miércoles, noviembre 23, 2011

El primer señor tablet con mirasol que casi nadie entiende

La presión mediática de los tabletos, que si ahora el iPad, que si ahora el Kindle fire, debe ser demasiado fuerte de soportar para muchos de los que escriben sobre tecnología. Si no, no se entiende la sarta de estupideces que estoy leyendo estos días sobre el primer Señor Tablet basado en una pantalla mirasol: que si por ese precio de 300$ te puedes comprar un kindle fire y un kindle normal, que si el tamaño, que si el lucero del alba.

Y ojo, que tampoco digo que me vaya a comprar uno de inmediato. Digo, simplemente, que no lo entienden.
Anmaso y Ana González me avisaron hace unos días de esta tremenda novedad: la cadena de librerías Kyobo saca su Kyobo reader basado en Mirasol. Hay que empezar recordando que el CEO de Qualcomm se fundió lo que iba a ser el primer ereader basado en mirasol, a salir este año, porque no estaba del todo satisfecho con los resultados. Esto puede tener muchas lecturas, y la mía es que el tipo quería una pantalla que pudieran comprar uno de los grandes fabricantes con la seguridad de dar la campanada y dejar a la competencia muy atrás. Ese no fue el caso, y podría ser que las pantallas fabricadas hayan acabado en manos coreanas para minimizar las pérdidas provocadas por la inversión. O también podría ser que estamos ante una versión intermedia entre la descartada y la versión final que veamos el año que viene, y que sea la primera prueba de concepto con un procesador decente (un snapdragon a 1Ghz de hace un año) y Android.

Sea como fuere, es muy probable que en el próximo CES de enero en las vegas veamos dispositivos como éste, posiblemente antecedentes del desembarco que Qualcomm planea para meses después. Mientras tanto, lo que más me ha interesado del dispositivo es el uso principal con el que lo presentan: para niños. Para esos pequeños coreanos que tienen que estudiar como bestias, dada la altísima competitividad de Corea casi desde la cuna, o sin el casi.

El KR va a ser un dispositivo orientado hacia el estudio: color, interactividad... y descanso visual. No se puede decir todavía que la experiencia para la vista sea la misma que la de la tinta electrónica, pero cuanto menos se vende indirectamente (y yo me lo creo, oiga) como un adelanto sobre el actual estado de cosas, en el que se pretende que los niños estudien con pantallas retroiluminadas y se tuesten la vista a modo.

Por eso digo que muchos de los comentaristas no lo han entendido en absoluto. ¿Caro? ¿Han oído hablar de la curva de adopción? ¿Batería insuficiente, comparada con un ereader basado en tinta-e?

Tengo la impresión de que clamo en el desierto pero, si me callo, exploto: un señor tablet es como denomino a un dispositivo que combina las ventajas del LCD (fluidez, velocidad de refresco, color) con las de la tinta-e (autonomía, descanso visual), sin más inconvenientes temporales que el precio inicial, que no va a ser barato. No se trata de un tableto, basado en tecnologías de 20 años, ni un ereader, fabuloso para leer pero para nada más, o casi. No, se trata de una auténtica revolución, de una respuesta a necesidades reales mucho más óptima que las preexistentes.

Tal y como están las cosas, creo que la mejor solución para los estudiantes, sobre todo si son niños, es un ereader. Antes que la interacción está su descanso visual, y os recuerdo que estudiar es ante todo leer, hora tras hora, amén de hacer esquemas y ejercicios. Pero vaya, si además de ese descanso visual el estudiante puede llevar a cabo más operaciones, mejor que mejor. Mejor, sobre todo, si se puede configurar el dispositivo para que se centre en las operaciones de estudio y dificulte, o al menos obstaculice, volar con webs o con apps fuera del estudio.

Evidentemente, 300$ no son una broma excepto para muy pocos. Pero cómo será la presión mediática, que 150$ más parecen menos cuando se comprueba lo poco que se cuestiona el uso del iPad para el estudio. El precio, una vez más, se nos demuestra como un elemento intersubjetivo, un símbolo con el que se expresan los valores culturales asociados al producto.

El Kyobo Reader, al final, es para mí una llamada a la reflexión antes que nada. Las reacciones que ha despertado demuestran que la presión mediática y social hacia algunos tabletos influyen de manera muy considerable y negativa en la percepción del sector entero de las tecnologías personales y en las decisiones de compra e implementación. Pertenece a la misma categoría que la compra de iPads para los nuevos congresistas que acaban de ser elegidos, y demuestra como la moda está provocando percepciones y decisiones subóptimas a diestro y siniestro.

lunes, noviembre 21, 2011

Mirasol: entre el escepticismo y la expectativa

Por poco escribo excéptico justo antes de expectativa, pero esa primera x maligna ha cometido un error fatal y ha sonreido antes de tiempo. Supr mediante, se ha ido al limbo de las erratas nonatas.

A lo que voy. Vía e-ink-info he dado con una nota de prensa de pc-world: veremos pantallas mirasol en 2012.


