sábado, febrero 26, 2011

Kindles en la india y lectura digital

Llevo demasiados días sin sacar no ya tiempo, sino cabeza, para escribir aquí. El libro ya está terminado y ahora queda la desagradecida tarea de revisión. Tengo la sensación de haberme exprimido la cabeza con el fabuloso pop'n'seal, que nos dio momentos tan brillantes e inmortales en la madrugada de "la tienda en casa" de principios de los 90.

Claro, que no sólo el libro tiene la culpa. Con días obscenamente primaverales y sin lluvia, las arizónicas están en una orgía reproductiva de máximos históricos y mi sistema inmune reacciona de forma acorde.

Sí, ya se que tenía que haber venido llorado de casa, pero nunca he sido demasiado bueno en eso de predicar con el ejemplo. En fin, a lo que iba, hace unos días leí un interesante relato de una experiencia de un friki viendo tigres en la india: No enviéis PCs al mundo en vías de desarrollo, enviad Kindles. De iPads no habla.

El tipo nos viene a contar la reacción que tuvo la gente de una remota aldea de la india cuando pudieron ver el Kindle. En si mismo, no es un relato particularmente brillante, salvo por la sordidez sincera de dudar si les regalaba o no el kindle a los maravillados aldeanos y decidirse por no hacerlo porque estaba leyendo una novela particularmente impactante. Sea como fuere, el relato me hizo recordar la versión previa del OLPC, el interesantísimo antepasado de todos los netbooks, y la versión "actual", que supuestamente vendrá a la moda, sin teclado.

Yo creo que se puede definir la cuestión de forma negativa: de lo que no se trata es de epatar: ni a los niños, ni sus padres, ni a los maestros, ni a los políticos (aunque, en honor a la verdad, lo que realmente le va a poner al político es una coima como Dios quiere y manda). No se trata ni de impresionar con el cambio tamaño de fuente o el text-to-voice, claro, pero tampoco con el wooooosh háptico de las animaciones del iPad cuando pasas de página, o de la excelsa comodidad del teclado virtual en pantalla. De lo que se trata es de dar un servicio lo suficientemente bueno a los chicos como para que se justifique una inversión tan considerable.

Más que con el anecdotario, me quedo con el título del post que comentaba sobre el friki en la India: no enviéis PC. O más cerca, pensaos si realmente merece la pena invertir en PCs, portátiles o, ahora, tabletos. Justificadlo varias veces, y luego volvedlo a pensar. No se trata sólo de la inversión, sino siquiera que los dispositivos empleados sirvan a las necesidades educativas verdaderamente esenciales y críticas.

Quien haya seguido este blog un mínimo de tiempo sobre la que no corra el más mínimo riesgo de caer en la tecnofobia. Por eso me siento en libertad de volver a cuestionar, una vez más, lo que cada vez me temo más que es una tecnofilia mal entendida. Pensando no ya en el pasado o en el presente, que no tienen remedio, sino en el futuro, me pregunto si para una escuela india o española sería mejor un kindle o un tableto.

Ya he comentado en ocasiones anteriores mi preocupación por el impacto de las pantallas retroiluminadas en la vista de personas en edad de crecimiento. Esto ya de por sí es un poderoso factor en pro de un ereader, pero no nos podemos quedar aquí. Es todavía más esencial qué es lo que se va hacer con el aparato.

Se mire como se mire, un portátil o tableto no pueden sustituir al libro de texto tradicional en igualdad de condiciones, principalmente por cansancio visual pero también porque estamos lejos de ofrecer una solución verdaderamente apta para el trabajo con textos que mejore lo que se puede hacer con un libro de papel y un portaminas. El kindle incorpora una serie de soluciones sencillas y eficientes, pero no estoy seguro de que se las pueda definir como óptimas. La velocidad del dispositivo es tal que no permite un trabajo lo suficientemente rápido con un volumen muy elevado de notas y fragmentos subrayados de texto. No es del todo cómodo el salto diagonal o de rana entre fragmentos de texto cuando necesitas trabajar una serie de ideas que no están dispuestas de manera consecutiva.

En cualquier caso, creo que la mejor definición del kindle como herramienta de trabajo sería un buen comienzo. Incorpora las soluciones imprescindibles que hasta ahora otros no han introducido, o han introducido de forma abyecta (como, p.e., subrayar o anotar por medio de un lápiz, de manera que se queda como una imagen bitmap que no es recuperable ni reutilizable). Para mí esta resultando una herramienta cada vez más productiva, en tanto que me ayuda para trabajar con textos ajenos y, sobre todo, para repasar mis propios textos. Me imagino que no sería igualmente productiva para un estudiante joven que tiene unas necesidades diferentes y, sobre todo, menos práctica a la hora de trabajar con textos.

Por una parte, ya sabemos que la solución definitiva para este problema pasaría por un señor tablet, por un dispositivo con pantalla sin retroiluminar y con más potencia de cálculo que, aunque sacrificara parcialmente la autonomía, ofreciera a cambio una interactividad mucho mayor y en tiempo real. Por otra, he conectado este buen comienzo del kindle con etapas más avanzadas en la evolución de las herramientas digitales al servicio del trabajo con textos y el estudio. Lo bueno es que no hay que ponerse imaginar en plan Minority Report, sino que podemos probar las primeras versiones.


