domingo, noviembre 14, 2010

Un tableto para niños

Hace unos días leí una noticia que, más que preocupante, la encuentro sintomática. Isabella Products Announces First “Children’s Tablet”.

Como alguno de vosotros sabéis (incluido el padrino de Aurora) tengo dos niños de tres y cinco años. Tienen cierto contacto con los ordenadores, principalmente a través de videos y un poquito de uso de software libre educacional. Evidentemente no están en condiciones de entender la diferencia entre software libre y software propietario, pero nuestra decisión se basa en una filosofía de educación más amplia, que supera con mucho a los ordenadores: queremos someter lo menos posible a nuestros niños al impacto masivo de la publicidad.

En nuestra casa no hay televisión ni la va a haber. Llevamos ya 10 años sin televisión y cada día nos satisface más esa decisión. Es completamente imposible que pasemos el tiempo libre del fin de semana haciendo shopping en un centro comercial, y es igualmente imposible que llevemos a los niños a una tienda de juguetes. El único contacto que tienen con el proceso de compra es la "compra aburrida": la compra de comida y demás artículos de primera necesidad.

Esta mañana estábamos hablando del efecto de estas decisiones: mientras los niños de su edad ya empiezan a reaccionar al bombardeo de publicidad y a concentrarse intensamente en la perspectiva de las Navidades y la avalancha de regalos, los nuestros siguen su vida habitual y no conectan en absoluto la Navidad con compra desquiciada sino con frío, unos pocos regalos de los Reyes magos y reunión con la familia.

Por supuesto, no pretendo dar lecciones a nadie. Esto que estoy contando le funciona a mi familia, pero no tiene por qué funcionarle a otras familias. Cada uno en su casa, y Dios en la de todos. Lo cuento todo básicamente a modo de contexto, para darle un marco al análisis que voy hacer del tableto para niños.

La información con la que contamos es realmente escasa, dado que el producto no está todavía la venta. Lo que sabemos es que se  trata de un tableto enfocado al uso por parte de los niños. Para los que tengáis hijos o sobrinos nietos pequeños, sabéis que eso no es ni mucho menos garantía de un efecto positivo en los niños. No pocos de los productos informáticos dedicados a los niños (y no pongo nombres, los que tenemos niños ya sabemos a qué me refiero) son productos de muy baja calidad que hasta hace muy poco tiempo se basaban en cierto grado de ignorancia por parte de quien lo regalaba y en animaciones primitivas y sobre todo muy poco interactivas.

En ausencia de información más detallada, lo único que puedo hacer es hablar del tableto para niños en base a la única imagen que han ofrecido, con colores y formas suaves y que evoca claramente un concepto de "mi primer tablet".

No niego que una interfaz táctil tenga cierto atractivo para los niños. Lo que sí que puedo decir desde mi experiencia es que lo que motiva a los niños es hacer e interactuar. Sus deditos pueden sentirse cómodos con una interfaz táctil, pero la increíble rapidez tienen para aprender cualquier cosa que les motive relativiza en no poca medida la interfaz táctil comparada con una interfaz "anticuada" que use el ratón. Lo que me parece esencial es que el dispositivo, más allá de su formato, tiene que ser un medio para un fin: aprender y explorar de forma divertida, y que esto no sea una frase de marketing sino una realidad incontestable. En este sentido, la ventaja del tableto residirá en cómo configuren el conjunto de hardware y software para dar la máxima interactividad y flexibilidad al niño. Por otra parte, el halo de novedad que sigue envolviendo a los tabletos puede hacer olvidar al consumidor poco avisado que ya hay mucho inventado, que hay software infantil (insisto, especialmente software libre) que ofrece muy buenos resultados.

De hecho, se me ocurre un problema nada despreciable en el concepto de un tableto para niños: un tableto es un objeto que se sostiene en las manos la mayor parte del tiempo o todo el tiempo. Por lo tanto, es un objeto que lo usa una única persona a la vez, al menos hasta que se lo entrega a otra persona. No digo nada nuevo, es lo que ha pasado toda la vida con las consolas portátiles. El problema que tiene esto es que aísla en cierto sentido al usuario, si lo comparamos con un dispositivo que la mayor parte del tiempo esté en una mesa, en un sofá o incluso en el suelo, sostenido por sí mismo gracias a la configuración que tiene. Obviamente, estoy hablando de un ordenador portátil. Es mucho más sencillo situar el ordenador portátil encima de un sofá y utilizarlo varias personas a la vez, tanto el adulto con el niño como varios niños. No digo que sea una diferencia radical, pero es una diferencia que creo que está ahí.

Más allá de la diferencia de configuración e interfaz está un problema mucho mayor: un tableto para niños es un objeto de consumo teóricamente optimizado para maximizar el deseo y la intención de compra por parte de los adultos. Hace unas semanas vi un estupendo documental en tres partes llamado "la corporación, instituciones o psicópatas". Dedican una secuencia a hablar de la construcción del niño pequeño como futuro consumidor y la presión que se ejerce sobre él por medio del tremendo poder del marketing. Estaba tan bien explicado por algunos de sus protagonistas (de profesionales dedicados a esa "labor"), que me abrió los ojos y me vacunó aún más si cabe hacia los productos destinados a los niños. Mejor dicho, más que destinados, publicitados hacia los niños. Como sabéis, lo terrible del caso es que la publicidad hacia los niños utiliza nuestra fortísima vinculación emocional con los locos bajitos para facilitar el proceso de venta. La conclusión, para mí, está clara: un tableto "para niños" me resulta completamente inaceptable.

No cierro completamente la puerta a que mis hijos terminen usando algún tipo de tableto, si no tengo completamente claro y compruebo que los efectos son los que busco. Si es el caso, será un dispositivo genérico. Lo que sí que tengo claro, más que nada porque ya lo estoy haciendo, es que un dispositivo anticuado que utilice pequeños programas muy conocidos es perfectamente válido y les motiva y divierte. Como tengo también claro que, a la edad de mis hijos, es mucho más importante que se diviertan con juguetes físicos, que hagan sus propios juguetes y que jueguen con nosotros a que utilicen un ordenador, que ya tendrán tiempo para ello.
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