jueves, junio 17, 2010

Efectos perjudiciales del iPad

Me ha sorprendido este artículo de Ars Technica (uno de mis sitios de referencia, donde normalmente no hacen concesiones con la calidad). No por el desarrollo, porque tiene hasta su parte de razón... aunque es sospechoso. Efectivamente, hay ereaders que no han despegado o que están teniendo problemas, pero de ahí a hablar de los ereaders como una ola que se apaga, hay un trecho. En otras palabras, extender el fracaso de modelos específicos a todo el sector no es correcto. Por la misma regla de tres, que muchos tablet se retrasen, ¿es un signo inequívoco de un enfriamiento decisivo de ese sector?

Podría pensarse que es un artículo sutil e insidioso para apoyar al iPad... hasta que llega el sorprendente desenlace, que no puedo menos que citar

 E-Ink is easier on the eyes, but I've found that carrying only one device is easier on the shoulders.
Now that I've gotten used to reading on the iPad, I've ditched my Kindle entirely. I've now gone back to buying my books in dead-tree format for at-home reading, both because print is more relaxing and because it comes without DRM. I also have a few Kindle copies of some of my books on my iPad for when I travel. So in some cases I'm paying twice for the same book, but the print copy is mine—I honest-to-God own it—while the electronic copy is more of a fee that I pay to be able to read the book on my iPad when I go on a long trip.
Ultimately, the iPad and its upcoming tablet competitors are not going to completely displace E-Ink and other passive display alternatives, but Apple's success has almost certainly constrained those devices' growth prospects.

Claro, no tiene nada que ver con el éxito del iPad y el retraso de los ebooks fuera de USA que los media hayan sometido a la población a una campaña propagandística que no se veía desde los tiempos de Saddam en las portadas de los periódicos justo antes de la Primera y Segunda Guerra del Golfo, y que esos mismos media hayan actuado de manera algo más sutil en USA y nada sutil en España para frenar el desarrollo de un mercado, el de los ebooks, que elimina intermediarios superfluos en la era Internet y que, por ahorro de costes, permitiría rebajar sustancialmente el PVP actual de un libro.

En cualquier caso, el final es de traca: ahora que se ha habituado a leer en el iPad, aparca el kindle... y vuelve a comprar libros en papel, porque relaja más (la vista, se supone) y porque no tienen DRM. Pero si viaja, leerá los ebooks en el iPad.


¿Soy el único que lee una maravillosa incongruencia?

Sigo creyendo que el filtro de betordos de Ars sigue activo. Por lo tanto, apuesto a que el autor no es del género mandril(1) y ha escrito lo que ha escrito a sabiendas, teniendo perfectamente claro lo que implicaba... y dirigiéndose al más tonto de su potencial audiencia.

No hablo de conspiración, de illuminatis o chemtrails. Creo que hay pruebas de sobra que sostienen el apoyo desmesurado de los medios tradicionales a un dispositivo y un canal que creen que devolverá a las ovejas al redil, a invertir la tendencia actual de disminución constante de las ventas de los periódicos y revistas. Si no me creéis, haced un breve repaso: Paroxismo antes de la primera presentación, lógica decepción, segundo paroxismo... hasta llegar al último, a la puesta en venta en España. Ese día, los artículos iban desde los seis, SEIS de público hasta los cuatro de ABC.

Eso, por no recordar el empleo que han dado algunas grandes editoriales al iPad como palanca de presión contra los precios bajos de Kindle, al basarse aquél en un modelo de agencia que impide llegar a las cifras mágicas de 9,90 $ el ejemplar.

En cualquier caso, el chocante e inopinado epílogo del artículo es extremadamente ilustrativo del momento por el que pasan los ebooks: parecía que el ereader no tenía discusión, que una pantalla no retroiluminada (de momento, EPD) es la única viable para la lectura cómoda y productiva. Como modelo de negocio era otra cosa, porque sólo una empresa había generado hasta la fecha una plataforma completa con éxito. Empiezo a pensar que el problema está en los ritmos y en los tiempos, que los media se han despertado de su complacencia de una década, están aterrados y quieren marcar otro ritmo sea como sea.