Libertexto es una extensión para Firefox destinada al estudio. Se trata de un proyecto concebido y liderado por mi amigo Rafael Ibáñez Molinero. Miguel Calvillo ha posteado una magnífica review del producto con lo que os remito a ella y a la página del proyecto para profundizar. La idea es sencilla pero tremenda: el trabajo con textos ha sido, desde siempre, glosar y subrayar, y lo que hace el producto es permitir una operación cómoda en un ordenador, tanto con documentos HTML como con PDF, permitiendo que nuestro trabajo con los textos quede bien organizado y exportando dicha organización un esquema en diagramación irradiante utilizando Freemind.

Si Libertexto se utilizara en un Señor Tablet con pantalla Mirasol, Pixel Qi o Liquavista, se trataría de un salto revolucionario con respecto a las herramientas hoy por hoy existentes. Aún si la pantalla fuera estándar, retroiluminada, tendría la ventaja de que permitiría un mejor aprovechamiento de los equipos ya adquiridos. Lo más importante, en cualquier caso, es que se trata de repensar los procesos que implica el trabajo con textos, y que se hace libres de ataduras con la literalidad del texto analógico.

Si pongo lado a lado el //texto enriquecido// (que no es sino el zombie disfrazado del multimedia de los 90), y libertexto o sus futuros descendientes, no hay color. Lo primero es un absurdo, una solución patética en busca de un problema inexistente. Lo segundo es el salto necesario, del que sólo me cabe dudar cuando se llevará a cabo de forma generalizada.

martes, febrero 15, 2011

Pixel Qi lo intenta de nuevo

Asi es. Alfonso Castelló me acaba de avisar de la buena nueva. Como no sé francés, me he ido al original. y ahí es cuando me deprimo al comprobar que, no sé si por prisas o por qué, Mary Lou Jepsen ha copiado en su blog el contenido textual de un comunicado de prensa. Lo que anuncian es un tablet de 7", fabricado por la conocidísima empresa ZTE technologies: el ZTE Light 2. Acostumbrados como ya estamos a las historias bizarras con los pobres pantallas 3Qi, al menos aquí nos ahorramos el espectáculo lamentable del estilo bollywood aplicado la comunicación corporativa de una empresa IT, porque se trata de un tablet de 7" con características interesantes ( sino actuales, si perfectamente aceptables), con una CPU snapdragon a 1Ghz y el resto de especificaciones propias de un dispositivo puntero hace nueve meses... con la excepción de la pantalla 3Qi.

Hace no muchos días os hablaba de lo que entiendo que es el límite actual de uso de los tabletos. Si bien no he cambiado básicamente de opinión, lo cierto es que una pantalla 3Qi le daría a un dispositivo de estas características unas utilidades de las que no dispongo con un portátil o netbook normal. Sobre todo, la posibilidad de utilizarlo al aire libre, y también una autonomía superior (a menos que la batería sea escasa, dato que no he logrado encontrar y voy con prisa). lo bueno que tendría, además, es que siendo la marca que es y teniendo las características que tiene (nada de flamantes procesadores de doble núcleo ni interfaz 3D como el carísimo XOOOM), se entiende que, aún con el incremento del precio que supondría el uso de la pantalla 3Qi, se debería mantener dentro de unos márgenes contenidos... si es que quieren llegar a vender algo.

Otra ventaja que veo respecto a Notion Ink es que ZTE es un fabricante consolidado. No se trata de su primer producto ni mucho menos, y de hecho su catálogo es bastante extenso. Para ellos, se trata de un salto natural desde sus productos de telefonía previos.

Tendremos que esperar a que alguien lo tenga en sus manos en el MWC de Barcelona y lo grabe en video. Espero que este post sirva de aviso para los amigos que están circulando entre los centenares de puestos de las empresas. En cualquier caso, mientras esperamos más información al respecto, creo que esta es una buena noticia para Pixel Qi. y no tanto por este tablet de 7" en si, sino porque las pantallas las va a fabricar Chunghwa Picture Tubes Ltd., que os sonará tan poco como a mí, pero que se trata del segundo fabricante del mundo de pantallas pequeñas y medianas LCD.

Hay que esperar a ver resultados de primera mano de los que prueben este ZTE Light 2, pero no es descartable que podamos adquirir, y aún por precio razonable, un Señor Tablet antes de 2012. Con todo, como esta historia está plagada de chascos y decepciones, es mejor ser prudente y esperar noticias más detalladas, incluyendo si el dispositivo acaba en nuestros mercados, su garantía, etc.

Edito: incluyó un video con la versión sin pantalla 3Qi. El rendimiento es razonable, como podéis ver:

domingo, febrero 13, 2011

La superación del índice analógico.

