Pues sí, amigos. En vez de la prometida tercera entrega de la review del DR-1000, os tengo que hablar de un FAIL. Aquellos que somos fieles al failismo tenemos que aceptarlo con serenidad cuando no les ocurre a otros (lo que tiende a hacer gracia, véase
sino a uno. Como dice mi amigo Roberto, "el mundo es un gran fail".La verdad es que me ha costado encontrar la forma de contar la muerte de mi querido cybook. Si la hubiera contado ayer, me habría salido en un tono mucho más plañidero, y los que sois padres sabéis que podéis comer huevos, pero llorar, lo justo.
El suceso en sí no tiene mayor relevancia: dejo mi bolsa con el cybook en el prado mientras juego con la familia a "balón prisionero", y en un lance inespecífico algún pie (probablemente el mío, a tenor del impacto), mi dispositivo innominado se fue al cielo de los lectores de ebooks.
Lo malo es que me sucedió por exceso de confianza. Hasta hace muy poco, siempre llevaba el cybook así:
Había ahuecado un libro inopinado, de manera que mis e-books iban dentro de la carcasa de un p-book. Duro, resistente, no había ido al extranjero pero sí a la montaña y ni se había enterado. Por fuera parecía lo más anodino del mundo, con lo que, además de estar protegido contra golpes, lo estaba contra robos (os puedo asegurar que nadie querría robar ese aparente libro)
Lo malo es que me malacostumbré. Una de las virtudes más reconocidas del cybook gen 3 es que es una pluma y, como parecía indestructible, empecé a descuidar al libro protector y a llevar el cybook tal y como el montador lo trajo al mundo. Iba "sin problemas" dentro de mi abrigo o de mi bolsa, hasta que un pie me privó de él.Lo menos que puedo hacer es un epílogo del cybook: un año en el que he perdido la cuenta de los libros que he leido, en cualquier momento, aquí y allá.
Eso lo dejo para mañana - se los juro - pero adelanto que aún con crisis estoy buscando sustituto. En otras palabras, me temo que me he generado una necesidad, la de llevar un dispositivo muy ligero encima en el que poder leer en cualquier momento con la comodidad del papel.