(1) Llevo un tiempo esforzándome por no emplear ninguna variante de subnormal, retrasado o semejante, desgraciadamente común en el uso diario del español pero que encuentro inadmisible. Lo siento por los simpáticos cinocéfalos, pero para intenciones como las que reseño necesitaba un término y de alguna manera "mandril" me parece apropiado. Si recibo suficiente input de los amigos de los mandriles, me veré forzado a reanudar la búsqueda

11 comentarios:

  1. Ars Technica y Wired pertenecen ambas a la poderosa editora de revistas Condé Nast. Por si no lo sabías.

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  2. ¡Condé Nación!

    Ahora tiene más sentido aún si cabe mi post :S

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  3. Anónimo2:23 p. m.

    Es curioso, yo tengo un iPad, y leo libros tanto con la aplicación iBook, sin DRM (algunos preparados por mí), y otros en programas que leen tanto pdf como doc, docx y otros formatos. Y no tienen DRM ni pago nada a nadie. La pantalla (de la que tanto se habla) no me molesta, y puedo tomar notas, marcas textos, cortarlos y meterlos en mis bases de datos; otros los envío por mail. Anoto mis ideas e inspiraciones en un programa de notas, etc. etc. y sin salir del iPad. Ah, unos los meto con el Itunes, pero la mayoría me los bajo desde mi cuenta en Dropbox, pasando olímpicamente del supuesto "estricto control" de Apple.
    ¿Estaré haciendo algo mal?

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  4. Anónimo2:29 p. m.

    Quiero decir, ¿me han comido el coco y no sé ni lo que hago y digo, o por fin tengo una herramienta de trabajo que me permite, no sólo leer libros, sino otras mil funcionalidades, ideales en mi caso como escritor? En serio, me haces dudar.

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  5. Si eres de la exigua minoría de afortunados que puede leer en LCD sin sentir nada de cansancio visual, mi mas sincera enhorabuena y envidia. A mí me resulta completamente imposible: puedo leer texto corrido en una pantalla retroiluminada durante un máximo de, digamos, hora y media antes de que la vista me diga hasta aquí hemos llegado. Antes asumo que el cansancio ya habrá empezado, y que mi concentración se ha visto afectada ya antes. Lo asumo por la diferencia de trabajo con textos que me está suponiendo un ereader respecto a un ordenador con pantalla retroiluminada.

    Con todo, leyendo tu segundo mensaje me vas a perdonar (o no) si dudo de tu "trabajo como escritor". Para un escritor el iPad no puede ser un instrumento de trabajo, porque ni ofrece ventajas de cara al descanso virtual ni presenta lo que usamos los escritores ante todo, desde hace un siglo aprox: el teclado.

    Por supuesto, retiro lo dicho si citas tu bibliografía. Con todo, en tanto que los escritores disponemos de una herramienta (el ordenador) que desde hace algo más de 20 años nos ofrece ventajas decisivas respecto a la máquina de escribir o incluso al lápiz y al papel (aunque, esto último...), me resulta literalmente incomprensible ese "por fin tengo una herramienta de trabajo ideal para mi oficio de escritor". Sobre todo, porque si algo es evidente es que el iPad es un dispositivo para consumir contenidos, no una herramienta de trabajo.

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  6. Anónimo3:36 p. m.

    Vamos a ver.
    En cuanto a la vista, quizás tengas un problema, porque a mí no me pasa, y tengo varios amigos con iPad y otros con iPhones que leen sin problema.

    Sobre el uso del iPad como herramienta de trabajo, he aquí no mi opinión, sino mi día a día:
    En la tarea de un escritor, por lo menos en mi caso que escribo novelas donde la parte histórica es muy importante, la mayor parte del trabajo es leer, leer mucho, tomar notas de lo leído, organizar esas notas para el futuro libro y anotar también todas las ideas de argumento, temas, subtemas, personajes, etc. Luego, más tarde, al menos eso hago yo, con esa información empiezo a escribir los capítulos de, digamos, mi novela.

    En todo ese proceso que, como he dicho, es muy importante y, quizá, el más largo dentro de todo el proceso del proyecto, el iPad es lo mejor que he tenido en años. Al menos para una persona como yo que no tiene un despacho fijo y se mueve bastante. Si uno no sale de su casa no necesita ni iPad, ni UMPCs, ni MIDs, ni Tablets, ni portátiles ni nada, digo yo.