Hemos pasado unos años en los que acumulábamos frustración al comprobar cómo la primera y segunda generación de ereaders eran un calco digital del libro analógico. En vez de aprovechar su realidad de ordenadores enfocados en la lectura, se imitaba en lo posible al libro de papel. Entiendo que es por el conservadurismo de la industria, que llena de temor los corazones de los responsables al pagar por adelantado los plazos de un problema inexistente: el rechazo del público al ereader que se distancia del libro de papel.

Sé que muchos no estaréis de acuerdo conmigo en esto, pero creo que las interfaces táctiles en los ereaders responden antes al conservadurismo que al fashionamiento de los ereaders de esta generación (concretamente, los últimos sony ereaders). Me explico: uno de los puntos de venta más fuerte de los últimos sonys es que han logrado que sean táctiles prescindiendo de la capa de plástico reflectante de la generación anterior que destrozaba la experiencia sin remedio. Por comparación, dos de los elementos recurrentes de las presentaciones públicas (¿púbicas?) del iPad son la estantería en maderas diginobles (a la aldiko) y la fastuosa animación por la que se pasa de una página a otra, incluido un sonido de fondo vagamente erótico, algo así como "floaaashh". Pues bien, creo que la interfaz táctil del sony ereader busca conectar con el pase de páginas del libro de papel.

No sé, a veces pienso que es como si a los fabricantes de ereaders y, sobre todo, a los diseñadores de interfaz les diera vergüenza innovar respecto a las operaciones de lectura digital. A lo mejor no es consciente, y probablemente exagero, pero sigo acumulando frustración al pensar que no estamos sacando provecho adecuado de estos ordenadores nuestros con autonomía de tres semanas.

En este caso, uno de los primeros en romper la lanza ha sido Amazon, las cosas como son. ¿Un libro con teclado y un cursor? Entiendo que a más de un gafapasta (las mías son de montura metálica y cristal culón) le puede dar un jamar por el combo fatal de "teclado en un libro" + "interfaz no táctil". Los diseñadores de las sucesivas generaciones de Kindle han pensado, en mi opinión con mucha razón, que la tecla física ofrece algunas ventajas: no sólo es más barata y fiable, sino que encima permite el touchtyping, el escribir sin mirar tan imprescindible para quien escribe en serio. Gracias a ese teclado (y, como sabemos, al formato .mobi, que permite esa tecnología vanguardista del subrayado y anotado), no sólo se puede leer, sino anotar y extractar. Lo que hacemos día a día todos los profesionales que trabajan a saco con textos ajenos.

El teclado es una agresión a los ojos timoratos, les restriega en los belfos que lo que les amenaza no es un libro.

No, claro que no. El libro es el texto, desde hace algo antes de Gütenberg encadenado a papel encuadernado, y que de repente puede volar. El libro verdadero eran las resmas de papel manuscrito primero, mecanografiado después, y tecleado ahora por su autor. No por nada, y no sólo por escasez, es que los manuscritos originales son los tesoros de la cultura. Después, pasa a las manos del impresor, que lo multiplica mientras den los dineros y hace que llegue a más manos. Pero el libro que hemos leído toda nuestra vida (salvo nuestros propios manuscritos), es un vehículo, un trasunto, no El Libro. Si se supera esa barrera, si se deja de fetichear con el texto encuadernado y reproducido, podemos estar ante la nueva edad de oro de los Libros y textos de todo tipo.

Es de todos sabido que el ebook rompe con todas las escaseces que no sean artificiales y logren imponerse en contra del interés general. Lo que creo que no está tan claro es que es el usuario, y el diseñador que trabaja para contentarle, el que debe romper las sólidas cadenas de la costumbre adquirida y abrazar con alborozo las nuevas posibilidades.

Acabo de mencionar la ventaja del teclado, que amplié en la superioridad actual de Kindle como herramienta de estudio y trabajo. Ahora quiero extender una idea que me ha inspirado Alfredo Novoa al comentar en mi post anterior:
Sí que sería interesante que los ereaders respondiesen mucho más rápido y que se pudiese hojear un libro de forma mucho más rápida. Si además consiguen mejorar los colores pues pueden tener una oportunidad.
Desde luego que sería interesante reproducir esa operación tan útil en algunas ocasiones para hacernos una idea del texto, pero quedarnos en eso sería reproducir, una vez más, la interfaz del papel en vez de superarla.

No se me ocurre cómo hojear digitalmente un texto, pero hay otro elemento de un libro muy útil para hacerte una idea del libro y después navegar por él: el índice. Hasta ahora, si el ebook estaba maquetado correctamente te encuentras con una table of contents que está calcada de un libro de papel: una lista de secciones del texto. Bueno, no exactamente calcada, porque cada entrada del índice está vinculada a la sección correspondiente y es muy útil para navegar.

