lunes, julio 14, 2008

El debate sobre los ebooks alcanza los medios nacionales

Con un poco de retraso, motivado por un taller que acabo de dar en el colegio de Politólogos y Sociólogos sobre wikis aplicados a investigación social: Los editores unen fuerzas frente a la apisonadora de Internet.

Desgraciadamente, como en muchos otros casos el redactor informa y opina a la vez y lo hace comenzando por el título. La primera referencia es "alentadora"
Los editores no quieren que el fenómeno les pille desprevenidos. Un grupo de ellos se ha reunido en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander para debatir sobre las nuevas formas de edición y el modo en que pueden afectar a los derechos de autor. Temen que al libro le ocurra lo que ha pasado con los discos o con las películas: Internet los ha engullido y se ha convertido en su principal canal de distribución, un canal en el que quien consume no siempre paga. Para evitarlo, los editores reclaman más apoyo de las leyes y prometen mantenerse alerta.[...]Franch denuncia que, hoy por hoy, quienes controlan las ediciones electrónicas de los libros no son ni los escritores ni los editores, sino grandes empresas tecnológicas como Amazon, Apple o Google. Los que intervienen en la creación se quedan fuera.
Alarmismo, matar al mensajero, el fin del mundo, etc. El problema sólo consiste en que la gente pueda piratear libros. Ni una mención a las posibilidades positivas, a la resurrección de los fondos descatalogados, a una nueva vía de distribución con mayores ganancias para escritor, editorial (si hace falta) y público... de hecho, lo que ni por asomo se menciona es que el ebook culmina la promesa de la impresión a la carta y permite independizar al autor definitivamente de editorial y distribuidora si opta por ello. Y ojo, no quiero decir que las editoriales sean supérfluas (como sí que entiendo que lo son las distribuidoras). El editor puede jugar un papel decisivo en la conformación de una obra de ficción. Y véase que subrayo "puede". Puede, o no, según la obra y su tipo. Por ejemplo, en monografías (y hablo tanto de lo mío, antropología y sociología, como de disciplinas cercanas), el papel del editor disminuye considerablemente al tratarse de obras que generan expertos en un tema.

Menos mal que citan opiniones alternativas, y mucho más adaptadas a los tiempos:
"Estamos convencidos de que el libro en papel va a pervivir, pero tenemos que adaptarnos porque el usuario del futuro ha nacido en la era digital y tiene otras costumbres. Si nos adaptamos, tendremos más oportunidades y llegaremos a más gente", explica Rosalina Díaz, directora general de Wolters Kluwer en España. Hacer negocio digital pero sin que los creadores pierdan su remuneración. No quieren un top manta o una red de descargas incontroladas. "El problema fue que cuando Internet ofreció la oportunidad de bajar música sin tener que pagar, la gente se sumó porque nadie les ofrecía una oferta legal, no había dónde comprarla en la Red", precisa Díaz. Franch añade una premisa que tampoco se dio en las industrias musical y cinematográfica: "Debe quedar muy claro para el público que descargarse un libro es un robo, que no deben hacer en Internet lo que no harían en El Corte Inglés". Además, reclama que se debe consensuar "cuanto antes" un formato único, "como ha ocurrido con el MP3 para la música".
Ofrecer canales razonables para la compra de ebooks y unificación de formatos. Tal cual.

Llega hasta a citar una ventaja decisiva (la compra inmediata) de la que hablé hace medio año.
Los libros son jurídicos, pero sus principales clientes no son abogados. "Tenemos picos de compra los domingos por la tarde, cuando el trabajador se prepara la jornada del día siguiente y necesita una información muy concreta, justo en ese momento y no después", añade.
Es lamentable que un titular y un orden expositivo condicione la lectura de un artículo que no está tan mal informado como puede suponerse de las primeras palabras. Sobre todo si se tiene en cuenta que se trata del periódico con mayor número de lectores en España, y que para no pocos de ellos será una de las primeras referencias realistas a los ebooks.

3 comentarios:

  1. Es simplemente patético. Los editores no se dan cuenta que ya están perdiendo dinero por todos los costados? Basta hacer una búsqueda en internet para ver que uno encuentra cualquier libro en formato electrónico en español. Algo bien diferente que en inglés donde apenas se encuentra algo.

    Internet ya les está causando un daño enorme sino se apuran en crear mecanismos legales para la compra online de libros-e.

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  2. Anónimo3:28 p. m.

    Internet es la tierra sin ley.

    Ese artículo se ha hecho a demanda de los editores y con el enfoque que desean los editores. No olvidemos que estamos hablando de un grupo de prensa con fortísima presencia en la edición de libros.

    Viendo el tétrico panorama del pirateo musical es increíble que tras 15 años siga habiendo música y músicos.

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  3. @frank: encontrar muchos libros en p2p no implica encontrar lo que buscas. Eso es esencial, porque fuera del perfil de lectores para quienes el fin es leer en sí y no leer para, es un obstáculo decisivo. Además, el modelo de gratuidad sin control de los p2p no funciona para los libros. Los autores no damos conciertos ni nada parecido, así es que (mal)vivimos de los libros. De hecho, lo que permite el formato digital es que muchos más autores pudiéramos vivir más dignamente de los libros. P.e., si una obra sale en digital a 6 euros, la editorial se lleva 2, yo me llevo 2 y otros 2 son de gastos (pongamos), el aumento de ventas debido al efecto compra compulsiva mejoraría no sólo los beneficios de la editorial sino también de los autores.

    En España, el problema es que los distribuidores quieren mantener un modelo basado en el papel para el que son el cuello de botella perfecto y se llevan la parte del león de las ganancias.

    @alberto: ¿de qué editores estamos hablando? Por lo que sé de primera mano (y reconozco que mi información es incompleta), su postura no es uniforme y, desde luego, ni siquiera los grandes jugadores se cierran en banda respecto al ebook, sino que están en "esperar y ver". A quien más perjudica el ebook es a la gran distribuidora, no a la editorial que puede volver a poner en la calle sus fondos descatalogados, entre otras cosas.

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