    Esa tarea de lectura, recogida de material y su organización, la hago perfectamente en el iPad, incluso cuando estoy en casa. Es algo que ya sólo hago con el iPad y que implica programas para leer libros (iBooks, iAnnotate, QuickOffice principalmente), programas de Bases de Datos (utilizo Bento), programas para almacenas notas, citas, incluso, a veces, capítulos enteros (Noteboos), incluso programas que me ayudan a hacer la Escaleta (como Outliner).

    Luego, cuando me pongo a escribir, tampoco uso teclado, ni tampoco el iPad, porque escribo con pluma y con papel. 1º: porque escribo de corrida, casi de forma mediumnistica, y es lo único que me permite escribir a la velocidad que pienso o casi. 2º: por romanticismo y gusto personal; me gusta sentir el plumín sobre el papel y verse dibujadas las letras. Reconozco que si supiese escribir “a máquina” con todos los dedos seguramente iría más rápido, pero no sé y, además, soy un romántico. Y por eso entiendo que mucha gente ame los libros en papel con encuadernaciones que a veces son auténticas obras de arte. Pero una cosa no quita la otra.

    Al fin, cuando ya tengo escritos los capítulos y quiero pasarlos al ordenador, tampoco uso un teclado, uso el Dragon Naturally de PC y los dicto. Aunque ya existe una aplicación que hace lo mismo para el iPad, de momento sólo está en ingles, alemán y, creo, japonés, pero no en español. El día que salga con reconocimiento de voz en castellano también podré hacer eso en el iPad.

    Y sólo al final, cuando tengo que retocar lo escrito, mejorarlo, ampliarlo, pulirlo, etc. es cuando me siento delante de un portátil o un sobremesa y trabajo con el ordenador típico de toda la vida. Pero, incluso cuando tengo la novela acabada, en lugar de imprimir las hojas, las envió al iPad y ahí corrijo el texto, en pdf o en doc.

    Si con todos estos usos, en mi caso como escritor, el iPad no es una herramienta de trabajo, que venga Dios y lo vea.

    Mi nombre es José Rubio Sánchez, no soy un escritor conocido pero tengo ocho novelas publicadas, y con mi novela, Sol de Misterio, quedé finalista en Premio Planeta 2008.

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  7. Anónimo5:06 p. m.

    Un detalle.
    Me olvidaba decir que el iPad me permite llevar varias enciclopedias y otros libros, estos sí, de consulta. Acceso a la Wikipedia completa. Y otros programas interesantes para un escritor, como el DRAE, uno de Antónimos, otro se Sinónimos, etc. Y todo en 680 gramos de peso, con un acceso inmediato. El ipad puede estar encendido continuamente y tiene más de ocho horas de duración de la batería a pleno rendimiento; y yo doy fe.
    El precio. Pues aunque están bajando los e-readers, un Papyre, por ejemplo, está entre 250 € y 300 €. Por poco más de 200 € (el iPad básico cuesta 479€ IVA incluido) se puede acceder a un "cacharro" que te da lo mismo que un e-reader (no entro en lo de la vista que es muy subjetivo) y muchas más opciones, por ejemplo, ver revistas y cómic a todo color, a parte de vídeos. Como escritor me gusta ver documentales históricos sobre las épocas que pretendo describir, y los documentales puedo llevarmelos en el iPad perfectamente.
    Vale, "ver" vídeos y consultar enciclopedias es usar el iPad como herramienta para "ver contenidos", no producirlos. Pero sin poder consultar esas enciclopedias, diccionarios y documentales (además de leer, de lo que ya he hablado)no puedo realizar bien mi trabajo y "producir" una novela, luego es una herramienta de trabajo y muy útil y cómoda.
    Hablo desde la experiencia no la conjetura.

    Y podría poner ejemplos de médicos e ingenieros que usan el iPad como herramienta de trabajo.

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  8. Retiro lo dicho sobre mis dudas acerca de tu experiencia directa como escritor, eso para empezar.

    Si el iPad te resulta cómodo y más productivo que un portátil para escribir o un ereader para leer, está claro que para ti es una herramienta adecuada. Pero por cómo hablas acerca de tu esquema de trabajo, leer en pantallas retroiluminadas, escribir a lápiz y dictar lo escrito... no es lo más habitual en su segunda y tercera fase.

