Podría pensarse que es un artículo sutil e insidioso para apoyar al iPad... hasta que llega el sorprendente desenlace, que no puedo menos que citar
E-Ink is easier on the eyes, but I've found that carrying only one device is easier on the shoulders.
Now that I've gotten used to reading on the iPad, I've ditched my Kindle entirely. I've now gone back to buying my books in dead-tree format for at-home reading, both because print is more relaxing and because it comes without DRM. I also have a few Kindle copies of some of my books on my iPad for when I travel. So in some cases I'm paying twice for the same book, but the print copy is mine—I honest-to-God own it—while the electronic copy is more of a fee that I pay to be able to read the book on my iPad when I go on a long trip.
Ultimately, the iPad and its upcoming tablet competitors are not going to completely displace E-Ink and other passive display alternatives, but Apple's success has almost certainly constrained those devices' growth prospects.
Claro, no tiene nada que ver con el éxito del iPad y el retraso de los ebooks fuera de USA que los media hayan sometido a la población a una campaña propagandística que no se veía desde los tiempos de Saddam en las portadas de los periódicos justo antes de la Primera y Segunda Guerra del Golfo, y que esos mismos media hayan actuado de manera algo más sutil en USA y nada sutil en España para frenar el desarrollo de un mercado, el de los ebooks, que elimina intermediarios superfluos en la era Internet y que, por ahorro de costes, permitiría rebajar sustancialmente el PVP actual de un libro.
En cualquier caso, el final es de traca: ahora que se ha habituado a leer en el iPad, aparca el kindle... y vuelve a comprar libros en papel, porque relaja más (la vista, se supone) y porque no tienen DRM. Pero si viaja, leerá los ebooks en el iPad.
¿Soy el único que lee una maravillosa incongruencia?
Sigo creyendo que el filtro de betordos de Ars sigue activo. Por lo tanto, apuesto a que el autor no es del género mandril(1) y ha escrito lo que ha escrito a sabiendas, teniendo perfectamente claro lo que implicaba... y dirigiéndose al más tonto de su potencial audiencia.
No hablo de conspiración, de illuminatis o chemtrails. Creo que hay pruebas de sobra que sostienen el apoyo desmesurado de los medios tradicionales a un dispositivo y un canal que creen que devolverá a las ovejas al redil, a invertir la tendencia actual de disminución constante de las ventas de los periódicos y revistas. Si no me creéis, haced un breve repaso: Paroxismo antes de la primera presentación, lógica decepción, segundo paroxismo... hasta llegar al último, a la puesta en venta en España. Ese día, los artículos iban desde los seis, SEIS de público hasta los cuatro de ABC.
Eso, por no recordar el empleo que han dado algunas grandes editoriales al iPad como palanca de presión contra los precios bajos de Kindle, al basarse aquél en un modelo de agencia que impide llegar a las cifras mágicas de 9,90 $ el ejemplar.
En cualquier caso, el chocante e inopinado epílogo del artículo es extremadamente ilustrativo del momento por el que pasan los ebooks: parecía que el ereader no tenía discusión, que una pantalla no retroiluminada (de momento, EPD) es la única viable para la lectura cómoda y productiva. Como modelo de negocio era otra cosa, porque sólo una empresa había generado hasta la fecha una plataforma completa con éxito. Empiezo a pensar que el problema está en los ritmos y en los tiempos, que los media se han despertado de su complacencia de una década, están aterrados y quieren marcar otro ritmo sea como sea.
(1) Llevo un tiempo esforzándome por no emplear ninguna variante de subnormal, retrasado o semejante, desgraciadamente común en el uso diario del español pero que encuentro inadmisible. Lo siento por los simpáticos cinocéfalos, pero para intenciones como las que reseño necesitaba un término y de alguna manera "mandril" me parece apropiado. Si recibo suficiente input de los amigos de los mandriles, me veré forzado a reanudar la búsqueda