Como sabéis, estoy dándole a la manivela, y lo que me queda. Estos días en casa, porque los enanos tienen vacaciones. En casa no tengo impresora, porque no la necesitamos en absoluto. De hecho, la impresora la uso sólo para la entrega de resultados finales y alguna excepción muy espaciada, por lo que se podría decir que cumplimos razonablemente bien con eso que se lleva mentando tantos años de la oficina sin papel.
Hacia tiempo que no me zampaba la redacción de un texto tan largo y tan complejo. Desde Espacios urbanos e inmigración, concretamente. Si para los borradores de informes menos extensos me he limitado a leerlos en un kindle y pasar las notas a manopla por premura, el primer borrador del texto que tengo en el horno se ha zampado 176 anotaciones y subrayados. Era completamente inviable pasarlos a mano, con el kindle al lado del portátil.
Me puse a investigar, y me quedó claro que la función experimental de Calibre para importar notas es una caspa. Te importa a texto plano el archivo con las notas (.mbp), sin contexto alguno, con lo que su utilidad es muy limitada. Mientras daba unas cuantas vueltas por las internets, y probaba esotéricos scripts en Perl (todo script en Perl es esotérico, lo uno va con lo otro), lancé la pregunta a www.lectoreselectronicos.com: (Cómo) Utilizar las anotaciones de kindle con calibre u otro software
Yo había probado a importar desde mobipocket el libro descargado con calibre, pero salía sin los comentarios. RFOG me indicó que copiara los dos archivos del documento (.mobi, el del documento; .mbp, el de las anotaciones) en el directorio de mobipocket (..\Mis Documentos\ebooks, normalmente). Así de sencillo.
La maravilla. La explosión. La revolución. Otra hipérbole que os impacte.
No digo que sea perfecto, pero toda la competencia con sus .epub no permiten algo así. Observad:
Esta es una captura de mi borrador tal y como se lee en el Kindle. Sería desolador abrir cada nota con el cursor y pasarla a manopla al texto. Tampoco ayudaría ir a la página de anotaciones, porque desde ella habría que volver una y otra vez al texto original para encajar la nota con su contexto y comprobar si lo que anoté tenía sentido o era una idiotez, que todo puede ser.
Por si alguno no lo habéis empleado, mobipocket reader es un cliente gratuito, no libre, para organizar libros con .mobi. Lo crearon los inventores del formato antes de que lo comprara Amazon y, por supuesto, mucho antes que Calibre. Con todo lo que hay que reconocer a Calibre y a lo que ha aportado, para el trabajo con .mobipocket no es tan bueno ni completo como el producto original.
Había pasado mi texto al Kindle DX (sí, ése que me compré justo antes de que saliera el Kindle DX 2), convirtiendo desde RTF a Calibre. Había producido el RTF copiando y pegando desde dokuwiki (el wiki que empleo para sostener todo el proyecto). Con la solución de RFOG en la mano, los resultados fueron espectaculares:
El salto ha sido decisivo. Mejora no sólo el trabajo que hacía con el ereader, sino que es hasta más eficiente que repasar un borrador en papel. Y no, no exagero.
Cuando subrayas y anotas un borrador impreso, te queda después la bonita tarea de ir folio por folio buscando las anotaciones y ejecutándolas en el documento del ordenador: borrar esto, corregir aquello, simplificar, mandar a la papelera un epígrafe entero que no te va a caber, etc. Es todo menos rápido y ligero. Con Kindle y mobipocket, no tengo que salir del ordenador. Puedo buscar cada anotación con un sólo clic en la barra de anotaciones, y copiar y pegar directamente las anotaciones que se precisen en el texto original.
En fin, que doy palmas con las orejas.
Lo que no es nuevo, pero me sigue maravillando, es la diferencia entre trabajar con un ereader y con un dispositivo de propósito general. No sé vosotros, pero yo tengo que hacer esfuerzos disciplinarios para no consultar mi email o el lector RSS o el twitter cada poco rato. Lo buenísimo de un ereader, de cualquier ereader, es que no te permite hacer nada más. No puedes distraerte si lo estás utilizando. Por más que sus navegadores hayan mejorado, siguen sin ser tan inmediatos como los de un dispositivo con pantalla LCD.
