía tiempo para visionarla más de una vez. Mi tiempo libre estaba ocupado en buena medida por los libros que iban acumulándose en mi biblioteca de ciencia ficción.
Ya no es el caso, claro. Leer, hoy, es un acto de afinidad y hasta de pura voluntad, de disciplina para hacer esperar a otros muchos contenidos interesantes, y de complicidad con un autor que debe merecerlo. Excepto si eres estudiante de ciencias sociales y te violentan y torturan con Bourdieus, Derridas y demás gentes de mal vivir, lo que no es mi caso desde hace mucho. Sea como fuere, la lectura forzosa de textos tan indigestos, mal paridos y peor pensados dejó huella en mi carácter. Imagino que no muy buena, pero de alguna manera me tenía que formar.
Lo que me llama la atención es que el lector voluntario esté dando por supuesto al ereader, o le estén fomentando que obre así con tanto entusiasmo desde los pocos triunfadores de las guerras ebook. Quizás si saltáis en el tiempo estéis de acuerdo conmigo: imaginaos en los ochenta, o aún en los 90, con un Kindle 3 o un sony wifi en las manos a un precio equivalente al actual en dinero constante. Qué sé yo, diría que no mucho más de 10.000 pelas. Imaginaos que pudierais llevar encima todos los libros que pudierais leer en años en 200 gramos y con una pantalla tan agradecida como es la última generación de eink (pearl).
Lo habríais flipado, ¿verdad?
Quizás habríais pagado más, si hubierais podido. En esos años en los que los libros gozaban de mucha más cuota de atención (a falta de competencia), el ereader habría sido objeto de deseo para muchos y niña de los ojos para quienes lo hubieran podido pagar.
Pero hoy no lo es. Es un hecho, como demuestra no sólo su precio sino también su visibilidad y atractivo social. Será raro, raro, muy raro, que alguien vacile de ereader en nuestros días. De hecho, o mucho me equivoco o nunca lo ha sido, al menos desde 2007. Porque aunque en 2007 no había tablets ni otros productos tecnológicos realmente fashionables (a la escala actual, no), ya había contenidos en tales cantidades y variedades como ahora, compitiendo con éxito por nuestra atención y tiempo.
El precio actual de los ereaders es sólo consecuencia. No es malo en sí mismo (¡claro que no!) pero en esta sociedad de consumo que mide cada objeto por su deseabilidad expresada en euros o dólares, que un dispositivo tan MARAVILLOSO como un ereader cueste tan poco nos muestra sin duda alguna el valor social del libro y la lectura.
No es malo, ojo. Ante todo, es. Pero no es malo que no esté de moda y que se dé por supuesto. Los autores podemos llegar a más público que nunca, los lectores podemos leer exactamente lo que queramos y los editores pueden abordar proyectos que antes habrían dado miedo si no se hubieran disparado con pólvora del rey.
Alguien puede sentirse intimidado por estar lejos de las modas más visibles. A mí me produce tranquilidad y sosiego, como a los elois de demolition man. El ereader puede ser una commodity, y el libro sólo un contenido entre muchos, pero la falta de presión de la moda puede hacer a uno y a otro más agradecido y completo que nunca.
Pero este no ha sido el caso de commodity. Estoy corriendo el riesgo de que Jordi Balcells o algún otro de su ralea (incluida mi esposa) se me tire al cuello con alguna traducción quirúrgica, pero no me rendiré sin luchar: considero que no hay un término en castellano que encierre la exacta acepción contemporánea. Para chulo (Chulilla), yo, y para cachondo, mi abuelo, que murió de parto - commodity en términos tecnológicos contemporáneos sería aquel producto tan asentado y dado por supuesto que no permite márgenes apreciables, es barato en términos de deseo y nadie puede tirarse el pisto enarbolándolo ante terceros en una barra de bar.
