Hay un informe final que me está dando más quebraderos de cabeza de los acostumbrados. Es el primer informe que escribo al completo con Dragon Naturally Speaking, y los resultados son básicamente excelentes. He llegado a escribir 25 páginas al día, y en algo más de una semana he finalizado un documento contundente.
He dicho "básicamente" porque, aunque la velocidad ha sido tremenda, los errores han sido más insidiosos de lo habitual. No ha habido ni una falta de ortografía ni un fallo mecanográfico o typo. Ambos errores eran imposibles porque, si Dragon reconoce bien el texto, lo transcribirá sin fallos.
Los dos fallos anteriores son beneficiosos para los autores porque, como animales concentrados en los patrones que somos, los antipatrones, la ruptura de las reglas, nos salta a la vista. A veces, nos hiere
Limpiar de errores un texto que no sea tuyo es pesado pero sencillo, por nuestra sensibilidad por el antipatrón. El problema está cuando el error no es un antipatrón, cuando se trata de una palabra que Dragon ha interpretado mal... y la sustituye por otra. No salta a la vista, es insidioso y chungo precisamente porque no se reconoce. Por ejemplo, equivocarse y transcribir "al ahora" en vez de "a la hora". Buscar eso en pantalla es una tarea que tara irremediablemente, que cansa sobremanera por la atención que hay que dedicar al texto retroiluminado.
Por otra parte, cada vez me fastidia más imprimir nada que no sea el entregable material, y eso se lo encasqueto cada vez más a la reprografía. No sólo por dinero y por ecología, sino porque cargar con resmas tremendas de folios no contribuye a la relajación de mi espalda y a mi paz espiritual. Como quiera que el repaso fino de textos cansa mucho si tienes que leer en una pantalla retroiluminada, desde hace 3 años he encontrado en los sucesivos ereaders que he tenido o he probado un aliado estupendo para no cansarme ni matar árboles por borradores, que no soporto que un árbol valga menos que lo que un borrador de un texto.
Hasta ahora, por más que las pantallas fueran cómodas, el anotado era inexistente o absurdamente basado en bitmaps, en lápices que pintan en pantalla. Esas anotaciones nacían muertas, inútiles, porque no podían ser recuperadas por separado y, sobre todo, reutilizadas.
Desde hace 2 semanas tengo un Kindle DX. Me lo he comprado tras comprobar sus funcionalidades de marcado y anotado, que me han convencido por completo. Por eso, y porque para la empresa y para mí compro en Amazon con regularidad, y me compensa tanto el ahorro como, sobre todo, la inmediatez. Como dato negativo, no estoy del todo contento con el contraste entre fondo y tinta, que es aceptable pero es inferior al de las pantallas PVI más modernas.
A lo que voy. Estaba hasta los pies de buscar fallitos de dictado de voz. No iba a imprimir un borrador, porque además de lo dicho produciría dato muerto. Así que saqué al DX de su funda, actualicé la copia del informe gracias a Calibre (por cierto, hay que ver cómo ha evolucionado, sigue teniendo una interfaz tan asquerosa como antes pero es mucho más potente), y me puse a la tarea con la luz adecuada.
Hay que decir que el teclado no es muy rápido, pero no es insufrible. Le daría una velocidad relativamente superior a la de los smartphones. El truco para la correción lo encontré en minimizar cada anotación correctora. No era difícil, porque no es lo mismo que comentar textos.
Una vez repasado el texto, lancé la funcionalidad de My notes & Bookmarks, que realmente es una pasada para esto y marca la diferencia, no sólo el texto. En pantalla salen las anotaciones y subrayados, y si pasas el cursor por ellos te lleva a la página de referencia. El problema que tenía esto es que recorrer el menú una y otra vez, ida y vuelta del texto a las anotaciones, era innecesariamente lento. Y aquí afiné (no digo nada nuevo para el dueño de un kindle), gracias al contexto, a las 3 líneas que el Kindle incorpora del texto original por nota. Haciendo búsquedas mínimamente finas en el texto, daba en segundos con el fallo, y a por el siguiente.
90 minutos para los más de 150 folios. Nada mal.
En la continuación de este post, comentaré ejemplos claros sobre lo inapropiado de calificar al Kindle como herramienta inadecuada para el estudio.

Cada día me doy unas vueltas por la blogosfera tecnológica y comento lo que me llama la atención con los colegas. Aquí pretendo hacer otro tanto. Algunos de los temas reincidentes serán Tablet PC y e-ink, y ya de antemano espero que los espíritus sensibles no se lleven las manos a la cabeza si con peor o mejor fortuna explico de forma llana algunos de los temas que trate, porque lo que pretendo es que esto no lo lean sólo los frikis, geeks y demás gentuza como yo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)