http://tinta-e.blogspot.com/2007/06/tan-pequeo-y-ya-me-vacila.html
Hace poco más de dos años de eso.
- Ayer, corriendo al hospital porque creíamos que se había comido matarratas, y parece que no
- Ya le hemos cogido dos veces tratando de tirarse por la ventana a la calle
- Apedrea lo que se mueve y lo que no se mueve
No es la piel de barrabás tampoco, es muy dulce y mimoso... pero es como un atavismo. Un vándalo que llega al siglo XXI, rubio y sonriente.
Él rubio, y yo encaneciendo a marchas forzadas de los sustos. Lo que dan de sí dos años
Bueno. Es que no lo dices pero es digno hijo de su PADRE.
ResponderEliminarUn abrazo Compadre. Y un besazo a tus niñas y a tu hijo.
Imagina el día que con 15 años te diga "Papi, yo también quiero una moto" vas a temblar tanto si sale a tí como si no...
ResponderEliminarEl Otro
Los genes son algo muy chungo. En verdad yo apedreaba a su edad todo lo que se movía, pero juro y perjuro que jamás le he dado el más mínimo ejemplo de apedrear. Desde que empezó a andar, pasear por el campo es para él recolecciones de piedras arrojables.
ResponderEliminarY la moto es un problema de cojones. Al final tanto posmodernismo nos ha alelao, porque las viejas respuestas son las que funcionan: "cuando seas padre, comerás huevos", "mientras vivas bajo mi techo, es lo que hay". Eso es lo que hicieron conmigo, y ahora veo la lógica, por más que me jodiera en su momento. Y Otro, es muy sencillo: imagínate adolescente encima de una burra. Cargaico de hormonas, y a los mandos de algo que, si le retuerces la oreja, sale zumbando. La única duda sería el efecto corporal de la bofetá(s) que te pegarías.
Amos, si no quieren moto será perfecto. Y si la quieren, no antes de los 25.