Me ha encantado compartir con José Antonio el interés creciente por esa obra que, si ya en su momento era una lectura importante, no nos podíamos ni imaginar que iba a ser incluso más relevante y apropiada en la segunda década del siglo XXI. Claro, ni en sus sueños más locos Stephenson podría haber imaginado en serio que un medio digital Disneyficado (usando sus propios términos) adquiriría una fuerte cualidad de status en todo el primer mundo.
Stephenson explicaba su mundo de 1999 dividido entre los morlock y los eloi, como en La máquina del tiempo de H.G. Wells. Si lo recordáis (y si no, leedlo en el enlace), el mundo del futuro estaba poblado por bellos elois y feos morlocks subterráneos, que entendían cómo funcionaba la maquinaria que permitía tener a los elois los artículos de consumo. A cambio, periódicamente se los zampaban, lo que personalmente encuentro justo. Pues bien, casi en 2012 el mundo está dividido entre:
- elois prendados por la magia digital que les rodea: desde interfaces a base de sortilegios táctiles hasta djinns (en realidad, Yinns, me cabrea que en español usemos transliteraciones francesas, como dj, o inglesas, como kh) buscadores que saben lo que queremos buscar antes que nosotros o apps cuidadosamente tejidas a base de polvo de hada.
- morlocks que tienen acceso a Internet. Algunos producen los tecnojuguetes para los elois. Otros siguen alimentando a la Cornucopia del software libre, tan ilimitada como siempre pero con un defecto decisivo: no es mágica.
Hay una diferencia decisiva: los morlocks no se comen a los elois, sino que los elois llaman a los morlocks frikis. Hace muy poco viví una anécdota muy expresiva a este respecto.
Reunión. Entre otros asuntos, se habla de la continuidad de una revista. Uno de los reunidos es un eloi que, inopinadamente, aspira a ser reconocido como gurú tecnológico. Su principal habilidad es estar al día de la moda digital de cada momento y demostrarlo de continuo con tecnocháchara que apabulla (o al menos, impresiona convenientemente) a los otros elois. Como es inevitable, toma notas de la reunión con un iPad puesto sobre sus muslos. Sólo otro de los reunidos y yo intercambiamos miradas al verle escribir en el ipad como los dos dedos índices.
Un LOL incómodo flota en el ambiente. El otro morlock sabe, como yo, que si gritamos Naked emperor! no nos van a entender, con independencia de si hablan inglés o no. En los momentos más épicos de la tecnocháchara, nuestro lenguaje corporal nos traiciona: pequeños tics en la ceja, estremecimientos lumbares, ojiplatización tan breve como intensa. Uno podemos leer un bocadillo de pensamiento encima de la cabeza del otro: "pero qué santos cojones tiene el gurú".
Y así va pasando la reunión. Llegamos al momento en el que se habla de la revista y de lo que le cuesta al responsable (que no es el eloi-gurú) preparar los originales que envían los autores. En word. Y trabaja con word. Cuando oigo que un sólo artículo le ha llevado horas, me rebelo por pura obligación y le comento que se tardaría mucho menos tiempo si se maqueta empleando LyX, y a la vez el resultado sería mucho más vistoso o, en palabras del Creador, hermoso. Desde el primer momento soy consciente de que he pulsado el botón de browncalling, pero creo que me lo puedo permitir y que esta acción va a mejorar mi posición en la rueda del karma.
No contaba con que el eloi-gurú se iba a sentir desplazado y reaccionaría. Efectivamente, trata de desarrollar una discusión técnica sobre la diferencia entre preparar una revista con word y con LaTeX. Ese día estoy particularmente tranquilo y me resisto eficazmente a enzarzarme y a mostrarle al eloi-gurú que carece de competencia para hablar del tema. El otro morlock me mira, inquieto, deseando lanzarse a la refriega, pero por sus propios motivos también se contiene. Luego me entero que estuvo involucrado en la generación de la aplicación de división de palabras para LaTeX en español, lo que además de impresionarme sobremanera nos llevó a una larga conversación sobre la intrahistoria de LaTeX en español que hizo que mereciera la pena todo el absurdo diálogo con el eloi-gurú.
