Hace ya unos días tenía lugar una interesante discusión en todoUMPC. Cito una intervención del forero Quique, porque me parece un estupendo arranque para tratar este tema:
¿qué significa una "PC"? ¿qué significa Personal Computer? no hay que olvidar que, en esencia, iniciaron un revolución democratizadora. Humanos comunes en su garaje pueden fabricarlas y personalizarlas. Humanos comunes en sus casas pueden programarlas o personalizar el software. Humanos comunes pueden hacer trabajos profesionales en forma auto-suficiente, sin necesidad de buscar una costosa imprenta. Humanos comunes puede generar su propio contenido.
Siguen habiendo PC en la medida que este espíritu de poderosa libertad y autosuficiencia se mantenga.
Obviamente, estos mismos humanos pueden obtener las computadoras armadas, obtener los programas armados, tercerizar una actividad o servicio y/o consumir el contenido generado por terceros. Pero seguirá siendo PC en la medida que esa poderosa y democratizadora capacidad de auto-satisfacción se mantenga.
Obviamente, estamos hablando de capacidades teóricas donde el hombre común tiene el poder de hacer las cosas por sí mismo.
Si algo tiene el mundo "post-PC" es que cada vez más orientado al consumo. Consumir las computadoras descartables. Consumir el software desarrollado por terceros. Consumir servicios prestados por terceros. Consumir contenido desarrollado por tercero. Ni siquiera hay espacio para personalizar nada. Falta que digan que puedes elegir el color que quieras, siempre y cuando sea negro (con el iPhone 4 alcanzaron este ideal).
Efectivamente, la revolución del PC conectado a internet es la democratización completamente imprevista y maravillosa de la informática y sus efectos sociales. No es sólo que la competencia entre muchos fabricantes ha permitido ajustar los precios escalas impensables incluso hace sólo cinco años, sino que el propio concepto modular del Ordenador Personal se ajusta eficientemente a las necesidades y bolsillos más variados y, lo que es mejor aún, posibilita que se extienda el conocimiento necesario para su adaptación a todos los niveles, desde el montaje del hardware a la instalación y mantenimiento del software. Y aunque se nos olvide constantemente, sólo gozan de esta revolución los habitantes del primer mundo con un grado aceptable de inclusión digital (el famoso "lado bueno de la brecha digital"), mientras que sigue fuera de ella la mayoría de la humanidad.
El mejor representante del PC es el PC mismo, en estado puro: El ordenador de sobremesa. Salvo la última generación "todo en uno" de ordenadores integrados en el monitor, hace ya bastantes años que las cajas pueden ser ampliadas según nuestras necesidades, y en la práctica totalidad de los casos va a seguir resultando más barato cambiar un componente defectuoso o estropeado que comprar un ordenador nuevo. Mi PC doméstico tiene 5 años, funciona 7/24 o casi y en todo este tiempo lo más destacable es que su disco primario ha empezado a dar fallos, por lo que lo he sustituido por otro disco de 50 euros.
No ocurre lo mismo con los portátiles, dado que que influye mucho en su diseño el objetivo de que la reparación del ordenador o su ampliación con componentes de terceros sea difícil y, en muchas ocasiones, menos rentable que comprar un ordenador nuevo. Con todo, el portátil conservar parte de las ventajas del PC generalista: Hay una competencia muy fuerte entre los fabricantes, que permite un ajuste constante de los precios en las gamas básicas de portátiles, y la mayoría de los portátiles admiten la instalación de distintos sistemas operativos y el sabor compatible con los mismos (desgraciadamente no todos, incluido el HP Envy con el que trabajo más a menudo últimamente, aunque compenso eso trabajando con crunchbang dentro de virtualbox).
En cualquier caso, un PC completo, del tipo que sea, ofrece a su usuario un poder inconcebible antes de su existencia: desde el acceso completo a Internet, pasando un conjunto de herramientas de cálculo y diseño de potencia desconcertante, hasta llegar al humilde invisible editor y procesador de textos que ha facilitado la generación de conocimiento a una escala igualmente imprevisible. El problema de todo esto es que, precisamente, ya se da por supuesto y superado. En nuestro mundo desarrollado, rico y consumista, un PC es un aparato que ha perdido todo su brillo y toda su conexión con el estatus. Por supuesto, las posibilidades que ofrece siguen estando fuera del alcance de la mayoría de humanidad, pero eso no quita para que un caradura hable de la era P-PC y haya quien le tome en serio.
Un solo ejemplo: Según androlib, el market de Android tiene 190.078 aplicaciones a día de hoy. Según un sitio de nombre particularmente cómico y risible (macgasm), el 19 de octubre pasado había 334,639 apps para iPhone. La última versión estable de debian tiene 29.050 paquetes. Ahora pensemos en lo que se puede hacer con una máquina con SO portátil y lo que se puede hacer en cualquier ordenador con debian.
Conectado a Internet, un PC puede acceder a toda la biblioteca debian e instalar sus programas (la mayoría de ellos correrán en máquinas realmente modestas o antiguas). Lo que es mejor, el usuario sólo necesitará voluntad y perseverancia, porque ese mismo acceso a Internet le proporcionará toda la documentación que necesite para aprender a manejar cualquiera de las herramientas que Debian pone a su disposición con licencia (y espíritu) libre.
Frente a esas posibilidades y recursos, el mundo P-PC ofrece...
- Dispositivos de usar y tirar, generalmente no reparables y con una fecha de caducidad muy inferior a la de un PC. Ya sea porque el ritmo de evolución de Android deja atrás a los dispositivos en cuestión de meses (aunque esto lo compensa parcialmente la comunidad de desarrolladores con sus ROMs cocinadas), ya sea porque los productos de la marca de la manzana salen al mercado con una obsolescencia que no es sólo programada si no además flagrante y explícita.