Sí, ya sé que commodity tiene un sentido anterior respecto a los bienes de consumo suministrados eficientemente por el mercado y sin diferenciación cualitativa decisiva. En mi defensa diré que estoy redactando esto con dos hijos y dos sobrinos a mi alrededor simulando accidentes como el del coyote cuando tropieza en las trampas que le tiende al correcaminos, lo que está afectando a mi concentración. Sea como fuere, toca hablar de ereaders.
Leo en ebooknewser que su Sony Reader Wifi se pone a 99$. En el sí mismo es una noticia estupenda: la apuesta de Amazon y sus reservas han forzado a la competencia a bajar los precios de continuo si quieren tener oportunidades reales de supervivencia. Han caído algunos fabricantes en el camino, pero eso suele suceder cuando se asienta un nuevo sector tecnológico. Personalmente, hubiera preferido que IREX hubieran continuado en actividad, por ejemplo, pero las cosas son como son.
Lo que no es tan evidente es que todo esto nace de que, para Amazon, sus Kindle son un medio para el fin que es vender ebooks y ganar la mayor cuota posible del mercado de los libros electrónicos. Sus beneficios en otras áreas les permiten vender con pérdidas, sabiendo que muchos de los compradores van a compensar esas pérdidas comprando ebooks. Y no lo critico: es una estrategia legal, que sólo funciona si tu competencia no encuentra ninguna etapa en la que te supera contundentemente y atrae a un público fiel. De momento, no ha sido el caso.
El resultado de la guerra de precios es que ha caido casi toda su competencia a nivel global. No olvido en ningún momento las ofertas recientes en España de Casa del Libro o de la FNAC, pero precisamente los precios con los que han abierto fuego eran impensables (menos de 200 euros???) antes de que se recrudeciera la guerra de precios allá por cuando salió el Kindle 3. Tanto para Casa del Libro como para la FNAC el ereader es, como para Amazon, un medio para un fin distinto: vender ebooks y captar cuota de mercado... antes de que sea demasiado tarde.
Sí, después de todo lo que ha llovido con Libranda. Allá cada uno.
Entiendo que los lectores intensivos somos un público relativamente minoritario. Y no es culpa de nadie, porque éste es el siglo del tsunami continuo de contenidos, donde lo único que falta es tiempo para dar cuenta de tantísimo contenido interesante, incluso después de que Google tuviera a bien castrarnos Google Reader.
Permitidme un pequeño momento abuelo-cebolleta: en los albores de mi mayoría de edad, allá por los 80, no me sobraba el dinero. Aunque no lo recordéis, España era un país bastante más pobre de lo que todavía parece ser la España de 2011. Como quiera que lo que leía no solía estar disponible en la red de bibliotecas populares, muchos de mis sábados y domingos eran de recorridos arriba y abajo por la cuesta de Moyano a la busca de un libro interesante que me pudiera pagar. Ni qué hablar de los documentales: mi única alternativa era estar muy atento a lo que echaban en La Dos y grabarlo, porque había tan poca oferta que, sí, tenía tiempo para visionarla más de una vez. Mi tiempo libre estaba ocupado en buena medida por los libros que iban acumulándose en mi biblioteca de ciencia ficción.
Ya no es el caso, claro. Leer, hoy, es un acto de afinidad y hasta de pura voluntad, de disciplina para hacer esperar a otros muchos contenidos interesantes, y de complicidad con un autor que debe merecerlo. Excepto si eres estudiante de ciencias sociales y te violentan y torturan con Bourdieus, Derridas y demás gentes de mal vivir, lo que no es mi caso desde hace mucho. Sea como fuere, la lectura forzosa de textos tan indigestos, mal paridos y peor pensados dejó huella en mi carácter. Imagino que no muy buena, pero de alguna manera me tenía que formar.
Lo que me llama la atención es que el lector voluntario esté dando por supuesto al ereader, o le estén fomentando que obre así con tanto entusiasmo desde los pocos triunfadores de las guerras ebook. Quizás si saltáis en el tiempo estéis de acuerdo conmigo: imaginaos en los ochenta, o aún en los 90, con un Kindle 3 o un sony wifi en las manos a un precio equivalente al actual en dinero constante. Qué sé yo, diría que no mucho más de 10.000 pelas. Imaginaos que pudierais llevar encima todos los libros que pudierais leer en años en 200 gramos y con una pantalla tan agradecida como es la última generación de eink (pearl).