Otro eloi, al cargo de la reunión y de las cosas en general, paso al siguiente tema. Los dos morlocks intercambiábamos alguna referencia más a LaTeX, cuando el eloi-gurú lanzó el equivalente a la orina feromónica en otros mamíferos con un último comentario dirigido a otro eloi: "si es que son unos frikis". Si me hubiera pillado más joven habría sacado a pasear una serie de items rápidos que le habrían enervado (y a mí también), pero junto con la presbicia y la memoria de pez, la cuarentena me ha traído una calma que por poco no es oriental. Y ahí se quedó la cosa.
Pensadlo: es cool y fashionista usar un símbolo de status tecnológico. Por más que sus tripas sean completamente opacas, delante de terceros se demuestra que está al cabo de las cosas, y su polvo de hada realza con eficacia la tecnocháchara. Sin embargo, cuando se excava desde esa superficie faérica y se llega a las profundidades, se pasa sin solución de continuidad de la coolidad a la mancha, a la mácula, a la pérdida de status: eres un friki, alguien que por poco no es un descastado. Alguien, en todo caso, inferior, porque lo que no podía adivinar Stephenson es que el conocimiento de la tecnología acabaría por manchar, por ser inconveniente para la imagen personal en ciertos ambientes, más cuanto más status salga a relucir.
El cuadro que pinto tiene que ser brusco y en blanco y negro, porque el formato blog no permite el desarrollo de los argumentos (y vuestra paciencia tampoco, imagino). Termino: aún brusco, creo que mi cuadro es correcto. No sólo el conocimiento morlock mancha, sino que lo único que es visible y relevante para amplios sectores de nuestra sociedad es la magia digital. La disneyficación de la que hablaba Stephenson cuando lo más mejor era Windows 98 es hoy en día una realidad total, una experiencia que aparta al usuario del conocimiento morlock que, ante todo, no es mágico.
Pero el conocimiento morlock es más que mundano: es liberador. Gracias a Internet, gracias al esfuerzo de millones de personas que invierten su tiempo para que un tutorial o un video nos permitan aprender cómo funciona cada pieza de tecnología imaginable, tenemos a nuestro alcance la posibilidad de que el inmenso arsenal tecnológico nos sirva. Que nos sirva a nuestras necesidades individuales, y que nos ayude como ciudadanos en sociedad. Si entendemos cómo funcionan nuestros medios digitales, sabremos qué podemos esperar de ellos, y si conocemos estas posibilidades, tenemos la opción de ponerlas en prácticas y hacer de este mundo un lugar un poco mejor.
Se mire como se mire, la magia digital no permite hacer esto. Por chispeante que sea, no deja de ser una ilusión. Con magia jamás cambiaremos el mundo, porque el mundo sólo se mueve al son del conocimiento. El conocimiento de las tecnologías digitales y sus posibilidades pueden ser decisivos de cara al empoderamiento de las sociedades, permitiendo a los ciudadanos tomar las riendas de sus asuntos civiles y adquiriendo horizontalidades inimaginables para los que hoy están arriba, limpios de toda mancha tecnológica.
Hoy es más urgente y necesario que nunca leer En el principio era la línea de comandos. Y releerlo, y darlo a conocer a nuestros amigos y familiares. Y discutirlo también, porque es un medio magnífico para ayudarnos a visualizar que la magia y el polvo de hada de la moda digital de nuestros días nos está apartando del conocimiento liberador.
Edito: no sabía que @jamillan no está bajo el control de José Antonio Millán. Su usuario en twitter es @librosybitios. Ahí queda
Cuando me llaman friki, suelo contestar "y a mucha honra". Están los frikis, que somos muy apañaos, y luego están los freaks, los monstruitos de la tele. No confundamos.
ResponderEliminarNo sé el trasfondo del editor de esa revista, pero igual el LyX le viene algo grande. Si no está acostumbrado a lenguajes WYSIWYM, quizá un InDesign o similar se ajustaría más a sus necesidades. Si lo sé, abstracción de la tecnología, la línea de comandos, tú no eres digno de llamarte friki, etc. Pero vayamos poco a poco: primero debe aprender conceptos básicos de diseño y aplicarlos con soltura, luego la separación de contenido y continente y luego ya puede arremangarse y ver Matrix.
pero estarás conmigo en qué ser friki es un demérito para muchos que no lo son.