Aquí tenéis un listado de las noticias sobre mirasol de los últimos dos años y medio. Por ejemplo, hace 13 meses me hacía eco de que las pantallas Mirasol ya están en producción, con lo que parece evidente que han tenido que dedicarse todo este año a cazar mariposas monarca y polillas gigantes de Java para fabricar las pantallas. Y me siento satisfecho porque dí en el clavo hace casi un año (y eso que mi historial predictivo es un poco pobre). Véase
Ayer leí en Contenidos Digitales que Samsung construirá una planta en Taiwan de pantallas mirasol. En sí mismo es una noticia excelente, porque 1.000 millones de dólares aseguran que las pantallas mirasol van a llegar al consumidor sí o sí, moviendo a distintos modelos de Señor Tablet con sustanciales ventajas respecto a las pantallas LCD existentes.
Si la noticia es buena, incorpora el matiz de que si se va a construir la fábrica es porque todavía no se ha construido. Si es que uno, cuando se pone a deducir...
Claro, estamos hablando de un plazo de al menos 18 meses antes de que salgan pantallas mirasol de esas fábricas en cantidades apreciables. Al menos, seguro, de 12 meses. Eso nos estaría hablando también de que tenemos tabletos vulgaris para rato, que primero hay que aligerar el stock de dispositivos existentes antes de dar el salto a las pantallas sin retroiluminar.
Mola. Después de épicos fracasos como mis predicciones sobre el iPad, por fin tengo la oportunidad de tirarme el pisto e ir de gurú predictivo por la vida porque, las cosas como son, la he clavao. Mi esposa diría que "Sí, la has clavado", pero la batalla cultural sigue abierta en mi casa, luchando por las mentes y las almas de nuestros hijos entre su español neutro y considerablemente perfecto y mi español dialectal, de j gargarosas y laismo rampante.

Para los que el invento os pille de nuevas (alguno de los que me seguís desde época reciente), aquí tenéis una bonita explicación. Lamentablemente no puedo embeber el video porque alguna mente brillante en Qualcomm ha decidido no hacerlo, así que toca contarlo. La modulación interferométrica funciona de una manera muy elegante, con una película plástica separada unos micrones de un espejito reflectante.
Separada significa "encendida", y la luz externa se refleja en el espejo con el color azul, verde o rojo dependiente de la distancia (y, por lo tanto, de la longitud de onda). Mi acierto en la previsión me ha dado la suficiente valentía como para arriesgarme que esta explicación me haga merecedor de collejas por parte de un físico, porque "apagado" es el resultado de juntar ambas placas y que la célula no refleje ninguna longitud de onda visible.



La ventaja decisiva de las pantallas mirasol es que el encendido o apagado de cada célula es tan rápido que permite video. Por lo demás, al funcionar con luz ambiental, te evitas el gasto de electricidad de la lámpara de pantallas como la que estás usando para leer esto. Eso se va a traducir en mayor autonomía para el mismo peso, a cambio de unos colores levemente irisados.

A su vez, comparado con la e-ink, las pantallas mirasol son mucho más rápidas y permiten todo lo que permite una LCD. Bookeen ha demostrado con su video sobre e-ink que a las pantallas electroforéticas les queda margen para el crecimiento, pero más les vale aplicarlo si en 2013, pasado el momento de los early adopters, quieren competir con las pantallas mirasol. Porque, en teoría al menos, la pantalla mirasol no va a gastar energía si no cambia la imagen de la pantalla.

No es por nada, pero tengo más confianza cuando el CEO de Qualcomm dice que van a salir dispositivos con pantallas Mirasol que cuando ML Jepsen dice que este, sí, este año es el que un fabricante muy conocido va a sacar productos con pantallas Pixel-Qi. Qualcomm, como podéis ver en este post, no es una empresa sin cadena de montaje o fabless, sino una empresa capitalizada en miles de millones de $, muy importante en sus ámbitos adicionales y, al parecer, con la suficiente fe en las pantallas mirasol como para invertir lo necesario para alcanzar un volumen de producción que las haga populares.

Pero es la misma historia una y otra vez. Creer (y esperar) las pantallas retroiluminadas es como ser del aleti. Algunos llevamos 3 años esperando un producto con pantalla Pixel-Qi, Mirasol o Liquavista. Si recorréis un poco tinta-e con ayuda del buscador, buscando "retroiluminado site:tinta-e.blogspot.com" o "pixel-qi site:tinta-e.blogspot.com", podréis haceros una idea del tiempo que llevo hablando de esto. Espero que su salida al mercado sea más rápida que el avance de mi presbicia, porque cada vez voy a ir necesitando una pantalla más grande y me joderíafastidiaría no poder disfrutarlas en el parque.

¿Fecha? Quemando el crédito que me acabo de ganar por la previsión acertada, diría que o Junio de 2012, o bien Noviembre/Navidades. Entre medias va a estar el lanzamiento de Windows 8 y los tablet PC y tabletos ARM propulsados por el próximo Windows, y a menos que saquen un tableto con Windows 8 Y pantalla mirasol, imagino que los fabricantes esperaran a que el impacto de 8 se aminore para que no les arrebate protagonismo. Y sinceramente, no creo que salga nada que no sea Android, por una sencilla razón: las primeras pantallas van a ser caras de narices, con lo que tendrán que ahorrar en todo lo demás para no cometer la cagada tantas veces vista de sacar un producto a precio prohibitivo y que sólo lo compren los más entusiastas.

Eso sí, a largo plazo diría que el futuro de algunos equipos industriales está en manos de este tipo de pantallas, sin duda alguna. Si resultan completamente usables bajo el sol la ventaja va a ser realmente importante.

domingo, noviembre 20, 2011

Es necesario recordar la diferencia entre WYSIWYG y WYSIWYM

Corren los felices años 90. La década anterior, la del final de la movida madrileña, el apoteosis del Metal y del jaco, ha marcado la entrada del ordenador personal en algunas empresas y domicilios. ¿Y cómo logró entrar el ordenador en las empresas? Pues gracias a tres utilidades principales: el procesador de textos (WordStar y Wordperfect, en aquellos años), la hoja de cálculo (Lotus 1-2-3) y la base de datos (dBase III y clipper. ¿Os acordáis, carrozas?). Los dos últimos eran innovaciones netas, mientras que el primero ofrecía unas ventajas tremendas que hoy damos por supuesto: editar, borrar y modificar un texto de forma ilimitada, y almacenarlo en un medio que permite recuperarlo posteriormente.