Lo habríais flipado, ¿verdad?
Quizás habríais pagado más, si hubierais podido. En esos años en los que los libros gozaban de mucha más cuota de atención (a falta de competencia), el ereader habría sido objeto de deseo para muchos y niña de los ojos para quienes lo hubieran podido pagar.
Pero hoy no lo es. Es un hecho, como demuestra no sólo su precio sino también su visibilidad y atractivo social. Será raro, raro, muy raro, que alguien vacile de ereader en nuestros días. De hecho, o mucho me equivoco o nunca lo ha sido, al menos desde 2007. Porque aunque en 2007 no había tablets ni otros productos tecnológicos realmente fashionables (a la escala actual, no), ya había contenidos en tales cantidades y variedades como ahora, compitiendo con éxito por nuestra atención y tiempo.
El precio actual de los ereaders es sólo consecuencia. No es malo en sí mismo (¡claro que no!) pero en esta sociedad de consumo que mide cada objeto por su deseabilidad expresada en euros o dólares, que un dispositivo tan MARAVILLOSO como un ereader cueste tan poco nos muestra sin duda alguna el valor social del libro y la lectura.
No es malo, ojo. Ante todo, es. Pero no es malo que no esté de moda y que se dé por supuesto. Los autores podemos llegar a más público que nunca, los lectores podemos leer exactamente lo que queramos y los editores pueden abordar proyectos que antes habrían dado miedo si no se hubieran disparado con pólvora del rey.
Alguien puede sentirse intimidado por estar lejos de las modas más visibles. A mí me produce tranquilidad y sosiego, como a los elois de demolition man. El ereader puede ser una commodity, y el libro sólo un contenido entre muchos, pero la falta de presión de la moda puede hacer a uno y a otro más agradecido y completo que nunca.
viernes, diciembre 02, 2011
Experiencias con ebooks de una lectora compulsiva, o aviso para navegantes
Para arrancar el finde, os recomiendo un post muy sugerente y, sobre todo, meridiano respecto al futuro próximo del libro: Quality is the new gatekeeper.
Una lectora intensiva, de 2-3 libros a la seman, todas las semanas, se hartó de la escasa colección de títulos que tenía disponible en una pequeña ciudad de Nueva Zelanda. En nuestras antípodas, pero para el caso nos valen perfectamente una parte importante de los hispanohablantes, españoles o no. Fuera de las grandes ciudades, más que libros lo que tiene el lector son lentejas, y lee lo que hay o lo deja.
La vida de Joanna cambió cuando conoció en 2005 el proyecto Gutenberg, cuyos ebooks usó con una palm pilot. A partir de aquí fue probando diversos proveedores comerciales de ebooks, y la madurez actual del mercado de los ebooks le permite sintetizar su experiencia: se acabó la escasez. Si no me satisface, me voy a otra parte. O en sus propias palabras
Me ha encantado el repaso que le pega a unos cuantos proveedores, todos desde la misma óptica: el más mínimo fallo le hace decantarse por otras soluciones, porque las hay en abundancia. Fallos que antes se soportaban con resignación son motivos de pérdida de fidelidad.
Y es que es lo que hay, guste o no: vivimos en la era del libro sobreabundante, en competencia casi perfecta. Si se quiere ofertar contenidos, más vale cumplir la totalidad del checklist de los usuarios, porque esto no es un examen que se aprueba con un 5. Lo que es más interesante es que no es sólo un tema de precios o de DRMs, los más mentados: cada dificultad es una oportunidad para el abandono. La experiencia en 2011 tiene que ser fluida y perfecta, o en muchos casos será la última.