ResponderEliminarlyx es visual. puedes hacer una edición completa de.revista sin tirar una línea de latex. es una herramienta mucho más apropiada para un autor que una herramienta que usa una metáfora de tipógrafo o cajista.
bájatelo y me dices. ea una pieza de software libre realmente hermosa.
pero no hay que ser un hacker pata negra para ser un morlock. basta con tener la actitud adecuada de curiosidad, creer que lo puedes hacer y dedicarle el tiempo que necesite, sin prisas. recurrir a los materiales de aprendizaje, ilimitados, y a preguntar a quien sabe, que suele ser amable. sorprendentemente amable.
¿y dónde estaría la autoestima de los morlock sin los elois y sus iPad?. Los pobrecitos no dejan de ser la magia (no digital) que permite a los autodenominados morlock sentirse especiales. Un homejaje, se merecen un homenaje.
ResponderEliminarsdfadfa
ResponderEliminarPor cierto, algo ocurre en la página de Millán. Lástima porque me apetecía leer esa entrada.
ResponderEliminarEn cuanto a Stephenson, he leído "Snow Crash" y "La era del diamante", el siguiente será el que nos recomiendas.
Ah, que Lyx es visual. Creía que solo mostraba el código y te tenías que imaginar, a lo Matrix, el resultado final. Entonces sí, perfecto. Igual si hubieras mostrado unas capturas de pantalla, el pseudogurú ese hubiera tenido que callarse. Es que yo oigo LaTeX y pienso "huy, ecuaciones, miedito". Ahora me he molestado en ver capturas de LyX y me gusta, sobre todo eso de que no prediga qué quiere hacer el usuario y que desespera tanto de programas como Word.
ResponderEliminarPues sí, el espíritu hacker es el espíritu aventurero, de querer enmerdarse en el fango y trastear hasta que descubres cómo funciona algo, cómo utilizarlo para hacer lo que quieres y, dado el caso, cómo mejorarlo. Pero claro, cada uno tiene sus límites y, si pones el listón inicial demasiado alto, por mucho morlock que seas, sales por patas. Por eso me mostraba reacio al WYSIWYM para alguien que no ha trasteado nunca con este paradigma.
Si tienes un par de semanas libres, no dudes en leer Criptonomicón. Maravilla.
ResponderEliminarAnotado queda, gracias Jordi!
ResponderEliminarTendría que haber desarrollado más, porque tú has dado en el clavo. En el esquema que comento, un morlock no es un hacker, sino que es una persona que no sucumbe a la magia. Con independencia de su nivel técnico (el mío no es muy elevado), mantiene la curiosidad y sabe que podrá encontrar la respuesta a cualquier pregunta que plantee con sólo indagar. Las preguntas serán las que se pueda permitir por su nivel, pero le llevarán a otras preguntas una y otra vez.
ResponderEliminarEl prestigio y el status derivan de sacar sus símbolos a pasear, tanto materiales (marcas, sobre todo) como simbólicos (incluidas las ínfulas de gurú)
LaTeX es perfecto para humanidades, porque te permite escribir sin distraerte. Pero LyX es aún más mejor, porque ni siquiera las etiquetas latex te distraen. Echa un bis a las capturas de pantalla en www.lyx.org y verás algo anticuado... y limpio como él sólo.
ResponderEliminarEn cuanto a no haber trasteado... alguna vez hay que empezar.
¡Qué bueno!
ResponderEliminarTanto el original de Millán como tu réplica. Me ha renovado las ganas de
leer el libro de Stephenson que lo empecé hace varios meses pero que
por unos problemillas dejé sin terminar.
Lo peor del tema, como reseñas, es sobretodo tratar de hablar de estos temas con elois cerrados o que van de gurús.
Pese a que me parezco a un aloi, me ha encantado el articulo.Gracias,
ResponderEliminar.