No propongo nada revolucionario, ni siquiera del todo innovador. Aprovechando las mejoras que estamos viendo en las pantallas e-ink respecto a la velocidad de respuesta, creo que un paso útil podría ser un índice plegable. Sí, ya sé que da un look "so 2000" que dirían los fashionados, pero creo que se trata de una posibilidad práctica a un problema real. Podéis ver una demo aquí

Creo que para índices de varios niveles de profundidad y/o muy extensos (como mi libro :( ), se agradecería un índice plegable y desplegable según se necesitara, que se pudiera invocar con un solo botón o sobo en la pantalla multisobable. De este modo, podríamos saltar de manera fluida entre el esquema del texto y el detalle del mismo, del árbol al bosque y de vuelta en un parpadeo. El libro como herramienta de trabajo ganaría bastante, me parece.

Entiendo que el debido estudio debería materializarse en posibilidades todavía más innovadoras que un menú en árbol como el que propongo. Pero la idea es la que cuenta. Como gritaban en la Crimson Assurance Company cuando se rebelaron
¡Levad anclas!

¡Dejad atrás deudas a las que nadie os obliga!

¡Sacad partido a los ebook! ¡Dadnos más, diseñadores! ¡Hacedles volar!

sábado, febrero 12, 2011

¿Quién dijo que e-ink había llegado a su límite?

Hace un par de semanas os hablé de lo precipitados que eran los rumores y "análisis" que apuntaban a que la tecnología e-ink había llegado al límite de su desarrollo. No tengo problemas en confesar que yo mismo participaba en cierta medida en ese pensamiento; no es que viera "muerto" a e-ink, porque trato lo posible de no ser un tolomato pero, a falta de noticias, creía que el límite de refresco de pantalla en este tipo de pantallas era mucho más estricto de lo que ha demostrado ser.

Pues si la gente de Freescale nos demostró que no se ha dicho aún la última palabra con las pantallas e-ink, anoche descubrí en el blog de Nate el grande una noticia que terminó de alegrarme el día: Bookeen demuestra video sobre una pantalla e-ink.
Para empezar, lo que indica es que los fabricantes de la serie cybook de libros electrónicos no están condenados al cierre como me había llegado a temer. Eso, ya de por sí, es una alegría, porque fueron unos pioneros que apostaron en esta tecnología cuando nadie más creía en ella. Ya sabéis que tengo debilidad por las pequeñas empresas y apuestan a lo grande o que, mejor aún, apuestan por hacer algo diferente en vez de ser pequeñitos dentro de los caminos trillados por los grandes. Encima, siempre ha sido serios, no como una empresa bollywoodense que todos conocemos. La única duda que me queda es que parecía que Bookeen había apostado por Sypix, por la alternativa a e-ink.

Para continuar, esta impresionante demostración sea llevado a cabo no con la siguiente generación de pantallas de tinta electrónica sino con Pearl, con la pantalla que equipa el Kindle 3, el Kindle 2 DX y las nuevas series ereader de Sony. Lo que demuestra esto es que si la controladora y la CPU que hay detrás de las pantallas son lo suficientemente potentes (pongamos, como las CPU de los teléfonos de última generación), el límite de velocidad de refresco se sobrepasa con facilidad. Video, nada menos. Lo que podemos comprobar en la imagen es que supera con mucho a los 8 fps (imágenes o frames por segundo) que habían alcanzado los de Freescale. Claro que, a cambio, tendría que subir un poco el coste y bajar algo la autonomía. Pongamos, a bote pronto, un 30% o así. Personalmente, no me dolería lo más mínimo renunciar a una de las tres semanas de autonomía que ofrece un ereader actual si dispongo de muchas más posibilidades de interacción, como un editor mínimamente decente y que responda con fluidez a mi uso del teclado.

Lo bueno de esta demostración es que es nos enseña que es posible, que no tenemos por qué estar condenados a largo plazo al uso del LCD. Lo malo, que es una demostración, que no es nada parecido a un producto comercial acabado. Para empezar, los desarrolladores tendrán que considerar si quieren seguir ofreciendo sólo dispositivos dedicados para la lectura de libros (para lo cual estas capacidades son completamente innecesarias) o si quieren hacer un nuevo tipo de producto que vaya más allá y que incorpore nuevas capacidades. Eso no es nada sencillo porque, como sabemos, el mercado de tecnologías personales es brutalmente conservador y no suele recibir bien de primeras todo lo que supere realmente las fórmulas nauseabundamente establecidas.

Imaginaos que bookeen u otro más grande sacarán al mercado un producto más caro que el precio base de los ereader actuales y que no dispusiera de color o que, todo lo más, dispusiera de los colores apagados de la versión a color de Pearl. Comparado con un tableto actual, sería muy poca cosa a los ojos de un consumidor consumista de tecnologías. Y tenemos además un límite bastante puñetero y para el que no he encontrado una solución clara: conforme aumenta el tamaño de la pantalla e-ink, disminuye el contraste y no sólo porque no se puede mantener la densidad de puntos por pantalla, o quizás por que la disminución de la densidad de puntos por pantalla (que ocurre exactamente igual en las pantallas LCD) afecta de manera decisiva al contraste.

