Empezaré por el final: el Kindle Fire es como el chiste del esquimal al que le pretenden vender una nevera, pero con el demonio robot al que le venden fuego: pues eso, que no compro.
Si esto fuera una web de los años heroicos, le habría puesto una melodía midi con el tema de "El infierno robot", absolutamente mítico por su sorprendentemente buena traducción al español. Yo me pasé 4 días cantando a todas horas "El infiernooo robooooot"
A lo que iba. Estoy muy satisfecho con mi Kindle 3, y creo que con los dos Kindle 4 Amazon ha dejado a la competencia en una situación muy difícil, porque al consumidor se le va a quedar grabada la cifra de 79$. Kindle, en general, sigue siendo el único ebook que hace los deberes: puedes marcar y anotar con facilidad y reutilizar tus marcas. En general, la conversión desde PDF es algo más limpia... y no por el formato, sino por el software disponible. En resumen, mobipocket/azw es un formato maduro y que cumple con todas las necesidades básicas de la lectura-e.
Si a eso le sumamos que el fondo de biblioteca de Amazon, hasta que Google diga lo contrario, es más grande que el de toda la competencia junta, y que adquirir un libro son 3 clics vs. la gimkana que nos ofrece el combo epub/ADE, pues la cosa está clara. E insisto en lo que vengo diciendo: no es tanto mérito de Amazon (que ha hecho los deberes, pero sin revoluciones ni alharacas) como demérito sorprendente de toda (repitamos, toda) su competencia, que en 4 años no han sido capaces de hacerse a la idea de lo que los usuarios hacemos con los libros.
Pero el caso del Fire es distinto. Como era de esperar, la blogosfera ha acudido como moscas a bosta de tiranosaurio
- La primera pregunta era inevitable: ¿Va a ser el iPad-killer? El buen tolomato nunca descansa
- La segunda afirmación ha sido más audaz: "Adiós, Android tablet. El mercado es ahora cosa de dos"
Y ahí me harté de leer gilipolleces. Después han ido apareciendo análisis más sosegados, pero todos los que he leido iban de lo áulico a lo awesómico, pasando por la estupefacción y el deseo lúbrico. Paso de meter los links, aunque agradecería saber que existen análisis no-exactamente-positivos del fire.
A lo que voy:
- han reventado los precios!!!!1one: no digo que no. 199$ es un buen precio. Pero vaya, tampoco es para tirar cohetes. Si mi colega ElOtro hiciera pública su tabla, podríais ver un buen número de tabletos por ese precio. Claro que no tienen la marca Amazon detrás, pero a día de hoy el precio no es tan asombroso, y lo será menos aún en los meses venideros. Y no hay que irse a DealExtreme obligatoriamente, porque Archos y compañías similares van a hacer ofertas equivalentes.
- Y compras lo que pagas: no hay cámara. No hay bluetooth. Hay gorillaglass, que está bien. Pero es un tablet con componentes conservadores (casi anticuados para lo que sale ahora al mercado)
- Han dejado irreconocible a Android: no hay market más que el suyo (al menos, de momento). De hecho, es una transformación profunda de... Android 2.1 Eclair. Nada menos. Octubre de 2009. Si para mí un motivo definitivo para rechazar iOS (iphone, iPad) es que tengo que pasar por el aro de su market, dicho motivo se aplica igualmente aquí.
- El navegador pasa por sus servidores. Y tienen las santas narices de venderlo como un gran avance. No es sólo que ópera lo lleva haciendo años (aunque Amazon puede que lo haga mejor), sino que... en fin... si sólo hay un navegador, y por narices pasa por sus servidores para acceder a todos los contenidos de Internet, van a tener acceso a todo mi historial de navegación. Alguien podría comparar esta situación con Android y Google, pero en Android puedo elegir: usar otro navegador, proxies, VNC, etc. Vaya, que es cosa mía
- Es un dispositivo que te permite comprar contenidos a Amazon. Tal cual. Es obvio que el precio agresivo, las capacidades y aplicaciones limitadas, etc., orientan fuertemente al fire al consumo y no a la creación de contenidos. Y de sus contenidos. No tengo nada en contra de pagar por contenidos, claro, pero eso no es lo mismo que comprar un aparato enfocado en que compre contenidos. Si me decidiera por las ofertas de contenido de Amazon cuando estén disponibles en España (lo que no descarto), no me tentaría pagarles un pico por el dispositivo. No, preferiría acceder desde mis dispositivos, que controlo yo y con los que puedo hacer más tareas.
- De hecho, tampoco es ninguna novedad. Es el mismo esquema que los componentes anteriores de la familia Kindle. Yo preferiría que los kindle fueran más ampliables o customizables. Por ejemplo, me habrían hecho muy feliz si me hubieran ofrecido la posibilidad de tener mi máquina de escribir digital, haciendo que el kindle fuera conectable a un teclado externo. Pero vaya, el kindle 3 es una appliance, un dispositivo dedicado (a la lectura), con lo que puedo aceptar que esté focalizado en el consumo de contenidos.
La cobertura (histérica, as usual) del lanzamiento me ha resultado muy interesante y reveladora. Al final, buena parte del bloguerío piensa en la tecnología no en términos de especificaciones o usos, sino de marca. Tal cual. Aunque les joda que se les diga, es así. Un iPad importa porque es Apple, y al fire le pasa lo mismo. La marca blanca les resulta repulsiva, con independencia de las especificaciones del producto.
No quiero decir que el fire sea una basura. No, ni mucho menos. Es eficaz para el propósito que está pensado, para servir contenidos que le compras a Amazon. Si deseas eso, será una buena compra. Pero los análisis que he leído estos días me han producido la subida habitual de caspa, harto de leer sandeces sobre un mercado de dos tablets, o de por qué los estudiantes que no tengan mucho dinero deben pensarse la adquisición de un fire si un iPad les sale demasiado caro.
¿Estudiantes? ¿Para qué narices necesita un estudiante (como tal estudiante) un dispositivo volcado en el consumo de contenidos?
Y así uno detrás de otro.
En resumen, no digo que Amazon esté equivocada. De hecho, voy a seguir siendo cliente por los libros que ofrecen (y ahora, por otros productos si el precio es el mejor que encuentre). Pero fire no encaja en mis hábitos, deseos y necesidades. Y su cobertura demuestra que el bloguerío vive en la moda tecnológica y está desconectado en gran medida de las necesidades reales del público, del beneficio real que las personas y los colectivos pueden obtener de las tecnologías personales