Con todo, el final es positivo y esperanzador para los perfeccionistas:
Una lectora intensiva, de 2-3 libros a la seman, todas las semanas, se hartó de la escasa colección de títulos que tenía disponible en una pequeña ciudad de Nueva Zelanda. En nuestras antípodas, pero para el caso nos valen perfectamente una parte importante de los hispanohablantes, españoles o no. Fuera de las grandes ciudades, más que libros lo que tiene el lector son lentejas, y lee lo que hay o lo deja.
La vida de Joanna cambió cuando conoció en 2005 el proyecto Gutenberg, cuyos ebooks usó con una palm pilot. A partir de aquí fue probando diversos proveedores comerciales de ebooks, y la madurez actual del mercado de los ebooks le permite sintetizar su experiencia: se acabó la escasez. Si no me satisface, me voy a otra parte. O en sus propias palabras
I have become profoundly less patient. As a customer, I am less patient with publishers who sell shoddy products or with vendors who play funny games with geographical restrictions or inflated pricing or DRM schemes that complicate my fair and legitimate use. And as a reader, I have became far less tolerant of mediocrity. [...] But the blunt truth behind my newfound impatience is this: I simply don’t have the time to read anything that’s only so-so. I am drowning in content, and it isn’t letting up.Tal es la situación para un heavy-reader angloparlante que son muchas las causas que le pueden hacer abandonar un texto o un proveedor. Un OCR o control de calidad insuficiente, un DRM que falla o que le hace dar demasiados pasos, una restricción absurda y vigésimocenturiada de zonas geográficas... no hay problema, hay miles de títulos que reclaman la atención y que están a un golpe de clic. Un ejemplo de caso que ha perdido la admisibilidad:
A badly proofed new release whose refund required four separate emails to Kobo, including screen shots of offending pages, and a personal intervention from the CEO of Kobo himself? I’m over thatIncluso el caso aparentemente positivo del primer capítulo gratis en Kindle tiene su lado oscuro en esta era de la abundancia: si convence, vale; a la más mínima reserva, a otra cosa, butterfly.
Me ha encantado el repaso que le pega a unos cuantos proveedores, todos desde la misma óptica: el más mínimo fallo le hace decantarse por otras soluciones, porque las hay en abundancia. Fallos que antes se soportaban con resignación son motivos de pérdida de fidelidad.
Y es que es lo que hay, guste o no: vivimos en la era del libro sobreabundante, en competencia casi perfecta. Si se quiere ofertar contenidos, más vale cumplir la totalidad del checklist de los usuarios, porque esto no es un examen que se aprueba con un 5. Lo que es más interesante es que no es sólo un tema de precios o de DRMs, los más mentados: cada dificultad es una oportunidad para el abandono. La experiencia en 2011 tiene que ser fluida y perfecta, o en muchos casos será la última.
Con todo, el final es positivo y esperanzador para los perfeccionistas:
So, the good news is that I will indeed spend money on content, and I do indeed acquire a lot of it. But the bad news is that unless you are the latest instalment in the JD Robb series by Nora Roberts, or a new-release Stephen King, Kevin Brockmeier, Margaret Atwood or Connie Willis, it’s going to have to be good and you’re going to have to make it easy. It’s not enough to simply be available—quality is the new gatekeeper. With a to-read list that’s cleared the 1000-book mark and is growing, I simply don’t have time to spend on anything less than a compelling, error-free and professional-quality book.
jueves, diciembre 01, 2011
Kindle.es, ha llegado
Después de dos años de espera, después de idas y venidas y un montón de decisiones absurdas por parte de los actores patrios, ha aterrizado el Kindle para España. Como referencia, os aconsejo a uno de los especialistas: kindlespain. No tengo claro si los demás hispanohablantes van a poder comprar libros en español por aquello de la estupidez culpable de las zonas geográficas, pero es una pregunta retórica: dados los niveles de renta, los precios (pocos euros inferiores a un euro) van a disuadir a la mayor parte del público. Más sobre eso luego.
Han pasado dos años con distintos actores de la cepa hispana mesándose preventivamente los cabellos, entonando ayes y lamentaciones, advirtiendo que el Día iba a llegar y que Amazon les iba a quitar lo que era suyo. No me molesto no ya en vincular, sino en buscar. Mi memoria, y la de algún otro, basta. Y tanto quejío está a un clic con el buscador, listo para degustarlo porque, como siempre, Internet tiene memoria.