Aún con estas revolucionarias ventajas, el procesador de textos no pudo sustituir a la máquina de escribir durante los años 80. Hubo un período de transición en el que las ventajas de los primero procesadores de textos eran suficientes para algunos usuarios, pero otros no acababan de sentirse cómodos con interfaces como la de arriba. El abandono de la máquina de escribir por el procesador de textos se debió, entre otros, a dos factores:
  1. El procesador de textos se integró dentro de una Suite Ofimática. La integración de interfaz y de datos entre sus componentes permitía que la curva de aprendizaje se combinara y fuera más sencillo aprender el uso de los productos, dado que los atajos de teclado, la posición de los menús, y la propia interfaz a base de menú principal + menú contextual + atajos era común. Y sí, aunque no os lo creáis, en algún momento tuvisteis que aprender a utilizar Office. Y también, Spain is different: nuestros atajos de teclado son los únicos en todo occidente que se saltan las convenciones (control+a, control+i, control+b...)
  2. La metáfora visual WYSIWYG alcanzó su primera madurez. What You See Is What You Get, lo que ves (en pantalla) es lo que obtienes (en papel). Esto es sólo parcialmente cierto, porque la impresión en papel no siempre queda exactamente igual a como aparece en pantalla, pero es suficientemente cierto: el último obstáculo para los usuarios recalcitrantes de la máquina de escribir desaparecía, al ver en sus pantallas "lo mismo" que veían cuando daban a Archivo, Imprimir.

El problema de WYSIWYG no fue inmediato de ver. Todo lo contrario, fue un avance decisivo, y no estoy siendo irónico. Fue decisivo por lo que aportó a que los PCs entraran en empresas y domicilios, antes de la penetración de Internet y el navegador. El problema es obvio ahora, entrado el siglo XXI: WYSIWYG nos sigue atando a la forma de trabajar con las máquinas de escribir. Sí, a esos aparatos que ya no se fabrican en ninguna parte del mundo, que no permitían editar, borrar y almacenar los textos.

Lo más curioso e irónico es que la respuesta a este problema nació el mismo año del lanzamiento de Office 95. En ese año, Matthias Ettrich a sus tiernos 23 añitos lanza la primera versión de LyX, lo que sería la base para lanzar KDE y Qt para Linux un año después. En el caso improbable de que el eloi-gurú leyera este párrafo, es evidente que me volvería a tachar de friki, porque mentar a KDE o LyX (o siquiera Linux) te contamina y te hace merecedor de esa etiqueta.

A lo que voy, LyX fue el primer procesador de documentos que evitó por completo la metáfora WYSIWYG, rompió sus cadenas digitales con la máquina de escribir y ofreció una respuesta lógica al problema de representar visualmente un texto mientras lo estás produciendo y editando.

La primera impresión que produce LyX cuando lo empiezas a usar (lo que es altísimamente recomendable) es de limpieza: la interfaz es muy espartana, aparentemente con pocos elementos de trabajo. Al empezar a trabajar con él es cuando surgen las sorpresas: si pulsas más de una vez seguida a Intro o la barra espaciadora no sucede nada, no es obvio cómo cambiar las fuentes...

No es un bug, sino una feature: se trata de que rompas con el uso de la máquina de escribir y te concentres en la creación del texto. No es la primera vez que lo digo, pero lo cierto es que WYSIWYG trajo un efecto espantoso para la creatividad y el uso del tiempo de muchos de los usuarios de este tipo de procesadores de texto, Word incluido - fomentan dos tipos de operaciones que colisionan sin remedio, las del escritor y las del tipógrafo. A la vez que estás creando tu texto, existe la tentación constante de llevar a cabo distintas operaciones tipográficas, y tanto es así que el procesamiento de texto se lleva a cabo de forma completamente manual, a menos que se conozca mínimamente bien el producto: los títulos de sección, por ejemplo, se generan aumentando el tamaño de la fuente en vez de emplear estilos.

LyX le da la vuelta al concepto. Por una parte, privilegia por completo la redacción sobre la preparación del documento, porque después de definir inicialmente qué tipo de documento se pretende crear (un artículo, un informe, un libro) y se toman algunas decisiones sobre su formato, la interfaz de LyX te permite concentrarte en escribir, al no ser inmediatas las operaciones tipográficas y al resaltar, por lo aisladas que están de la interfaz principal, la forma en la que colisionan con la escritura.

Por otra parte, el elemento al que se da más valor después del texto "puro" es su estructura: su organización en partes, capítulos, secciones, subsecciones, subsubsecciones y párrafos. No sólo importa lo que se dice, sino cómo se organiza lo que se dice. De esta manera, se fuerza al autor a pensar en una organización de las ideas que ayude a su transmisión eficaz, a que el futuro lector no se pierda (o se pierda menos) y le sea más sencillo usar el documento como herramienta.

Esto se puede hacer en Word, OpenOffice o LibreOffice (o abiword, pongamos). Pero su tentadora metáfora WYSIWYG provoca que muchas veces la forma, el continente del texto, nos distraiga del contenido y de su estructura. De cara tanto a la productividad como a su resultado final, un procesador de documentos basado en WYSIWYG es decisivamente superior comparado con los productos que siguen encadenados metafóricamente a la máquina de escribir.

Lo triste del caso es que WYSIWYM ya no puede alcanzar el éxito. Estos productos estaban centrados en romper con la metáfora de la máquina de escribir para producir mejores y más hermosos textos destinados al papel o a PDF, que viene a ser lo mismo. Pero esta segunda década del siglo XXI es un tiempo en el que el papel está tomando el camino de la máquina de escribir, lo que es una buena cosa. Aún si se descubre a LyX y sus bondades, producir textos en papel no es ni remotamente tan importante como antes.

