Ahora mismo estoy de camino a Lleida. Esta tarde voy a dar una conferencia que os comentaré en breve. El caso es que estoy sentado al lado de una turista japonesa.
Sin ser tio Matt el viajero, he viajado lo mío. Siempre viene bien el consejo de un aborigen, tanto si es para echar un vistazo a un sitio poco conocido como si es para prevenirte de algo que no va a ser bien recibido. Y tanto en Madrid como en Barna, al descuidero se le ponen los ojos brillantes cuando ve a una turista japonesa a su rollo. Demasiados factores positivos para él.
Es un tema que me cabrea, porque he sido vecino muchos años de la Puerta del Sol y lo he visto muchísimas veces: el tirón, el descuido del bolso. Mejor dicho, he visto sus efectos las más de las veces. Sin ningún deseo de presumir, alguna vez he frustrado el intento a base de voces. En cualquier caso, en mi papel de aborigen pensé que era bueno avisar, incluso aunque lo supiera.
Lo intenté en inglés, avisándole de los petty robbers. No way, su inglés es más limitado que el mío y no me entendía. Entonces me di cuenta de que estaba con el portátil abierto y conectado a Internet, y abrí Google Translator.
Pulsad si queréis verlo más grande.
Ella fue la primera sorprendida. Me lo agradeció, y ahí quedó la cosa.
Lo que me importa de la anécdota es lo bien que ilustra las posibilidades bestiales que ya ofrece internet en la calle, y lo que aún nos queda por ver. Lo podría haber hecho con el teléfono igual, pero tenía el portátil abierto. Para el turismo, el problema es el puñetero roaming, pero terminará por abaratarse, sobre todo cuando madure la implantación de WIMAX/4G.
En cualquier caso, ha sido una experiencia sorprendente cuando he pensado en ello. Cuando yo viajaba más, antes de ser padre, algo así habría resultado imposible. No suelo viajar con diccionario, por la pura vagancia de tirar de inglés y buscar a alguien que hable un inglés comprensible para mí. Si a mi compañera de banco le ha venido bien (¡Espero!), esto me habría venido bien un buen montón de veces.
E insisto, tengo la firme creencia de que no es nada. No es nada, porque de casualidad he tenido abierto el portátil en un momento adecuado. Pero con el ritmo que tiene el desarrollo de los smartphones actuales, en muy pocos años podremos hacer esto en cualquier momento, con la mejora de usar la voz sintética para que el teléfono hable en alemán por nosotros.
Y no lo olvidemos, algunos (Google incluido) están invirtiendo mucho dinero en mejorar la traducción y el dictado y síntesis de voz.
Buena mañana.