Han pasado dos años. Dos años lamentables en los que los lectores más compulsivos, más intensivos, compraban ereaders para los que era mucho más fácil descargar un ebook sin autorización que comprarlo. Dos años en los que el catálogo de libros en español de Amazon era a todas luces insuficiente, con un número elevadísimo de kindles (y no te cuento ya si sumamos los aparatos con Android y los iphones e ipads) circulando. Dos años en los que se demonizaba preventivamente, en los que se anunciaba el Armageddon del libro por culpa de una piratería que, precisamente, se favorecía por las dificultades y precios de los ebooks legales.
Al menos han solucionado una de dos. Al menos ahora adquirir un ebook se hace con un par de clics. Pero los precios siguen siendo lamentables, con frecuencia pocos euros por debajo del papel. Y oiga, ya ha llovido. Y da igual quién tenga razón, porque lo que es cierto y objetivo es que buena parte del público cree que el coste de producir y distribuir un ebook es muy inferior al de un pbook y que, lógicamente, el precio debería disminuir en consonancia. A estas alturas, para generar la costumbre de comprar ebooks no basta con facilitar el proceso de compra, que ya iba siendo hora.
4 de los 5 primeros libros que recomienda la tienda Kindle cuestan 14, 29 euros - al menos, cuando he hecho la consulta. Vamos a hacer unos números sencillos: si me compro 7 ebooks ya me he gastado lo mismo que en el aparato. Hummmm
Y ojo, que Amazon ha aplicado la receta: ha apostado por ganar dinero acumulativamente gracias a la larga cola. No, no me refiero a Rocco Siffredi, sino a un catálogo lo más amplio posible que acumule pocas ventas de muchísimos títulos, y que maximice el factor de compra impulsiva gracias a bajar los precios lo antes posible. Por ejemplo, un libro de mi amigo Frank García, trucos de Pocket PC, está a 0.85€. Es un libro que, a estas alturas, sería atractivo para un nicho reducido de aficionados a pocket PC. Vale, pero con un precio así es más sencillo hacer clic y descargarlo a tu kindle, o a tu teléfono.
Esta receta ha funcionado explosivamente en USA, y nada parece indicar que vaya a pasar otra cosa en España o en los demás nuevos mercados. No es magia, ni siquiera es sofisticada. Es coherente, y es tanto mérito de Amazon como demérito de la competencia (sony es el caso más lamentable), que en todos estos años no han aplicado el sentido común.
Hace unas entradas os comenté mi última compra en kindle USA. El libro que me interesaba no era mucho más barato que los libros de primera fila de kindle.es (Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work: $13.79) pero, ya que estaba, hice 3 clics más y me gasté 16.87$, que vienen a ser 12.53€. Y no es tan difícil, oiga. Basta con convertir poco a poco los fondos de títulos descatalogados, como p.e. la
BIBLIOTECA ANAGRAMA DE ANTROPOLOGÍA
A ver si GRITANDO alguien se entera
para que inversiones muy moderadas (Muy Moderadas, OCR + prueba) empiecen a generar dinero sin prisa pero sin pausa. O con prisa, porque la BIBLIOTECA ANAGRAMA DE ANTROPOLOGÍA es de lectura obligada o casi para los que estudian antropología y para todo aquel que le interesen los años dorados de mi amada antropología.
Lo dicho. Señores editores, espabilen, que si hacen los deberes van a ganar más dinero que antes, los autores vamos a ganar mucho más que antes y los lectores nos gastaremos menos.
Edito: supongo que os interesará algunas reacciones desde USA a esta novedad, como la de Nate el Grande
Edito 2: mi mujer dice que el título es incorrecto. Una nueva batalla entre su español sin alma y el mío se prepara.