Pero es triste hasta cierto punto, porque sus lecciones principales permanecen. Yo manejo LyX con mucha menos frecuencia que antes. De hecho, lo manejo en los momentos previos a un entregable o al informe final o equivalente: para producir de forma rápida el resultado final que va a llegar a manos del cliente en papel y en PDF. Antes de esto, las más de las veces he trabajado en editores más simples: sobre todo VIM, pero también Jota en Android, o editando directamente en dokuwiki, que es el producto que empleo para documentar mis proyectos.

Decía que las lecciones principales de LyX y WYSIWYM permanecen. Para mí han sido dos: por una parte, la importancia de escribir a partir de la estructura. En muchas ocasiones defino una estructura esquelética, sin poblar con texto, y desarrollo a partir de ahí. En todos los casos, escribo con el flujo de las ideas convenientemente atado a la estructura, pensando todo el tiempo en que sea inmediato y cómodo de seguir. Por otra, después de sufrir como un perro en mi punto álgido de uso de procesadores WYSIWYG que fue mi tesis doctoral (defendida en 2004), la inmensa cantidad de tiempo que perdí innecesariamente en su redacción me llevaron a un convencimiento que he mantenido hasta hoy: si se quiere ser productivo al escribir, hay que trabajar con la herramienta más limpia que te puedas permitir. Un editor de texto plano, si se puede. Aquí dokuwiki colabora dado que los elementos tipográficos y estructurales se introducen mediante sencillas convenciones de texto, tales como **negrita** y ====subsección====. En cualquier caso, eliminar todo lo que te pueda distraer y que no sea esencial para el trabajo.

En cualquier caso, no se puede ser optimista: los productos WYSIWYG han alcanzado tal implantación durante tantos años que han generado fortísimas inercias de uso y es complicado que ni siquiera una minoría de usuarios vaya más allá de ellos. Tanto es así, que la innovación más reciente, los procesadores de texto online, continúan con esta metáfora. En este sentido, la evolución de Google Docs me resultó deprimente, porque su renovación se concentró en buena medida en la intensificación del uso de la metáfora WYSIWYG, conectando el uso de un editor online con el de la máquina de escribir, que ya hemos abandonado hace 20 años.

sábado, noviembre 19, 2011

Magia y empoderamiento de los medios digitales

@libros y bitios (José Antonio Millán) acaba de publicar un post contundente sobre la evolución de los medios digitales hacia la magia: como por arte de magia. Me ha gustado especialmente su cadena causal: las grandes empresas de IT del momento están volcadas en enseñarnos qué es lo que queremos en realidad, por medio de la hechicería. De una hechicería basada en ocultar el cómo de un medio digital y embellecer su qué, como nos contaba Neil Stephenson en En el principio era la línea de comandos.

Me ha encantado compartir con José Antonio el interés creciente por esa obra que, si ya en su momento era una lectura importante, no nos podíamos ni imaginar que iba a ser incluso más relevante y apropiada en la segunda década del siglo XXI. Claro, ni en sus sueños más locos Stephenson podría haber imaginado en serio que un medio digital Disneyficado (usando sus propios términos) adquiriría una fuerte cualidad de status en todo el primer mundo.

Stephenson explicaba su mundo de 1999 dividido entre los morlock y los eloi, como en La máquina del tiempo de H.G. Wells. Si lo recordáis (y si no, leedlo en el enlace), el mundo del futuro estaba poblado por bellos elois y feos morlocks subterráneos, que entendían cómo funcionaba la maquinaria que permitía tener a los elois los artículos de consumo. A cambio, periódicamente se los zampaban, lo que personalmente encuentro justo. Pues bien, casi en 2012 el mundo está dividido entre:
  1. elois prendados por la magia digital que les rodea: desde interfaces a base de sortilegios táctiles hasta djinns (en realidad, Yinns, me cabrea que en español usemos transliteraciones francesas, como dj, o inglesas, como kh) buscadores que saben lo que queremos buscar antes que nosotros o apps cuidadosamente tejidas a base de polvo de hada.
  2. morlocks que tienen acceso a Internet. Algunos producen los tecnojuguetes para los elois. Otros siguen alimentando a la Cornucopia del software libre, tan ilimitada como siempre pero con un defecto decisivo: no es mágica.

Hay una diferencia decisiva: los morlocks no se comen a los elois, sino que los elois llaman a los morlocks frikis. Hace muy poco viví una anécdota muy expresiva a este respecto.

Reunión. Entre otros asuntos, se habla de la continuidad de una revista. Uno de los reunidos es un eloi que, inopinadamente, aspira a ser reconocido como gurú tecnológico. Su principal habilidad es estar al día de la moda digital de cada momento y demostrarlo de continuo con tecnocháchara que apabulla (o al menos, impresiona convenientemente) a los otros elois. Como es inevitable, toma notas de la reunión con un iPad puesto sobre sus muslos. Sólo otro de los reunidos y yo intercambiamos miradas al verle escribir en el ipad como los dos dedos índices.

Un LOL incómodo flota en el ambiente. El otro morlock sabe, como yo, que si gritamos Naked emperor! no nos van a entender, con independencia de si hablan inglés o no. En los momentos más épicos de la tecnocháchara, nuestro lenguaje corporal nos traiciona: pequeños tics en la ceja, estremecimientos lumbares, ojiplatización tan breve como intensa. Uno podemos leer un bocadillo de pensamiento encima de la cabeza del otro: "pero qué santos cojones tiene el gurú".

Y así va pasando la reunión. Llegamos al momento en el que se habla de la revista y de lo que le cuesta al responsable (que no es el eloi-gurú) preparar los originales que envían los autores. En word. Y trabaja con word. Cuando oigo que un sólo artículo le ha llevado horas, me rebelo por pura obligación y le comento que se tardaría mucho menos tiempo si se maqueta empleando LyX, y a la vez el resultado sería mucho más vistoso o, en palabras del Creador, hermoso. Desde el primer momento soy consciente de que he pulsado el botón de browncalling, pero creo que me lo puedo permitir y que esta acción va a mejorar mi posición en la rueda del karma.

