El
humilde Aakash 2 es presentado en Naciones Unidas. Lo de humilde tiene mucha más miga de lo que parece:
You may be wondering what exactly you can put in a tablet that sells for just $40.41. The 7-inch Android-powered device has 512 MB of RAM, a 1 Ghz processor, 4 GB of flash memory, a multi-touch capacitative screen, front-facing camera, an internal microphone and speakers. The Aakash2 includes a USB hub, an adapter cable, a wall charger and a 12-month warranty.
Vaya, son las mismas especificaciones que el primer nexus (2010). Recuerdo cuando lo vi por primera vez: me pareció algo completamente asombroso, a años luz del HTC magic que usaba en aquel momento.
Sunseet Singh Tuli, DataWind’s CEO and the visionary behind the tablet, points out that Aakash2 wasn’t conceived for the same demographic as the iPad. It’s developed out of the requisite “frugal innovation” that guides India and the developing world.
“Frugal innovation isn’t about creating an iPad killer, it’s about creating an iPad for him,” said Tuli, pointing to a presentation slide of a lower-class man who’s primary motivation is to receive an education. “This is not a straight commerce effort — it’s an educational effort.”
No deja de asombrarme que los creadores de un proyecto con tanta perspectiva se
queden tan cerca de disculparse porque el Aakash 2 no es un ipad. Sobre todo, partiendo de que el estado hindú subvenciona la mitad del coste: por el precio de 2 iPad, tienes una clase entera equipada con los dispositivos. Pero bueno, tanto nos hemos aberrado que esta disculpa no provoca la risa que debería publicar. En cualquier caso, me encanta la idea de la
innovación frugal: gastar lo menos posible para llegar a todos los que se puedan
“This tablet seeks to empower the world’s neediest and bridges the digital divide within our society,” said Hardeep Singh Puri, India’s permanent representative to the U.N. at the launch event. “To us, Aakash2 is the epitome of such high end innovation and excellence.”
Queda por ver el verdadero meollo de la cuestión: cómo se forma a los profesores, qué apoyo se les da, cómo se integra el Aakash en el aula y en el tiempo de estudio... todos los factores netamente humanos y que dan sentido a la iniciativa como de empoderamiento revolucionario, como una gigantesca apuesta por amplias capas de la población infantil y juvenil india. Pero al menos la base ya está: un producto revolucionariamente barato y, por especificaciones, plenamente funcional. Aunque sólo sea como dispositivo para leer documentación y acceder a wikipedia, sería un salto tremendo para las familias a las que un gasto de 20$ les supone un serio esfuerzo.
Y la base está porque se prioriza la realidad de un país y se dibuja, blanco sobre negro, una flecha que apunta hacia un futuro claro. Maestros y familias al menos tienen la oportunidad de que los alumnos trabajen con un instrumento versátil, y el éxito también está en sus manos: los docentes y las familias con inquietudes podrán buscar en su entorno cercano soluciones de impacto creciente, paso a paso y apoyándose entre ellos. Si bien me parece fundamental considerar al dispositivo como un instrumento y un medio al servicio de un proyecto educativo, al menos este dispositivo existe. Incluso si no acabaran generando desde el Estado formas realmente eficaces de poner al Aakash al servicio del estudio, estaría ahí.
En las antípodas, claro, está el OLPC. El XO-3, el tablet que iba a sustituir a los modelos anteriores de OLPC y que causó un inmerecido revuelo en el CES 2012,
no verá la luz.
Llevo cubriendo a OLPC
desde hace 7 años y creo estar en condiciones de afirmar que el proyecto necesita una eutanasia rápida e indolora.
Ya vale, cojones.
En 2005 era una idea brutal: un ordenador por 100$ que pudiera llegar a los niños de medio mundo (de la mitad que no lo pueden pagar por sí mismos, se entiende). Además, la pantalla era revolucionaria, porque se podía leer bajo el sol. Además, estaba preparado para alimentar las baterías con una manivela, de manera que la falta de electricidad no fuera un problema. Y estaba preparado para levantar redes mesh, de manera que se pudieran generar redes locales o compartir el acceso a Internet de manera sencilla. Y el entorno de desarrollo y aprendizaje, sugar, tenía un montón de ideas innovadoras.
Con todo esto, ¿cómo es que no triunfó?