- Por supuesto, el software libre es minoritario y problemático en otra plataforma y herético dulcinista en la otra. Adivinad a cuál me refiero en cada caso.
- Dispositivos cuya interfaz está orientada al consumo antes que a la creación de contenidos, y desde luego no está orientada a la creación de nuevas herramientas.
- Dispositivos con posibilidades y funcionalidades muy reducidas comparadas con las que ofrece un PC, ya estemos hablando de un navegador convencional comparado con un navegador móvil, ya estemos hablando del resto de la biblioteca de software disponible.
- Dispositivos que, con cada iteración, recortan libertades aparentemente indiscutibles a sus propietarios. Si bien iPhone marcó un preocupante hito al impedir la instalación de software que no pasara por sus canales autorizados, estoy convencido de que no hemos visto lo último a este respecto.
Una comparación sintética entre el PC y el "postPC" sería control como recompensa al esfuerzo vs. inmediatez y pérdida de libertad. Otra, compartir vs. consumir: las aplicaciones "tradicionales" (no sólo el software libre) se comparten, ya sea literalmente, ya sea gracias al conocimiento de su uso que se difunde desinteresadamente. Las apps son productos cerrados e inmediatos, sobre los que casi no merece la pena discutir ni documentar dadas sus limitaciones.
Un segundo aspecto del mundo P-PC lo lanza Ctitanic en este otro hilo, ya centrado en la era P-PC: la Nube. El PC nace desconectado, y aún cuando lleva tiempo integrado en la gran InterNet, se conserva en buena medida un elemento fundamental de su primera etapa: el almacenamiento de los datos de forma local. Frente a este paradigma, que hasta ahora ha funcionado satisfactoriamente, se ofrece la Nube como respuesta a dos problemas: seguridad de que, pase lo que pase, no vas a perder tus datos (ese pico de sobretensión que, en un momento, que deja sin las fotos de tus últimos cinco años porque siempre dejabas para el día siguiente hacer un backup), y mejoras en los procesos colaborativos (en vez de compartir un documento local por email, todos trabajamos en un documento que colgamos en una aplicación en la Nube).
Yo utilizo servicios de la Nube a diario (principalmente google apps, aunque no sólo). Ya sólo utilizo un cliente de correo electrónico local (thunderbird) debido a la integración de GPG y, también, por si se da el caso cada vez más improbable de que esté sin conexión a Internet y necesite acceder a mi correo. Hay momentos en el que el trabajo con productos de ofimática online ahorra una cantidad significativa de tiempos y malos entendidos; de hecho, el libro que acabamos de terminar lo hemos hecho íntegramente sobre una plataforma colaborativa.
El problema reside en que, al igual que los dispositivos P-PC, los servicios más populares del Nube de implican perder en mayor o menor medida el control, en este caso sobre tus datos. Por más que siempre tengas a tu disposición la posibilidad de descargarte tus datos en local, las ventajas que ofrece trabajar en la Nube generan cierta pereza a la hora de mantener un backup local. Eso, a menos que cuentes con un Don como el mío, la paranoia informática, a la que sólo aplaco con backups redundantes como si se tratase de sacrificios a algunas deidad oscura de mi interior.
El dispositivo P-PC es una elección que resultará perjudicial si sustituye al PC. A poco que nos paremos a pensar, es evidente que se pierde mucho más de lo que se gana si se sustituye un PC por un tableto. El caso de la Nube es más complejo, dado que es positiva con tal de que tengamos conciencia de nivel de control que estamos cediendo. Por ejemplo, no veo problema en generar y mantener un documento online para colaborar y discutir, sobre todo si sacamos partido a las nuevas funciones de discusión de Google Docs que, hay que reconocerlo, se lo han currado. Sin embargo, no me resultaría admisible mantener exclusivamente en la Nube documentos de carácter sensible o crítico. Afortunadamente, disponemos de alternativas libres para una parte de las necesidades que pudiéramos tener de trabajar en la Nube. Como postearé en pocos días (o eso espero) hemos escrito la totalidad del libro utilizando dokuwiki, un motor Wiki de licencia libre que tenemos instalado en distintos servidores. Por más que en algunos aspectos sea algo menos amable que Google Docs, tiene una cantidad de funcionalidades muy superior debido a la número de plugins que ha acumulado. Lo que es más importante, ha estado bajo nuestro completo y exclusivo control desde el principio hasta el final. Cada día, o casi, hacia un backup de sus contenidos; ese backup lo almacenaba en local y aprovechaba el estupendo dokuwiki on a stick para que la copia local no sólo salvaguardara los datos sino que nos permitiera trabajar en caso de emergencia sin conexión al servidor, lo que sucedió un par de días.
En conclusión: como dirían los de Siniestro total, "ante todo, mucha calma". Estoy convencido de que lo peor que podemos hacer es prestar atención a los embaucadores que, por defecto, van a tener unos intereses discordantes con los nuestros: desde sacarnos el dinero de forma desmedida, a conseguir adquirir el control sobre lo que es nuestro por derecho: nuestros dispositivo, que utilizaremos según creamos conveniente y hasta donde llegue nuestros conocimientos. El dispositivo P-PC, por lo tanto, sólo debería complementar al PC, nunca sustituirlo. El peligro del P-PC es que logre que olvidemos que un día los PC eran nuestros, hacíamos con ellos lo que nos daba la gana y podíamos aprender a hacerlo. La Nube es aún más exigente, en tanto que su utilidad es mayor y, precisamente por ello, puede hacer que resulte más sencillo que nos olvidemos que invita a otra pérdida de control, sobre todo cuando disponemos de alternativas que nos permiten gozar de sus beneficios sin pagar ese coste.