martes, septiembre 14, 2010

La muerte de la muerte

Yo de la muerte sé un poco. Lo tengo oxidadillo, porque defendí en 2004 mi tesis al respecto. Después de eso, de acabar la tesis a contrarreloj el 13-M de 2004 (haced memoria de lo que eran esos días), he dejado a los muertos a un lado, que ya tuve mis años de trabajo de campo atorrante y sicalíptico. Francamente, nada que ver con el trabajo de campo que hago ahora, con gente viva y por motivos menos jodidos.

Lo cierto es que la muerte es un tema antropológicamente apasionante. A partir de ella se construyen significados esenciales para cada cultura: los grupos de edad, los ritos de paso, la salud, lo que es probable, lo que es apropiado. Algún día la tengo que rescatar del fucking PDF y pasarla a epub, mobi y lo que haga falta. Hablando de PDF, la acabé en OpenOffice de la época, porque no dominaba LaTeX lo suficiente para una tesis y porque Word 2003 me la metió doblada con una corrupción de hoja de estilos completamente épica.

A lo que voy. La muerte es un asunto muy serio, menos cuando no lo es. No lo es para los cachondos de los mejicanos, con una de las relaciones con la muerte más complejas y con más humor de todo el mundo. No lo es, tampoco, cuando es un recurso estilístico del gurucillo de turno para decir "está pasado de moda (porque me sale a mí de los güebos, o porque me conviene, o porque...)" y tratar de aparentar que no se es superficial, sino que se está en contacto con algún tipo de visión trascendente de lo tecnológico.

Paso de gastar el invento de Berners-Lee (el hipervínculo), en referenciar la gloriosa parida del director de Wired respecto a la muerte de la web. Quien lo conozca, bien; quien no, mi mejor consejo es que no malgaste valiosos segundos o bytes transmitidos de aquella manera por su ISP. Por idénticas razones, paso ni de indagar, ni siquiera de repetir, los tuitazos que han rebotado cual metálica bola de pimball esta mañana en tuiter: como bloglines va a cascar, el RSS ha muerto, porque lo sustituye tuiter.

Así, como lo oyen. Y no es que no me mole tuiter, muy al contrario. Lo que pasa es que me produce espasmos pilóricos leer que tuiter va a sustituir al RSS. Más allá de la parida que delata, sin lugar a dudas, al gurucillo quieroynopuedo del todo a 100, lo que me llama la atención es que estamos acumulando una serie de defunciones de muertos que están muy sanos: la web, los netbook (incluso los laptop), RSS... este recurso de La Muerte De le ha quitado la vergüenza a más de un indocumentado para perorar sobre modas en tecnología.

Pues bien, a esta epidemia se le ha sumado... el libro. Leo en teleread una referencia al declining status of the book. El bueno de Chris Meadows me ha ahorrado leer el artículo que critica, porque con lo que cita para mí es suficiente:
If a curious individual wanted to learn more about Subject A or Subject B, an encyclopedia, a library, or a book store were the best places to acquire that knowledge. But today, if I decide I want to know more about, say, gossip columnist Walter Winchell, do I really need to track down a copy of Neal Gabler’s excellentWinchell: Gossip, Power, and the Culture of Celebrity? Or can I sate my hunger with theWikipedia entry, a quick Google search of his name, by using Amazon’s “click to look inside!” feature, or searching Google Books to glean enough information? My guess is that in most cases, readers can. They don’t need to buy the entire menu when they can shop a la carte.
Claro, ya no es necesario acudir a los libros, a esos pesados, largos y con frecuencia farragosos textos, para adquirir conocimientos solventes y adecuados sobre cualquier tema. Basta la wikipedia y picotear en las introducciones gratuitas de los libros de Kindle, mas lo que digan en alguna web que aparezca entre los 20 primeros resultados de gugel.

Lo dicho, el libro está muerto. Sí, está muerto... para todos aquellos que han perdido, o que nunca adquirieron, la capacidad de concentrar la atención y la memoria sobre un texto de más de 5.000 palabras (y soy generoso). Lo mismo yo estoy muerto, o pasado de moda al menos, porque lo cierto es que no puedo imaginar un sustituto de una monografía: del esfuerzo con frecuencia demente de un autor o grupo de autores durante años para analizar, rascar, contrastar, desesperarse y terminar por parir algo razonablemente nuevo y que aporte un poquito de luz sobre una parcela diminuta de la realidad.

Y con grupo de autores no me refiero a los "negros" que le escriben los libros a César Vidal. Más que nada, porque falla en la ecuación el factor tiempo y, con él, el factor elaboración. Las únicas 20 páginas que he leido de esa sílfide me llevaron a que la Masonería, entre otros pecados, fue la causa de que perdiéramos las colonias americanas.

Parece, entonces, que esta vez funciona lo de X está muerto, pero invirtiendo la flecha causal. El libro está muerto para quienes no pueden con él, para los derrotados por el hiperestímulo hipervinculado, para la paciencia de 5" hasta hacer clic y saltar a otra página. Y ojo, hablo de esto porque reconozco los síntomas. De 2005 a 2007, mi lectura bajó a niveles nunca vistos, o al menos recordados por mí. Mi lectura era la web a salto de rana. Precisamente fueron los ereaders, mi primer ereader, el que me apoyó a volver a mi viejo amor, al libro.

Esta equivocación en la cadena causal me mueve a pensar en lo equivocado del miedo de algunos editores: a lo que tienen que tener miedo de verdad es a la competencia real del libro, ya sea multimedia, ya sea texto frenético de Internet. Y a lo que otros debemos tener miedo es a la falsa idea del progreso permanente: si el texto frenético se impone al texto pausado y acumulado, la cultura dejará de acumularse para las víctimas de este proceso y volverá a su estado anterior, de patrimonio de una minoría muy exigua.

Y eso, para un flipado con momentos de optimismo como yo, que aún sueña con el acceso universal a los tesoros de la cultura, es algo que se me hace difícil soportar: que haya medios para que la cultura llegue a todos, y que el entenderlos mal vuelva a negar ese Progreso de la Humanidad.
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