Pero podemos darle la vuelta a la cuestión: imaginaos que a los actuales clientes  (usuarios finales o empresas) de ereaders se les ofrece un tipo de dispositivo que les permite llevar a cabo con eficacia otro tipo de tareas, desde la escritura (mi tesssssorooooo, digo mi máquina de escribir digital) hasta la gestión del correo electrónico, la consulta de documentación de cierto tamaño en web y con una mayor comodidad incluso de la que ya ofrece el navegador del Kindle 3, o en general todos los usos que pudiera ser llevados a cabo en una pantalla supletoria y que le ofrecieran al usuario un descanso visual muy importante. Digo esto porque, a tenor de los resultados, parece que de momento no podemos aspirar siquiera a disponer de un netbook de 10" con pantalla e-ink. Esto sería un reflejo práctico de la idea de pantallas auxiliares que llevó un tiempo defendiendo Dubitador, y creo que tendría un público.

No sólo estaríamos interesados, creo yo, los que leemos mucho y/o tendemos a cansarnos la vista cuando trabajamos mucho tiempo por una pantalla LCD. Estoy pensando en todas las personas que trabajan con volúmenes importantes de texto, para quienes un Señor Tablet, ereader con esteroides o como le queramos llamar supondría una diferencia esencial de cara al descanso visual. No sólo las personas que generamos informes, sino los millones de estudiantes de todo el mundo. Si la pantalla pudiera reaccionar de una forma adecuadamente fluida (como hemos visto en el video), me parecería sencillamente inmoral que los niños y jóvenes tuvieran que estudiar con un dispositivo basado en LCD, que les produce un cansancio visual mucho mayor que afectan no sólo a la salud de su visión sino también a los resultados del estudio: no se como todavía hay quien puede discutir que, a mayor cansancio visual, menos rendimiento.

martes, febrero 08, 2011

Me encanta cuando alguien se atreve a innovar

En estos tres últimos años, el grueso de la evolución de la informática portátil está protagonizada por muy pocos eventos aislados (aparición de los netbooks; internetificación de los smartphones, adiós Nokia, hola android; iPad y tablets), donde alguien innova y muchos fabricantes con solera repiten esa innovación hasta la nausea, con variaciones infinitesimales que venden como revolucionarias. Copiando a otros o a sí mismos, la industria parece que avanza hacia alguna parte.

Supongo que hasta tiene sentido. Después de los fiascos relativos de tablet PC y absoluto de UMPC, a muchos se les quitaron las ganas de experimentar y empezaron a copiar fórmulas de éxito. Sin embargo, de vez en cuando alguien destaca, se vuelve a atrever... y da la campanada, como Kyocera con su Echo.


Se trata de un teléfono Android con dos pantallas de 3'5", que se desdoblan en varias posiciones: plegado, "modo portátil" y desplegado. El modo portátil:

Y plegado

La bisagra parece excepcionalmente sólida, mucho más que la de los HTC, por ejemplo:

Lo que me fastidia es el empobrecimiento de la perspectiva de algunos de los blogs tecnológicos que antes hilaban más fino. En mi tozudez, insisto en culpabilizar al switchismo, a centrarse en productos Apple y no valorar lo que no encaje en los formatos físicos de la manzana. Por ejemplo, el bloguero se queja de que el Echo no tiene 4G ni cámara frontal.

Vale.

Fantástico.

Pero tienes un dispositivo de dimensiones muy reducidas que cabe en un bolsillo y que, desplegado, ofrece unas estupendas funcionalidades de tablet. A ver, repetimos: no hay que llevar encima móvil y tableto, porque este dispositivo parece dar buen resultado tanto como smartphone como tablet. Es muy recomendable tragarse este video entero y ver los ejemplos del cliente de correo con ventana de lectura separado, la galería con visor separada o google maps y google streetview a pantalla completa.


Hay aspectos que me gustan más que un tablet. No es sólo la transportabilidad, que sólo por eso ya merece la pena considerarlo, sino las posibilidades que ofrecen las dos pantallas independientes. En algunos casos, una pantalla extendida como en los escritorios con dos monitores; en otros, en cada pantalla se hace una tarea diferente, como en la nintendo DS. Por ejemplo, la posibilidad de sacar un teclado virtual a pantalla inferior completa y escribir en la pantalla superior me parece mucho mejor que sostener la tabla mosaica y escribir en recto, porque el ángulo de la pantalla donde estás escribiendo es más perpendicular a tu línea de visión. Sobre todo, porque se puede adaptar a más escenarios de uso.

No sé vosotros, pero entre los abotrillos 3D de honeycomb con tabletos y este teléfono-acordeón, a mí no me cabe duda: si pensamos en sacar utilidad a nuestro dispositivo y no en consumir tecnología, creo que no hay mucha competencia entre llevar encima uno o dos aparatos.

No me lo voy a pillar, porque Vodafone al final cumplió su compromiso contractual y en Noviembre renovamos los móviles de mi empresa en muy buenas condiciones. Con el desire y el Kindle 3 me sobra para cuando no tengo que currar, y si tengo que currar uso un ordenador de verdad. Pero confío en que este experimento se mantenga en la próxima generación, porque me atrae muchísimo más que una solución teléfono móvil + tableto.