    Lo del cansancio visual, me temo que no es un descubrimiento mío y sí que es una fuente de cansancio compartida por muchísimos usuarios intensivos de ordenadores. Que eso afecta al rendimiento en la lectura prolongada, es un hecho conocido.

    Lo que comentas de recursos y diccionarios los puedes encontrar en cualquier ereader con mobipocket, no sólo el Kindle. Pero vamos, lo que es indiscutible es que el iPad NO es un dispositivo destinado primariamente al trabajo. Hay quien juega con blackberry, pero no es un dispositivo orientado a videojuegos.

    Que haya doctores que empleen el iPad, bueno, sólo habla mal de sus responsables de informática en el hospital o empresa que sea, porque los tablet PC llevan 6 años felizmente introducidos en entornos hospitalarios. Hasta la fecha, en la pantagruélica AppStore no hay aplicaciones médicas comparables a las existentes para windows, no sólo por tiempo sino porque, lógicamente, no es lo mismo rellenar un formulario con lápiz digital que con los dedazos.

    Si un ingeniero usa un iPad para su trabajo en campo, o tiene grandes huevos y ha migrado o generado una aplicación especialista a iPhoneOS (jailbreakeando el iPad, porque no hay otra forma de instalar apps y eso pasa por hacerlas públicas), o increiblemente puede hacer parte importante de su trabajo con un navegador, no le importa que sea completo y no tiene que escribir más que 500 palabras al día o algo así, porque de lo contrario va a rendir menos que si usara un teclado mecánico, de toda la vida, con el que se puede hacer touchtyping (ejcribir sin mirar, en román paladino).

    Ahora, si pese a todo alguien quiere emplear un martillo para serrar madera a golpes, lo dicho, para gustos, colores

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  9. Anónimo7:56 a. m.

    Lamento decirte que estas no sólo equivocado sino omnibulado. Es como si no quisieras ver la realidad. Ya te he contado mi experiencia personal y podría contar bastantes casos de gente de mi alrededor, pero desisto. Es irónico, por lo de la vista, pero no hay mayor ciego que el no quiere ver. Yo sigo leyendote, porque aprendo mucho con tus reflexiones, pero en el tema del iPad tienes prejuicios y yo no tengo ganas de convertir a nadie.
    Un saludo.

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  10. Sin ánimo de entrar en polémica, y mucho menos, de ofender, pero no alcanzo a comprender la ventaja que le ofrece al autor D. José Rubio Sanchez el uso del iPad, y que no le quedara cubierta por ejemplo, por un tablet. Vale que el uso del iPad no es tan cerrado como se dijo en un primer momento ( Aunque aún queda por ver que pasa si en un futuro deciden "cortar" derechos de los usuarios).

    Supongo además, que incluso la opinión de JL Chulilla sería distinta si este gadget incorporase métodos eficientes de escritura que no fuesen los de sobar la pantalla con los dedos. Pero, tal y como lo han hecho más parece un dispositivo orientado a "consumir" que a producir. El proceso de investigación-escritura- creación que José Rubio describe se opuede hacer perfectamente sin el iPad, luego, ¿ En que medida se ve incrementada su productividad como escritor por el uso del iPad y porqué? Me resulta incomprensible.

    Saludos.

    PD: Tras el uso de un tablet, un portatil, un netbook, y un iLiad ( Lástima del harakiri que se ha hecho la iRex...), coincido con Chulilla: La tinta electrónica es la opción que menos me cansa la vista, yo tampoco soy capaz de aguantar una lectura sostenida de horas en una LCD. Hoy he estado en Fnac-Valencia. Tenían los iPads en la zona en la que más se colaba la luz solar por las lucernas superiores a mediodía. Muy bonitos pero no se veía nada sin estar moviendolo constantemente para evitar reflejos. Me quedo con las pantallas de tinta electrónica, al menos de momento. Cuanto más luz solar mejor se ve mi iLiad....

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  11. Invitado7:47 p. m.

    Sobran las palabras...

    http://www.ravenwing.es/index.php/es/articulos/general/24-lectores-de-libros-electronicos-innovacion-o-engano

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