Han pasado dos años con distintos actores de la cepa hispana mesándose preventivamente los cabellos, entonando ayes y lamentaciones, advirtiendo que el Día iba a llegar y que Amazon les iba a quitar lo que era suyo. No me molesto no ya en vincular, sino en buscar. Mi memoria, y la de algún otro, basta. Y tanto quejío está a un clic con el buscador, listo para degustarlo porque, como siempre, Internet tiene memoria.
Han pasado dos años. Dos años lamentables en los que los lectores más compulsivos, más intensivos, compraban ereaders para los que era mucho más fácil descargar un ebook sin autorización que comprarlo. Dos años en los que el catálogo de libros en español de Amazon era a todas luces insuficiente, con un número elevadísimo de kindles (y no te cuento ya si sumamos los aparatos con Android y los iphones e ipads) circulando. Dos años en los que se demonizaba preventivamente, en los que se anunciaba el Armageddon del libro por culpa de una piratería que, precisamente, se favorecía por las dificultades y precios de los ebooks legales.
Al menos han solucionado una de dos. Al menos ahora adquirir un ebook se hace con un par de clics. Pero los precios siguen siendo lamentables, con frecuencia pocos euros por debajo del papel. Y oiga, ya ha llovido. Y da igual quién tenga razón, porque lo que es cierto y objetivo es que buena parte del público cree que el coste de producir y distribuir un ebook es muy inferior al de un pbook y que, lógicamente, el precio debería disminuir en consonancia. A estas alturas, para generar la costumbre de comprar ebooks no basta con facilitar el proceso de compra, que ya iba siendo hora.
4 de los 5 primeros libros que recomienda la tienda Kindle cuestan 14, 29 euros - al menos, cuando he hecho la consulta. Vamos a hacer unos números sencillos: si me compro 7 ebooks ya me he gastado lo mismo que en el aparato. Hummmm
Y ojo, que Amazon ha aplicado la receta: ha apostado por ganar dinero acumulativamente gracias a la larga cola. No, no me refiero a Rocco Siffredi, sino a un catálogo lo más amplio posible que acumule pocas ventas de muchísimos títulos, y que maximice el factor de compra impulsiva gracias a bajar los precios lo antes posible. Por ejemplo, un libro de mi amigo Frank García, trucos de Pocket PC, está a 0.85€. Es un libro que, a estas alturas, sería atractivo para un nicho reducido de aficionados a pocket PC. Vale, pero con un precio así es más sencillo hacer clic y descargarlo a tu kindle, o a tu teléfono.
Esta receta ha funcionado explosivamente en USA, y nada parece indicar que vaya a pasar otra cosa en España o en los demás nuevos mercados. No es magia, ni siquiera es sofisticada. Es coherente, y es tanto mérito de Amazon como demérito de la competencia (sony es el caso más lamentable), que en todos estos años no han aplicado el sentido común.
Hace unas entradas os comenté mi última compra en kindle USA. El libro que me interesaba no era mucho más barato que los libros de primera fila de kindle.es (Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work: $13.79) pero, ya que estaba, hice 3 clics más y me gasté 16.87$, que vienen a ser 12.53€. Y no es tan difícil, oiga. Basta con convertir poco a poco los fondos de títulos descatalogados, como p.e. la
BIBLIOTECA ANAGRAMA DE ANTROPOLOGÍA
A ver si GRITANDO alguien se entera
para que inversiones muy moderadas (Muy Moderadas, OCR + prueba) empiecen a generar dinero sin prisa pero sin pausa. O con prisa, porque la BIBLIOTECA ANAGRAMA DE ANTROPOLOGÍA es de lectura obligada o casi para los que estudian antropología y para todo aquel que le interesen los años dorados de mi amada antropología.
Lo dicho. Señores editores, espabilen, que si hacen los deberes van a ganar más dinero que antes, los autores vamos a ganar mucho más que antes y los lectores nos gastaremos menos.
Edito: supongo que os interesará algunas reacciones desde USA a esta novedad, como la de Nate el Grande
Edito 2: mi mujer dice que el título es incorrecto. Una nueva batalla entre su español sin alma y el mío se prepara.
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