jueves, febrero 21, 2013

Lo que no voy a postear en tinta-e

Mi amigo Ricardo Villalba me ha reconvenido, con la mejor de las intenciones y el mejor de los tonos, que no he cubierto el papertab de Plastic Logic. Y no lo he cubierto por la sencilla razón de que prefiero dedicarme a nuevos productos que lleguen al mercado.

Que puedan acabar llegando a nuestras manos, vaya.

Somos una minoría fiel la que nos gustaría trabajar con tinta-e a diario. De hecho, Ricardo lo hace con su nook rooteado y convertido en máquina de escribir digital. Los proyectos en los que estoy metido últimamente están en etapas en las que no dedico mucho tiempo a la redacción, por lo que mi propia máquina de escribir digital sólo me sirve para parte de las tareas y, por premura, me centro en trabajar con un PC.

Estoy deseando que llegue el verano. Somos mamíferos africanos, y nuestro ambiente natural es el calor. Quiero andar descalzo por mi casa, que haya muchas más horas de luz y, sobre todo, currar a gusto en un parque, en mi huerto o en cualquier otro sitio cómodo. En esos momentos, sacaré mi nook con teclado a pasear, porque lo que es cierto es que, cuando intento ponerme a currar en la calle, se me acaban quedando frías las posaderas.

Con todo, lo que me fastidia es que nadie se haya decidido a crear un ebook de mayor formato (las famosas 9.8 pulgadas), con USB otg y al que se le pueda conectar un teclado. Es bastante absurdo, porque la tecnología está ahí desde hace años.

O no lo es. Todo el mercado de tecnologías personales ha apostado por los tablets como la siguiente "big thing", inundando de ofertas y formatos la atención del consumidor. El ereader basado en tinta-e ha queda como un appliance,  un dispositivo dedicado y cerrado con el que sólo se puede leer o, en algunos casos, navegar de forma muy limitada. La última generación de pantallas fabricada por eInk (sobre todo, las últimas controladoras Epson) permiten una tasa de refresco mucho mayor, pero el riesgo es percibido como excesivo. Por más que la diferencia de coste sería marginal (sólo hay que añadir funcionalidad OTG a la entrada microUSB, y quizás una batería algo mayor para compensar el consumo de energía del teclado), quedan cada vez menos fabricantes que se arriesguen en lo más mínimo.

De seguir así las cosas, con el Kindle como rey indiscutible de los ereader, con B&N en problemas y con casi todos los fabricantes de ereaders sin tienda de ebooks en retirada, los únicos dispositivos con pantalla tinta-e van a ser los dispositivos completamente cerrados, sólo útiles para leer. Y no es poca cosa, oiga: sigo leyendo en mi kindle a plena satisfacción.

Por otra parte, las noticias sobre el fin de los ereaders las han propagado periodistas digitalmente analfabetos. No entienden nuestro mercado... lo que curiosamente coincide con una falta de comprensión por parte de los propios fabricantes. Y me explico

Una vez que salió la pantalla Pearl con el kindle 3, no ha habido saltos revolucionarios. Esa pantalla es suficientemente buena, por más que la hayan mejorado con el paperwhite. Como será, que la Gran Mejora del paperwhite no es su incremento de resolución, sino la retroiluminación para leer en la cama. Con tablets y smartphones que siguen evolucionando a un ritmo frenético, a muchos consumidores les duele el bolsillo a la hora de renovar su ereader si todavía funciona.

Las pantallas de tinta-e de sustrato plástico podrían haber animado al cambio, porque aportaría algo más interesante que la luz al consumidor: un dispositivo muy resistente y difícil de romper en el trasiego diario. En ausencia de esa mejora, lo que la mayoría de dueños de ereader quiere hacer con sus dispositivos es leer, y ya lo hacen. No sabría a ciencia cierta en qué punto estamos de la curva de adopción, pero probablemente se haya alcanzado ya a más de la mitad del público objetivo de los ereaders en los países desarrollados, y el público en la mayoría de los países en desarrollo opta por tablets que ofrecen más utilidades.

Diría que los fabricantes entienden el mercado así, y de ahí la falta de novedades. Lo que no entiendo es por qué la competencia de Amazon no ha apostado por diferenciarse del Kindle ofreciendo ereaders activos. En román palatino, la llevan cruda. Considero imposible que remonten la actual situación, porque Amazon ha hecho bien los deberes y no hay plataforma que compita con ellos en algo parecido a una situación de igualdad.

Sin embargo, si ofrecieran un ereader que tuviera wifi (la mayoría lo tienen) Y un editor sencillo (como jota editor, por ejemplo), además de medios para conectar un teclado (USB OTG es mucho más barato y amable con la batería que bluetooth, pero muchas personas derivan su miedo a las serpientes en aversión a los cables), ofrecerían una alternativa interesante. Algo que sirve para algo más que para leer. Para escribir, actividad que se lleva a cabo muchas veces al tiempo que se lee, para responder el correo y para otras tareas que no exijan una multitarea compleja o interacción intensiva con el software.

Un público natural para este dispositivo es evidente, y lo hemos comentado muchas veces: estudiantes, investigadores y todos los que trabajamos todo el rato con textos. Parte de este público no es precisamente amigo de la tecnología y/o se deja arrastrar por la moda como todo hijo de vecino, y como resultado han caido en brazos de una solución subóptima: los tabletos. Para leer muchas horas, para que la vista se canse menos, no hay nada parecido a la tinta-e. Si pudieran escribir además de leer, no necesitarían estar con un ereader al lado de un tablet, o de un portátil. Un sólo dispositivo ligero y un teclado decente es todo lo que necesitarían para trabajar, y si pueden desarrollar todas sus actividades, ofrecería la ventaja extra de no poder hacer nada más y ayudaría a enfocarse en el estudio.

Para el periodista y algunos trabajadores de campo también me parece atractivo. Y para el escritor y el guionista, por supuesto. Si se puede escribir y mandar lo escrito por Internet, en muchas ocasiones sería suficiente para desempeñar bien el trabajo, y de nuevo evitaríamos las distracciones.

No soy muy optimista. Estoy convencido de que lo que expongo es viable, pero en vez de eso creo que los fabricantes van a languidecer, a ver cómo sus ventas descienden en medio del tsunami tableto.

Ojalá me equivoque. Ojalá que haya alguien con visión y convencimiento para ofrecer un producto así. Ojalá que alguien piense no en el "consumidor medio", que de todas maneras no está interesado en la lectura intensiva, y apueste por cubrir las necesidades de nichos como los que comento arriba. De ellos, y de todos los que tenemos problemas de vista solucionables con la tinta-e

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