No contaba con que el eloi-gurú se iba a sentir desplazado y reaccionaría. Efectivamente, trata de desarrollar una discusión técnica sobre la diferencia entre preparar una revista con word y con LaTeX. Ese día estoy particularmente tranquilo y me resisto eficazmente a enzarzarme y a mostrarle al eloi-gurú que carece de competencia para hablar del tema. El otro morlock me mira, inquieto, deseando lanzarse a la refriega, pero por sus propios motivos también se contiene. Luego me entero que estuvo involucrado en la generación de la aplicación de división de palabras para LaTeX en español, lo que además de impresionarme sobremanera nos llevó a una larga conversación sobre la intrahistoria de LaTeX en español que hizo que mereciera la pena todo el absurdo diálogo con el eloi-gurú.

Otro eloi, al cargo de la reunión y de las cosas en general, paso al siguiente tema. Los dos morlocks intercambiábamos alguna referencia más a LaTeX, cuando el eloi-gurú lanzó el equivalente a la orina feromónica en otros mamíferos con un último comentario dirigido a otro eloi: "si es que son unos frikis". Si me hubiera pillado más joven habría sacado a pasear una serie de items rápidos que le habrían enervado (y a mí también), pero junto con la presbicia y la memoria de pez, la cuarentena me ha traído una calma que por poco no es oriental. Y ahí se quedó la cosa.

Pensadlo: es cool y fashionista usar un símbolo de status tecnológico. Por más que sus tripas sean completamente opacas, delante de terceros se demuestra que está al cabo de las cosas, y su polvo de hada realza con eficacia la tecnocháchara. Sin embargo, cuando se excava desde esa superficie faérica y se llega a las profundidades, se pasa sin solución de continuidad de la coolidad a la mancha, a la mácula, a la pérdida de status: eres un friki, alguien que por poco no es un descastado. Alguien, en todo caso, inferior, porque lo que no podía adivinar Stephenson es que el conocimiento de la tecnología acabaría por manchar, por ser inconveniente para la imagen personal en ciertos ambientes, más cuanto más status salga a relucir.

El cuadro que pinto tiene que ser brusco y en blanco y negro, porque el formato blog no permite el desarrollo de los argumentos (y vuestra paciencia tampoco, imagino). Termino: aún brusco, creo que mi cuadro es correcto. No sólo el conocimiento morlock mancha, sino que lo único que es visible y relevante para amplios sectores de nuestra sociedad es la magia digital. La disneyficación de la que hablaba Stephenson cuando lo más mejor era Windows 98 es hoy en día una realidad total, una experiencia que aparta al usuario del conocimiento morlock que, ante todo, no es mágico.

Pero el conocimiento morlock es más que mundano: es liberador. Gracias a Internet, gracias al esfuerzo de millones de personas que invierten su tiempo para que un tutorial o un video nos permitan aprender cómo funciona cada pieza de tecnología imaginable, tenemos a nuestro alcance la posibilidad de que el inmenso arsenal tecnológico nos sirva. Que nos sirva a nuestras necesidades individuales, y que nos ayude como ciudadanos en sociedad. Si entendemos cómo funcionan nuestros medios digitales, sabremos qué podemos esperar de ellos, y si conocemos estas posibilidades, tenemos la opción de ponerlas en prácticas y hacer de este mundo un lugar un poco mejor.

Se mire como se mire, la magia digital no permite hacer esto. Por chispeante que sea, no deja de ser una ilusión. Con magia jamás cambiaremos el mundo, porque el mundo sólo se mueve al son del conocimiento. El conocimiento de las tecnologías digitales y sus posibilidades pueden ser decisivos de cara al empoderamiento de las sociedades, permitiendo a los ciudadanos tomar las riendas de sus asuntos civiles y adquiriendo horizontalidades inimaginables para los que hoy están arriba, limpios de toda mancha tecnológica.

Hoy es más urgente y necesario que nunca leer En el principio era la línea de comandos. Y releerlo, y darlo a conocer a nuestros amigos y familiares. Y discutirlo también, porque es un medio magnífico para ayudarnos a visualizar que la magia y el polvo de hada de la moda digital de nuestros días nos está apartando del conocimiento liberador.

Edito: no sabía que @jamillan no está bajo el control de José Antonio Millán. Su usuario en twitter es @librosybitios. Ahí queda

jueves, noviembre 17, 2011

Recuperando la idea del DRM de fuente abierta

La noticia del lanzamiento de b de books me ha hecho recuperar lo que para mí es un problema complejo: el uso del DRM con los ebooks. b de books apuesta por prescindir del DRM, pero yo tengo mis reservas respecto a la viabilidad comercial de los ebooks sin protección. Por otra parte, las implementaciones actuales de DRM te atan a la empresa que lo proporciona, y generan una incertidumbre innegable para el futuro. Ana González hizo un comentario muy oportuno al respecto, nacido de la (dolorosa) experiencia:
Exactamente. El problema es que dependes de la buena voluntad de Amazon para que tus libros los puedas seguir leyendo en cualquier plataforma.Cuando yo empecé a comprar e-books todavía no había salido el formato epub y Amazon no había comprado Mobipocket, con lo cual los libros me los vendían en formato .mobi. Un tiempo después Amazon lo compró, y los libros para los que no tenemos kindle empezaron a venderse en formato epub, con un drm incompatible con el de Mobipocket (que no es el mismo DRM que Amazon). La mayoría de mis libros los compraba en Fictionwise... que fue comprada por Barnes&Noble y cuando las principales editoriales americanas se plantaron ante las librerías (y Amazon) para imponer sus condiciones de venta, B&N aprovechó para cargarse Fictionwise y no implementaron el cambio exigido por las editoriales, con lo cual los libros comprados en Fictionwise de esas editoriales no los puedo recuperar (y en breve también los de otras editoriales, que Fictionwise la están dejando morir lentamente) Si no me hubiera molestado en quitar el DRM a mis libros para poder leerlos en la plataforma y formato que me de la gana estaría frita.Por eso no me gusta Amazon, al menos con el formato epub tengo posibilidades de leer mis libros con el resto de lectores (al margen de que de paso los despioje).
Hace 2 años y medio se me ocurrió una posibilidad que apuntaba al punto medio virtuoso: si el autor así lo desea, el libro está protegido de la copia indiscriminada, pero la protección no encadena a una editorial  o proveedor. Copio el esquema:

Una alternativa adicional a la que estoy dando vueltas es a un esquema DRM abierto y estándar.

¿Abierto?¿Estándar?
Para empezar, estándar: hasta ahora, todos los esquemas DRM son propietarios de una empresa y no han hecho lo más mínimo por compartirlo con terceros, más allá de licenciarlo como tecnología cerrada. El problema de esto es que ata a comprador y a licenciador al creador de la tecnología DRM. Si dicho creador desaparece, o si unilateralmente cambia algo, se corre el riesgo de que el ebook se convierta en ilegible. Más aún, el propietario del esquema DRM suele imponer condiciones sobre el dispositivo en el que puede leerse un ebook protegido. Esto es otro obstáculo para leer el ebook y un riesgo adicional de que dejemos de poder leerlo.
Abierto: el sentido común diría que un DRM está más protegido siendo secreto. Así se pone una barrera adicional para el cracker que trata de romperlo. Sin embargo, los años que llevamos de Internet como una red mundial popular han demostrado que el reto de romper una protección es un magnífico imán para aglutinar una mente colectiva que, a base de aportaciones individuales, logra verdaderas hazañas de ingeniería inversa y termina rompiendo el esquema. El viejo esquema de protección de PDF lleva roto años, el DRM de mobipocket también, y en principio diría que otro tanto puede pasar con cualquier esquema secreto.
Los "fanáticos del secreto", la gente del proyecto GPG-GnuPG llevan mucho tiempo caminando por una senda diferente. Su filosofía es que un esquema de encriptación (y no olvidemos, un esquema DRM no es sino una aplicación concreta de un esquema de encriptación) es más seguro si es público, si desde el primer momento se expone a que traten de romperlo las mentes individuales y colectivas más potentes y dedicadas.
El esquema de doble clave pública-privada de GPG-GnuPG es abierto y un estándar de facto en encriptación. Es, de hecho, el mejor esquema disponible para hacer seguro el email (por si no lo sabéis, un email normal es el equivalente a una postal, la encriptación sería equivalente al sobre). Se puede romper por fuerza bruta (y hacen falta recursos estatales y meses para lograrlo), o colando un keylogger en el PC del usuario y capturando la frase de paso según se teclea.
Por si os interesa, la huella de mi clave pública es:
Primary key fingerprint: F4FF 7341 10FA 221E FE12 3EA7 091A 67ED 834D B80C

Aquí podéis ver una explicación básica del funcionamiento del esquema: el artículo clásico de bulma, y una explicación de GPG para windows. Finalmente, la mejor página del mundo mundial sobre GPG.
Estándar: OpenPGP es un estándar internacional, recogido en RFC4880.
La idea a la que estoy dando vueltas es a un esquema DRM abierto y estándar, basado precisamente en GPG. Sería algo así:
  • Cuando creas un usuario para una editorial o portal, se te genera una clave doble GPG. El portal se queda con una copia de la clave pública. Tu tienes otra copia que le puedes enviar a las empresas de ebooks que desees.
  • La diferencia respecto al uso habitual de la clave doble es que la clave privada queda residente en el lector de ebooks sobre el que quieres leer el ebook, dificultando en lo posible que se pueda acceder a ella. Lo mejor sería que se implementara mediante hardware.
  • Cuando compras un ebook, la editorial o portal lo encripta contra tu clave pública. Cuando llega a tu dispositivo, éste desencripta el ebook mediante la clave privada que ha almacenado.
  • si puedes demostrar que has comprado otro dispositivo, se le podría añadir tu clave privada y poder leer tus ebooks en el nuevo dispositivo.
  • Si se te rompe o te roban el lector de ebooks, podrías comprar otro, añadirle tu clave privada y poder leer todos los libros que has comprado. Además, el ebook robado sería inútil para el ladrón: podría leer en él los ebooks, pero no podría extraerlos.
Ventajas:
  • No se depende de ninguna empresa concreta para implementarlo, al ser estándar. No hay peligro de que la empresa desaparezca, porque otra empresa podría utilizar tu clave pública para seguir produciendo copias del ebook para tus dispositivos autorizados.
  • No habría límite a los dispositivos que podrían leer el ebook, siempre que dicho dispositivo estuviera autorizado para desencriptar dicho ebook. O sea, que tú hubieras comprado el dispositivo y se le hubiera implantado tu clave privada.
  • Tampoco ataría el ebook a ningún formato concreto. No olvidemos de que este esquema DRM encriptaría un archivo y punto. Se podría encriptar cualquier formato, y por lo tanto la empresa podría producir el libro con cualquier formato. Esto no quita para que sea deseable que el formato del ebook sea a su vez abierto y estándar.
  • No habría ningún obstáculo para que quedara un registro de los ebooks que has comprado, y descargarlos las veces que quisieras a tus dispositivos autorizados
  • No ataría a ninguna editorial o portal, como el caso del Kindle. Cualquier editorial podría recibir tu clave pública y empezar a encriptar ebooks para ti.
  • La fortaleza de un esquema GPG es la mejor garantía para autores y editoriales. Romper una clave de 4096 bytes está más allá del alcance de la capacidad de cálculo de equipos particulares, y si la implementación de GPG y la clave privada no fueran accesibles para el usuario no se podría emplear nada equivalente al keylogging o cualquier otro tipo de ingeniería inversa para acceder a dicha clave. El momento vulnerable sería cuando se transmite la clave privada al dispositivo desde el emisor inicial de dicha clave, pero se podría emplear sistemas de comunicación de seguridad equivalente a la bancaria.
  • Una alternativa sería que la clave se grabara en fábrica, pero en ese caso habría que comprar los dispositivos adicionales por encargo, para que grabaran tu clave privada en fábrica.