Es cierto que tiene limitaciones: Android, como en tantos otros escenarios, no está preparado para una configuración de escritorio extendido / pantalla dual. Por eso kyocera ha tenido que adaptarlo, y por eso el dispositivo ha salido con Android 2.2 (que no está nada mal, es el que usamos muchísimos usuarios y es maduro; por comparación, Dell sigue sin actualizar su streak en todas partes, y su adaptación de Android no está tan justificada ni de lejos). El problema es que, de partida, sólo las aplicaciones básicas pueden aprovechar el modo dual-extendido: email, navegador, mapas, poco más. Para mí sería perfecto, porque es lo que más uso con diferencia en el smartphone.

Lo malo es que el público no suele premiar la innovación si no está envuelta en abundante márketing melífero y mágico. No puedo ser muy optimista al pensar en la supervivencia de este formato, a menos que Kyocera (que no es una start-up precisamente) apueste de verdad por la idea y soporte lo que va a ser un despegue lento. Todo sea que me equivoque, pero en el mundo de la magia y las pantallas retinales, esta heterodoxia del Echo tarda mucho en ser valorada. Y eso que el precio (199$ con permanencia) está realmente bien para ser un dispositivo tan radical, pero tendrán que ser pacientes... o invertir a lo bruto en magia. Es triste, pero es lo que hay.

En resumen: hace poco he comentado los límites que veo a los tabletos actuales. A la espera de un Señor Tablet con pantalla sin retroiluminar, no aportan una ventaja objetiva respecto a smartphones y portátiles. Mientras nos llega un Señor Tablet con pantalla Mirasol o Liquavista (pues la competición parece cada vez más a dos), Kyocera nos sorprende con algo mucho más justificable, algo que se puede llevar perfectamente por la calle y a lo que se puede sacar más utilidad que a un smartphone. Sólo por arriesgar, sólo por ser creativos, se merecen el éxito.

Y por último... ¿no os recuerda el invento al courier de microsoft?

No, no digo en absoluto que lo hayan copiado. Hay más precedentes de doble pantalla, y el Echo tiene un montón de soluciones originales. A lo que me refiero es a que Microsoft debería desprenderse de su reciente alergia a la innovación con los medios que fuera necesario y empezar a sacar al mercado algunas de las ideas tremendas que salen de su departamento de R&D. Eso, si quieren dejar de sembrar ellos y que sean otros quienes recojan los frutos.

domingo, febrero 06, 2011

Límites de uso actuales para los tabletos.

De un tiempo a esta parte, la blogosfera relacionada con, digamos, la computación en movilidad, está revolucionada por los tabletos. Recordemos que "tableto" es el término que escogí para subrayar la diferencia de capacidades entre los Tablet PC "de toda la vida" (que llevan un S.O. de escritorio), los ipod de bilbao / androids con hipertrofia de tiroides, y los Señores tablets, los dispositivos con pantalla no retroiluminada que aún no han aparecido en serio. A menos que aceptemos barco como animal acuático, o Adam como tablet bien rematado y maduro.

No tengo problema en reconocer que me equivoqué respecto a su éxito, y lo hice pensando en que la definición que más me gusta de los tabletos (no lo necesito, pero lo quiero) iba a encajar en menos usuarios. Al final ha funcionado como en tantas situaciones comparables de nuestra sociedad de consumo el terrible concepto de consumo conspicuo de Thorstein Veblen. Si no os queréis zampar la estupendísima Teoría de la clase ociosa, hoy casi tan actual como Mercaderes del Espacio, aquí os dejo tres resúmenes que os ahorran buscar Veblen + conspicua en google: 1, 2, 3. El segundo es el que más me ha gustado, pero tengo todavía algo de atorramiento hasta que la ebastina termine de compensar mis reacciones al polen de las hijaputáceas, digo de las arizónicas, con lo que después de todo puede que la recomendación no sea recomendable.

Sea como fuere, llevo un tiempo discutiendo con mis colegas el papel de la prensa generalista (especialmente de News Corp., pero no sólo) en la popularización tremenda de los iPads. Creo que es un factor nada desdeñable junto al consumo conspicuo porque, no sé a vosotros, pero a mí me ha venido gente con una relación con la tecnología semejante a la que tengo con las arizónicas a pedirme consejo sobre el cacharro ese, el ipad, que lo habían visto en la tele. Murdoch, que como sabéis es una persona muy mala y chunga, ha apostado firme por lo que parecía ser la tabla de salvación de la prensa, después de que la crisis de 2008 se fundiera parte del modelo de pago por publicidad y los ciudadanos sigamos tan ternes, sin pagar por los periódicos.