El ereader es el amigo de quien se tiene que currar la corrección de un documento, no quiere imprimir (no ya sólo por ecología: llevar un par de cientos de folios de acá para allá no es lo más cómodo del mundo) y quiere aprovechar las ventajas que acabo de mencionar en el proceso de corrección de textos. No he mencionado siquiera la posibilidad de corregir en pantalla de ordenador por innecesario: el cansancio visual de las pantallas LCD hace de la corrección, de ese trabajo de hormiguita, una tarea aún menos placentera de lo habitual y más sujeta a fallos y despistes.
Lo jorobado del caso es que, hasta que los señores de idpf tengan a bien sacar la siguiente versión de ePub, no hay alternativa a Kindle que permita una forma de trabajo como la que he descrito en este post. No es que Kindle sea un producto maravilloso, insisto, pero me sigue resultando sorprendente que la competencia no se haya puesto manos a la obra para solucionar el problema de las anotaciones y subrayados, eso que se hace cuando no se lee sólo sino que se trabaja con un texto. Y que se dejen de gilipolleces de una vez: la multitouchicidad es fashion y cool, pero cuando estudiaba no mojaba mi finger en tinta y subrayaba o anotaba. No, la operación de anotación exige ante todo precisión y rapidez, y el joystick anticuado de los kindle hace muy bien esa tarea. A ver si espabila la competencia y le atan un peso al testículo o pecho de cada responsable de idpf, porque el abandono del estudiante, estudioso o profesional del texto es aberrante.
Y si todo es tan bonito, ¿Cómo es que Kindle acumula una colección de fracasos importante en sus test de introducción a la universidad?
Pues no estoy seguro, no tengo pruebas, pero sí una hipótesis: Kindle es un medio para un fin, que es el de vender libros. Originalmente era tal cual, estando los libros encerrados en la red Whispernet. Ahora puedes leer ebooks con kindle no sólo en el dispositivo, sino en PC, iphone o Android. Pero la intención es la misma: chapar de oro de 24k cada uno de los bidets del chalé de Jeff Bezos, y eso se logra vendiendo ebooks.
Kindle, el aparato, es tan barato porque Amazon lo subvenciona. Quiere que haya el máximo posible de dispositivos para que haya más usuarios comprando libros. No por nada nos regalan la conexión 3G a Internet.
Desde esa perspectiva, el uso del Kindle como herramienta para el estudio tiene sentido sí y solo sí se venden ebooks de formación. No ha sido mi caso: he empleado software de terceros para pasar mi documento, luego he trabajado con él y finalmente he vuelto a emplear software de terceros. Amazon no sacaría ni un dólar por esta operación, con lo que no tendría ningún sentido que publicitaran cómo emplear su dispositivo con documentos propios.
La duda mayor que tengo es por qué no han apostado más por un flujo de trabajo semejante al que comento para los ebooks universitarios. Es un área de negocio muy interesante, sobre todo si se la hace más atractiva por medio de descuentos, abonos por curso y otros modelos de oferta que facilitaran al estudiante la compra de ebooks. No olvidemos que el estudiante tiene que trabajar con una serie de títulos por año, y que en EE.UU. la compra de libros es un gasto menor comparado con el gasto de matrícula, que hay que asumir con préstamos o al menos como inversión.
En conclusión: Amazon sembraron el terreno con el Kindle para el trabajo con textos. Incluyeron teclado y cursor, una interfaz hermosamente sencilla y un formato de ebook apropiado. Pero ni siquiera mi hipótesis me explica completamente por qué toda esta inversión no ha dado frutos. Sobre todo, porque si ofrecieran unas herramientas adecuadas para el trabajo con textos propios como las que he mencionado, tal y como están las cosas arrasarían el mercado por completo. En fin, ellos sabrán por qué no aprovechan la brutal ventaja de que toda la competencia haya adoptado un formato incompleto.
Por supuesto, gracias por la solución, Rafa. Y para el que no la conozca, www.lectoreselectronicos.com es una comunidad pequeña pero realmente productiva y con un ambiente positivo y colaborativo como he visto pocas. Si queréis aprender de ebooks en español, es uno de los mejores espacios.