Como podéis ver, el esquema plantea ciertas dificultades, como la de grabar la primera vez la llave privada en el dispositivo. No tengo una solución definitiva que garantice que no se puede vulnerar el sistema, pero se puede hacer realmente difícil que se adquiera la llave privada y la frase de paso de forma no autorizada. Tampoco había caído en la cuenta de que posibilita el "préstamo": se borra el libro del dispositivo del comprador, se encripta para el prestatario y se hace esto con fecha de caducidad (algo que permite gpg de por sí). Pasado el plazo del "préstamo", el prestamista vuelve a recibir su libro encriptado para él.

Si por contrato se puede garantizar que la llave privada del usuario va a poder quedar a disposición de una tercera entidad con independencia de lo que ocurra con la distribuidora de  ebooks, no tendríamos el problema del encadenamiento por DRM. Por otra parte, esto no implica que no se pueda copiar el libro por el "simple" expediente de fotografiar el ereader y pasarle OCR, pero eso es algo que también se puede hacer con un libro de papel

miércoles, noviembre 16, 2011

B de books, escuchando a los usuarios

Leo en la viga en mi ojo que Ediciones B ha lanzado B de Books. Cito a Javi de Ríos no sólo porque le sigo desde hace tiempo y tenemos puntos de vista parecidos respecto al ebook, sino también por no citar a El País. Lo siento, gente de mi ex-periódico: 1) no enlazáis con fuentes externas así os maten 2) el artículo es lamentable. A estas alturas, aprovechar una iniciativa como B de Books para volver a advertirnos del peligro de la piratería ha pasado de lo lamentable a lo pueril, y el médico me ha advertido acerca de la sobreexposición a la naftalina, porque mis fosas nasales están demasiado maltratadas por la contaminación.

El peligro no es la piratería, por más que algunas sociedades de autor (mal)gasten el dinero que recaudan con impunidad en inventarse risibles estudios sobre los daños que les causa la piratería. Mi colega y compañero de wintablet, RFOG, nos señala sin pelos en la lengua que el problema tiene otras causas:
  • Que es más sencillo encontrar y acceder a un libro pirata que completar el proceso de compra en algunas tiendas legales, como Libranda
  • Que los ebooks siguen costando lo mismo, si no más, que un libro de papel. Y por ello el consumidor, la persona que quiereCOMPRAR libros, se siente estafado.
Respecto al último punto, me da exactamente lo mismo las razones que se arguyen para defender este precio, y que enmascaran la verdadera: el miedo (razonable) a que las ventas de ebooks terminen afectando a las ventas de pbooks y con ello (falso) a las cuentas de resultados.

Sea como fuere, B de Books ha optado por un camino que los early adopters llevábamos demandando mucho tiempo: bajar los precios y eliminar el DRM. Han bajado la barrera de los 10 euros en la colección inicial que han lanzado, buscando el mismo efecto que Amazon logró en su día al basar en ello su publicidad. Y respecto al DRM... ya sabéis que remo contracorriente. No tengo tan claro que una mayoría de usuarios vayan a pagar por los ebooks si lo pueden evitar copiándose el archivo del primo o del vecino, por más que el lector de libros lleve toda su vida acostumbrado a comprar libros. Y respecto a prestar libros, no hay forma de prestarlos, literalmente hablando, sin DRM. Un libro sin DRM se copia, no se presta, y sólo se cuenta con la buena fe para borrarlo y no copiarlo a su vez.

Pero tiene todo el sentido si lo que se busca es apostar por la compra vs. la copia no autorizada. No hay ninguna paradoja aquí: se apuesta por una relación de confianza, de creer en el lector, en ofrecer una opción sencilla y económica que pueda competir con ventaja moral sobre la copia. La alternativa actual, desde luego, es risible: Adobe Digital Editions es la guinda de un pastel extremadamente laxante que los responsables se empeñaban en llamar plataforma de venta de ebooks. Y digo esto porque, como sabéis, el proceso de compra no es ni mucho menos sencillo, y de hecho no está al alcance de personas con un nivel básico de inclusión digital, personas que pueden ser lectores compulsivos pero, precisamente por ello, de letras

Les deseo toda la suerte del mundo, y más que eso. Deseo que me demuestren que me equivoco, y que la venta de ebooks sin DRM es viable, que el español lector no actúa "de una manera española", que diría Machado, y paga religiosamente. O cívicamente, como prefiráis. Pero vaya, deseo que me lo demuestren porque no me lo acabo de creer.

La alternativa aterrizará antes de verano. Amazon se supone que va a llegar con su plataforma de ebooks a España, e indudablemente habrá un antes y un después. Nos guste o no, el DRM bien implementado asegura las ventas y su proceso, sobre todo cuando el precio acompaña. Ayer, por ejemplo, me pegó un repente y me compré cuatro ebooks:
  • AT LENINGRAD'S GATES: The Combat Memoirs of a Soldier with Army Group North : $7.69
  • Memoirs of a Holocaust Survivor: Icek Kuperberg : $3.44
  • Melting Point: $5.74
  • Snakes in Suits: When Psychopaths Go to Work: $13.79
Lo reconozco: fue un impulso. Di un par de saltos dentro de su sistema de recomendaciones, y cayeron los dos siguientes al primero por su precio. Y como llevaba tiempo pensando en el de las serpientes, me dije que no hay dos sin tres, o tres sin cuatro.