Sé de profesionales que le sacan partido al iPad como instrumento de trabajo, y D*s me libre de decir a nadie cómo hacer su trabajo: a los de otras profesiones, porque no tengo ni idea, y a los compañeros de profesión, porque sólo me faltaba facilitarles que me hagan la competencia. Pero vaya, estas personas que menciono son excepcionales (y lo saben ;) ), porque usan el iPad principalmente para consultar información. Y no nos engañemos, los cyberglamourosos tablets con Android 3.0 no van a ser diferentes en este sentido. Ya no es sólo que no disponen de métodos de input comparables a los de los SS.OO de escritorio (teclado, voz, lápiz, en orden de importancia), que por una vez tenía razón Ballmer en mostrarse displicente cuando, en una reunión, un tipo de otra empresa sacó su flamante iPad y se empezó a desgañitar con el teclado virtual tratando de mantener el ritmo de la reunión. No, el problema es doble:

  1. Flash no es un problema para escenarios profesionales. Todavía Flex tiene cierto recorrido para generar aplicaciones de productividad, pero a día de hoy es anecdótico.
  2. Las aplicaciones de productividad son completamente minoritarias tanto en la AppStore como en el Market de Android, y las que hay son chistes malos comparadas con las aplicaciones de escritorio. No es sólo que no haya herramientas de nicho, desde Autocad hasta las herramientas de análisis de cada curro, sino que las herramientas generalistas hacen que, por ejemplo, a su lado Abiword sea Word 2025. Ah, perdón, se me olvidaba: no son limitadas, son mágicas. 
  3. Los navegadores (safari magickal, navegador de Android, dolphin, opera mobile, firefox mobile... ¿me dejo alguno importante?) tienen el motor de Javascript capado. Durante unos días, tuve la esperanza de que Meego fuera por otro camino, pero Chippy de UMPCPortal y Carrypad me ha comentado que no. Todo es magia, como los inagotables polvillos que salen de algún lado de Campanilla cuando la agita Peter Pan: los tabletos son mágicos, y mágicas deben ser las versiones de aplicaciones web adaptadas a ellos. El problema es que relativamente poca gente se hace la pregunta de, "En 2011, ¿Para qué hace falta que se adapte una aplicación web? ¿No debería ser universal?". La única respuesta que me ha satisfecho me la ha dado un hacker que, aunque switcher, no deja de hilar fino: los SSOO móviles no están de momento tan optimizados como para que mantengan la magia, digo la fluidez en las animaciones, si les metes un navegador completo.
Esto no debería extrañar a nadie que haya seguido el nacimiento de este nuevo sector tecnológico y no haya caido en el autoengaño colectivo: el iPad y los demás tabletos, salvo cambios sustanciales, están focalizados al infotainment. No sólo por sus SS.OO, no sólo por la falta de aplicaciones de productividad y profesionales, o porque los navegadores no permiten una experiencia completa de navegación. Hay un factor empresarial, nada tecnológico, que es de igual o más importancia: no es cuestión de canibalizar las ventas de los equipos profesionales.

Muy diferente es que los tabletos se zampen parte de la cuota de mercado de esos netbook que Jobs despreció con su habitual displicencia jaleada. Para los fabricantes, los netbooks han sido un desarrollo desastroso, aunque parezca lo contrario: los márgenes de beneficios se han estrellado, y no pocos de los que los fabricaron lo hicieron para no quedar fuera de un mercado que, en su momento, era lo único que mantenía las ventas. Pero vaya, si sacamos un dispositivo que

  1. vale un 50% o incluso un 100% más que un netbook en PVP
  2. las más de las veces, el usuario se lo comprará además de su PC

El negocio es redondo para los fabricantes. Y no es nada malo ni censurable, claro; no, dentro de las coordenadas de este sistema capitalista nuestro que, para empezar, ha puesto PCs en las manos de tanta gente en el mundo.

Pero lo que sí es erróneo es confundirse. Sacar al tablet de su nicho de infotainment y tratar de usarlo en productividad para todo lo que no sea consulta de información. Si esto es poco probable en empresas serias, no ocurre lo mismo en el siempre maltratado sector de la educación. Y muchos usuarios se pueden comprar un iPad o un superduperandroid 3.0 por motivos erróneos, porque lo quieren, pero no saben por qué.

En mi caso, hace un mes me tentó el concepto Transformer de ASUS. Por las razones que expongo arriba, no le veo sentido ahora mismo. No es una decisión definitiva, pero lo cierto es que me he enfriado mucho respecto al uso de tabletos, excepción hecha de las presentaciones comerciales.

Y por si fuera poco, el Kindle 3 lleva un par de semanas sorprendiéndome positivamente, hasta el punto de que es mi primer ereader que me permite usarlo con éxito para tareas más allá de leer y anotar textos offline. De hecho, ahora mi escenario óptimo para movilidad infotainmenteada es un kindle 3 y mi smartphone, que es un HTC desire. Esto lo desarrollaré en otro post, si me lo permite Das Buch.