Bueno, para empezar, sí que se vendieron algunos millones de unidades, después de camelar a un par de gobiernos. Para continuar, eran PC con linux: a quienes no les interesaba que algo así fuera popular, aplicaron la presión que fueron capaces para impedirlo. Pero podrían haberse ahorrado el esfuerzo y el dinero, porque el proyecto OLPC, y especialmente su director, era perfectamente capaz de derrochar y echar a perder tan buenas bases.
Es cierto que en aquella época era mucho más difícil fabricar un producto así por 100$, porque ARM no había alcanzado el nivel de desarrollo al que hoy nos tiene acostumbrado, y los equipos x86
valían un pastón. El precio de mercado de los x86 más baratos era de varios cientos de dólares... hasta que la "amenaza" del OLPC provocó el lanzamiento de los netbook, de los portátiles pequeños y baratos que arrasaron hasta el tsunami tablet los dejó "anticuados", por más que sigan siendo perfectamente funcionales.
Pero el problema no es ése. El problema principal era ideológico. Anteponer casposas teorías académicas contra la realidad, en perjuicio total de un proyecto que podía haber aportado tanto a la humanidad. Tal y como suena.
El director del proyecto y sus secuaces albergaban una de esas creencias académicas más duras y resistentes que el adamantium: basta con entregar aparatos sin instrucciones para que los niños, con sus maravillosas mentes, descubran como funcionan y les saquen partido. No hay que formar a los profesores que los van a emplear en el aula, sino dejar un entorno de programación para que los niños lo desarrollen, pese a que carezcan de precedentes ni de referentes en sus entornos culturales. Joder, si en el primer mundo, con todo a su favor, es cada vez más difícil que los niños se pongan a programar por sí mismos, ¿cómo se puede esperar que la situación sea diferente en entornos más desfavorables?
Es más, hay casi 20 años de abundantes estudios de caso que demuestran que lo de "dejar que los niños aprendan por sí mismos" es tan ideológico y tan poco realista como los mercados autorregulados y la competencia perfecta. Se ha comprobado una y otra vez que la tasa de éxito es espermática o incluso inferior, y que los casos previos de "éxito" eran gruesas exageraciones, interpretaciones interesadas o directamente mentiras flagrantes. Por si alguno os interesa este tema, una buena referencia podría ser
"Reconceptualicing the Digital Divide", de Warschauer en
First Monday.
Claro, cuando esa ideología basuresca se impone sobre esfuerzos de cientos de millones de dólares, el batacazo es igualmente grande. Cuando esa concepción miope se impone obscenamente a la consideración del OLPC como
medio para la educación, nos encontramos con que la mayoría de los maestros no le sacaban partido, en las familias no había referencias para aprovechar el OLPC y la promesa quedaba como cantaba Ian Anderson en
Thick as a Brick
Your sperm's in the gutter your love's in the sink
En vez de asumir (como debe hacer un académico) que la hipótesis falla y que hay que reconducir los esfuerzos, repitieron.
Insistieron.
Se habían acumulado OLPC, porque los gobiernos (los únicos que los podían comprar, según otro de los presupuestos ideológicos del proyecto - salvando algunas excepciones como un breve programa con su correspondiente marchamo ideológico - compra 1 y le regalamos otro a un pobre niño tercermundista) se hartaron de la falta de norte del proyecto. ¿Solución?
La lógica:
entregarlos en helicópteros en aldeas perdidas, sin recursos de formación ni nada. Para que los niños aprendan.
Como esa ocurrencia dio los resultados previsibles, este año han repetido la jugada con otros restos de stock. Han entregado en regiones apartadas de Etiopía restos de stock de los primeros tablet de motorola, sin instrucciones de ningún tipo. Imagino que si se aprieta lo suficiente, se puede sacar zumo de naranja de una piedra. En esta ocasión, como lo de regalar productos fuera de stock se acerca sospechosamente a entregar basura electrónica al tercer mundo,
han mentido como bellacos con los resultados. Como bellacos, embelleciendo, sesgando, disfrazando.
La comparación entre el Aakash y el iPad es perfecta como ilustración de los tiempos que corren: el segundo es un juguete de moda, el primero es una apuesta por revolucionar la educación.Y la comparación entre el Aakash y el OLPC es igualmente ilustrativa: para el gobierno indio es una necesidad que quieren solucionar, para el MIT es el capricho de un académico político que impone sus prejuicios a la realidad, incluso a la actividad de otros investigadores.
En resumen: huir de las modas o de las ideologías es urgente. La tecnología puede aportarnos tanto bien, que no podemos perder el tiempo.