Estaba sentado en el suelo, con el tableto en la mano. Estaba leyendo otros contenidos web que me llevaron al primer libro. Abrí Kindle para android, dos clics y cayó el primero. Y en cascada todos los demás.

Señores, si es muy sencillo. No hay ninguna magia en Amazon. La receta es muy sencilla y fácilmente imitable, sobre todo si se libran tanto de los miedos como de los cantamañanas que están haciendo respetables sumas de dinero a costa de sus miedos. El futuro debería ser sin DRM, y los lectores deberíamos ser todos honestos. Pero el DRM no es EL problema si se implementa sencillo y transparente y si le acompañan precios bajos.

domingo, noviembre 13, 2011

El arma secreta de los tabletos: la ilusión de los grupos editoriales

Un título tiene que ser breve, y por lo tanto no admite matices. Uno de los matices más importantes, y más descuidados también, es que no suelen estar todos los que son ni ser todos los que están. En este caso, arma secreta es un término irónico y a la vez desconfiado por parte del bloguero en su post original, y "los grupos editoriales", una pequeña libertad que me tomo desde la confianza de que no todos ellos han caído en el wishful thinking, en pensar en soluciones milagro, wunderwaffen o lo que sea.

Después de una introducción que puede que quede clara sólo al final del post, paso a desarrollar: Chris Meadows tiene a bien recordarnos que, en Abril de 2010, la prensa mayoritaria hizo frente común (¿contra nosotros?) para presentarnos el iPad. De manera nada sutil, una de las maravillas por venir del iPad (y de otros tabletos, como el próximo kindle fire y los tabletos android en general) era que podríamos comprar versiones electrónicas de periódicos y revistas. Así, en negrita. De forma cómoda y, sobre todo, mágica.

La única dificultad consistía en que la cualidad maravillosa era en realidad salvífica, y para los grupos editoriales. Esas empresas que, por culpa de Internet, están viendo cómo sus ventas bajan de forma lenta pero constante. Por culpa de Internet: no tiene nada que ver la crisis económica, o la absurda pretensión de incrementar los beneficios anualmente, o que esos beneficios -siguiendo la infalible métrica de las cuentas de la vieja- salen a costa de quitar de otra parte, y que esa parte sean sueldos y empleados combinados. Si una parte cada vez mayor de los contenidos los producen becarios con sueldos y motivación lamentables, sólo la disciplina mental más rígida puede extrañar al directivo del rotativo de que los lectores decidan dejar de perder el tiempo en leer infracontenidos.

Año y medio después, Chris Meadows nos recuerda que el NewsStand no ha sido la solución milagro por la que apostaron la News Corp. de Murdoch y otros grupos. Pese a todo el bombo y la zambomba (y léase  esta última alusión en su doble sentido), los usuarios no se han lanzado en masa a comprar e-periódicos y e-revistas, sino que han tenido la desfachatez de usar los tabletos para consultar contenidos gratuitos o, llegado el caso, para comprar apps que no tienen que ver con los contenidos mediáticos. Para mí fue algo muy sencillo: si el jefe del ex-presidente de España entre 1996 y 2004 decía que NewsStand era bueno, es que era malo. Es una regla sencilla y que suele funcionar.

Así las cosas, Amazon quiere reinventar esta fórmula y apostar porque su propio e-kiosko sea la vía para que los usuarios compren a saco e-publicaciones. No e-books, que están funcionando muy bien. E-revistas. Por más que Amazon disponga de una serie de ventajas a la hora de publicitar y vender a los usuarios el contenido (siendo las principales la rebaja de precios y el sistema de recomendaciones, por ese orden), Chris Meadows hace bien en dudar de que el Amazon-kiosko obtenga un resultado comparable al del Kindle original.

Y es que, por muchas ventajas que disponga una empresa, choca contra una bonita barrera llamada Principio de realidad: los usuarios están comprando cada vez menos publicaciones porque dedican su dinero y, sobre todo, su tiempo, en otras actividades de consumo de contenidos. Al final esto es como el porno o, como dicen los modernos, el pr0n: entre la amargura y la resignación las pornostars se quejan de que su caché no deja de bajar debido a que hay muchísima gente que compite con ellos de forma desleal, publicando sus videos de forma gratuita. Como no he podido encontrar la referencia, aquí os dejo una distribución de la producción de porno por zonas geográficas.

Pues lo mismo: Es muy complicado competir contra una contenidosfera* que ofrece contenidos gratis y que resultan atractivos para sus lectores. El lector estará muy motivado para leer aquellos contenidos gratuitos que se adapten a sus gustos y demandas de información. Si la cosa está mala, los grupos editoriales llevan demasiados años disparándose al pie con alegría al bajar los sueldos del también menguante staff que produce sus contenidos. Por ejemplo, si comparamos las secciones de tecnología de los periódicos españoles con lo que el lector hispano puede encontrar en Internet sin esforzarse... no hay color.

Diría que la única solución es anticlimática y antiintuitiva para los directivos presos del wishful thinking: bajar las previsiones de beneficios y aposta por la calidad. Si no se da ese paso (y me consta que algunos lo están dando, si bien no son los más conocidos), no va a haber solución milagrosa que frene el descenso de las ventas de periódicos y revistas.

* Contenidosfera: la parte de Internet que incluye la blogosfera y todos los demás espacios de Internet que ofrecen periódicamente contenidos.
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