miércoles, febrero 02, 2011

Mi entorno de trabajo (II): mindmap compartido

La verdad es que el libro está siendo el proyecto más complejo en el que me he embarcado. Cuando parí mi ladrillo, digo mi tesis, algunas circunstancias eran diferentes:
  • Era la primera vez que me embarcaba en algo así. Sin experiencia previa, me tiré 7 añitos del señor para hacerla a trancas, barrancas, pasitos p'alante y pasitos p'atrás (incluyendo una desafortunadísima incursión en el campo de la teoría de sistemas complejos, tan bonita como poco integrable en una investigación basada en trabajo de campo).
  • Aunque parezca mentira, las 3 personas que se la han leido de cabo a rabo y yo sabemos que la estructura de mi ladrillo es mucho más lineal de lo que parece. Si le quitas el impuesto académico, a.k.a. la cita profusa (y eso que me cuidé de abusar de la cita, como lleva siendo la norma de 20 años a esta parte, y la bibliografía sólo tenía 10 páginas) y las tonteridas personales que se sueltan al principio de una tesis antropológica, quedan dos grandes bloques que se apoyan entre sí en cierta manera, dos investigaciones casi independientes para cubrir la realidad cultural contemporánea de la muerte y una prueba diacrónica de la evolución de la cultura funeraria urbana. Precisamente como el tema es tan monstruosamente amplio y me enfrentaba con el texto a puro huevo, creció hasta el arma ofensiva en la que se acabó convirtiendo. El esquema inicial creció sin parar, adaptándose a lo que iba encontrándome en el campo (cementerios, tanatorios, casas particulares... Internet; hay que decir, por cierto, que hubo quien me cuestionó en 2004 si era lícito hacer etnografía en Internet. Como soy buena persona, no mencionaré quien fue) y a las chispas que acababan saltando a base de enfrentarme a los datos.
La falta de experiencia y tema monstruoso generaron un ladrillo que, para hacerlo legible, tendrá que ser editado a conciencia y sometido a tijera sin piedad. En este caso tengo:
  • Plazos ajustados
  • Un tema casi tan tremendamente fértil como la muerte: la dimensión social y cultural de la brecha digital y un método de empoderamiento digital derivado del análisis de las dos anteriores.
  • La imperiosa necesidad de que el lector no sólo no muera en el intento de leer el libro, sino de que le motive leerlo, que se pique, que se ría en ocasiones y que, sobre todo, le saque utilidad. Una tesis, o una monografía, se escriben para nanopúblicos de docenas de compañeros de disciplina. Mi libro actual tiene vocación divulgativa que me esfuerzo en mantener.
Antes de este proyecto, hace ya algunos años, me di cuenta de que un esquema lineal es fácil que escape al control de su "dueño". Es sencillo: a poco que crezca, hay que leerlo recorriéndolo en vertical y mantenerlo en memoria a puro huevo, como decía. Un mapa irradiante crece desde su centro hacia todas las direcciones de la superficie disponible. Si en vez de usar lápiz y papel lo haces con software (por más que los puristas pongan el grito en el cielo por eso), tienes la ventaja de poder alterar el punto de vista con muchísima facilidad, plegando y desplegando ramas según convenga.

En mi trabajo anterior, empleaba MindManager. Ahora, sin embargo, me he pasado a Xmind, que no sólo es software libre sino que, además, permite concentrarte en un área del mapa de una forma extremadamente cómoda. Otra alternativa muy funcional es freemind, libre como su propio nombre indica.

Hoy en día, un software de mindmapping me resulta indispensable para diseñar proyectos, para gestionar su progreso y para generar el informe final. No sólo por organizar ideas, sino también por marcar con iconos o etiquetas de progreso, deadlines, comentarios, etc. Mis mapas son mis proyectos, crecen con ellos y se cristalizan en su forma definitiva cuando el proyecto acaba. Alguna vez tengo que animar el desarrollo de un proyecto para ilustrar su evolución.

Este libro lo estamos escribiendo dos autores, con los condicionantes mencionados líneas arriba. No es la típica colección de artículos disfrazada de libro colectivo, sino un texto unificado con un propósito principal. Para poder coordinarnos, no podíamos trabajar con un mindmap en local, sino que necesitábamos una herramienta para colaborar en tiempo real. El mapa que véis, de hecho, se extiende 3 niveles más hacia abajo, con todas las citas y anotaciones.

El servicio que estamos empleando es mind42.Es gratuito, aunque eso no es vital para nosotros. Lo escogimos por su sencillez y rapidez de manejo. Gracias a él, el mapa ha ido creciendo con las aportaciones de los dos, aunque hay que decir que es obligatorio mantener cierta disciplina: las ramas se pueden mover con tanta facilidad, que para no volver locos a quienes lo están utilizando es muy conveniente dejar una nota en la posición original de la rama, indicando a dónde la hemos cambiado y por qué. En nuestro caso los cambios eran menores, porque había mucho trabajo detrás. Pero precisamente porque había mucho trabajo detrás, el mapa estaba bastante en la cabeza y era fácil volverse loco si lo que buscabas en un momento dado no estaba donde se suponía.

Hay otras alternativas que permiten generar diagramas irradiantes de forma colaborativa y en tiempo real. Una muy buena es mindomo, que incorpora también cliente local (basado en flex) y con un precio contenido en la version premium (tiene versión gratix). Otra es mindmeister, similar y algo más cara.

En la próxima entrega os comentaré dónde estamos escribiendo. Mientras, os dejo con  una iniciativa que he descubierto mientras me documentaba y que me ha encantado: debategraph, un wikimapa para debates sobre políticas públicas. Muy recomendable, a mí me está esperando a que acabe el libro.
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