Leo a Moisés Cabello un buen resumen del cisco que se ha organizado a tres (y presumiblemente, más bandas) entre Amazon, Apple y McMillan. Cito su resumen:
El bueno: Apple llega en su iCaballo blanco a salvar al mundo editorial de la tiranía de Amazon.
El feo: Macmillan quiere poner precios de hasta quince dólares para sus ebooks. Se censura por excesivo, pero no por la libertad de poner los precios que estime oportunos. Como se prevee competencia de Apple a Amazon, intenta negociar con Amazon sus nuevos precios.
El malo: Amazon quiere los ebooks a no más de diez dólares, entre otras cosas para hacer de su Kindle un producto más atractivo, y hasta ahora ha usado un sistema de subvenciones para conseguirlo. Macmillan (un enorme grupo editorial) no quiere ese límite de precio para sus ebooks. Resultado: Amazon retira de su portal (la más grande y popular librería online del mundo) los libros de Macmillan de un plumazo.
El malo, en definitiva, parece ser Amazon, porque aprovecha su posición dominante para tratar de imponer precios que hagan su plataforma más competitiva. A día de hoy la situación no parece tan clara, pero hacen falta más datos
En diversas ocasiones he comentado mis reservas hacia la situación de monopolio de Amazon. Partiendo de esa base, analicemos la situación:
- Un editor tiene los derechos de publicación electrónica de una obra.
- Dicho editor tiene que pagar un 30% de los ingresos brutos de cada ebook vendido a Amazon.
- Pero obvia los gastos de cada etapa de distribución. Estos gastos, como sabemos, son la parte del león del precio de un p-book
- Si acepta los precios que desea Amazon (a día de hoy, no los impone, como vemos en el ejemplo), la diferencia de precio entre la versión p y la versión e de la obra puede ser considerable.
- El editor no quiere competir contra su core business, por lo que exige una subida de precios. Es evidente, al lector le va resultar menos chocante la comparación entre 20$ y 15$, que la que llevaría a cabo entre 20$ y 9.95$. Tiene dos opciones:
- Puede querer adaptarse a la nueva situación, pero necesita tiempo. Si es agresivo en el precio de los ebooks, éstos se pueden comer las ventas de los pbooks. En menor medida es también un problema compartido por Amazon: podría bajar de esa cifra mágica, pero amenazaría no el core de sus socios editoriales, sino su propio negocio inicial (todavía core) de distribución de pbooks a partir de una plataforma de Internet.
- Puede querer luchar contra la tendencia hacia los ebooks. Eso es sólo imaginable (que no necesariamente posible, ojo), si es uno de los pocos realmente grandes en el mundo editorial. Y su única arma es el precio: si la diferencia es poca, muchos todavía preferirán el papel. Claro que, conforme el parque de ereaders aumente, este esfuerzo será cada vez más vano
- En éstas que llega Amazon como trasto élfico (@juanjoc) o icaballoblanco (moisés cabello). De alguna manera, su marketing blitzkrieg ha logrado que editores de revistas vean al ipad como el mesías que les salvará de la Internet, y los editores de libros como su arma contra la tiranía amazónica. Ya he reseñado a quienes ven en esto el arquetipo de pasar de la sartén al fuego, pero además me temo que es una jugada condenada al fracaso: me parece que pocos de los usuarios de iPad se tragarán más de un libro en su pantalla.
- Y ahora vemos clara la opción salvadora: que la diferencia de precios entre ebooks y pbooks no sea tan pronunciada. Algo que les vendrá estupendo a los editores (tanto por no amenazar a sus pbooks como por el extra que se levantarán con cada ebook), pero que no nos viene precisamente bien a los ciudadanos.
Tal y como lo veo, no hay buenos en esta película: Amazon aprovecha su actual posición dominante para querer controlar la evolución de precios de los ebooks. Algunos editores quieren defenderse de los ebooks subiendo su precio para que no cante tanto comparado con los pbooks. Y Apple les quiere ayudar.
La competencia, mientras no degenere en trust, nos viene bien a los ciudadanos. Por otra parte, empeora el problema de los compartimentos estancos: sólo se podrán leer los libros preparados para un formato y para un DRM determinado (¿O hay todavía ilusos que creen que Apple va a sacar libros sin DRM?). Más allá de precios, el verdadero problema es que se aleja la posibilidad de comprar un ebook a quien te apetezca y leerlo con el aparato que más rabia te dé.