Una de las entradas de tinta-e que más éxito tuvo en su momento fue "Materializa tus e-libros rápidamente". En 2006 explicaba de forma rápida como usar LyX (el maravilloso, maduro y postdefinitivo front-end para el también wonderfulesco LaTeX) para maquetar un ebook en muy poco tiempo y prepararlo para imprimirlo y leerlo con comodidad. Lo único que lamento de LyX es no haberlo dominado antes de acabar mi tesis, porque la tuve que acabar con OpenOffice. Después del currazo de 7 años, aún hoy en día me sigue doliendo el Albanian look que tiene mi magnum opus, con el permiso de los bravos habitantes de esa bonita nación balcánica. Sí, ya sé que hacer bromas con Albania es un deporte de riesgo moderado, pero cada vez que veo los resultados de OpenOffice no puedo evitar pensar en un Enver Hoxha definiendo por Ouija el look&feel y los resultados de la famosa suite ofimática libre.
Y, por si alguien no lo sabe, acabé la tesis con Ooo porque Word 2003 tuvo a bien corromper la hoja de estilos y multiplicar por 6 el número de páginas de la obra, descuadrando en el proceso todos los gráficos.
A lo que voy. Mi historia de amor con LyX nace al acabar la tesis y se ha mantenido desde entonces. Lo he defendido a capa y espada, porque durante años la mayoría de los que me rodeaban no admitían sus ventajas en su justa medida. He sido su evangelizador itinerante tanto donde era oportuno como donde no, y lo he hecho con tanto entusiasmo que jamás he conseguido que alguien acabe su tesis con LyX. Bueno, mi amigo JJ está empezando a documentar sus desarrollos con LyX, y como es inevitable la documentación tiene un aspecto supremo, pero veremos cuánto dura.
¿Y a santo de qué tanta brasa?
Pues dejando aparte el tópico sobre la propiedad de un blog individual, prefiero que juzguéis por vosotros mismos (se trata de la conversión a LyX rápida (10 min) de un artículo que estoy leyendo y que os recomiendo):
5 Ways The Google Book Settlement Will Change The Future of Reading by Annalee Newitz
No sólo es el aspecto. Es la tremenda velocidad de trabajo: como quiera que la interfaz de LyX está liberada de las restricciones que impone el WYSIWYG (esto es, lo que aparece en la pantalla no es lo que va a aparecer en papel, porque para eso LyX y LaTeX son WYSIWYM, What You See Is What You Mean), en la pantalla veo la estructura de mis contenidos: el texto corrido, los títulos de sección y descendentes, negrita, cursiva, caracteres con serifa y sin ella y ya. Mejor para el acto de escribir que LaTeX, porque los tags más comunes los cambia por su expresión gráfica (negrita, énfasis, secciones, etc.). El resultado es que la interfaz de LyX me concentra en escribir, en hacer crecer y ampliar los contenidos, sabiendo que no voy a ver el continente hasta el último momento, que no tendrá nada que ver con el contenido y que será estéticamente superior a cualquier cosa que ofrezca WYSIWYG.
Pero sí, el aspecto también importa. De word no puede ir nada a imprenta directamente, mientras que LyX y LaTeX sí. Un ejemplo, El recepcionista de cadáveres, el último libro de mi suegro. LyX ofrece ante todo coherencia y la finura extrema de LaTeX en la composición tipográfica, con el ajuste tan fino de cajas y espacios. Por no hablar de la tranquilidad y el ahorro de curro: generas tu documento en DinA4, y transformarlo en A5 es dar una única orden y recompilarlo.
Los informes finales de mi empresa siempre van en LyX, y las reacciones siempre son positivas. Lo que cuenta, por lo que me pagan, es por el contenido, pero el continente puede demostrar muy bien el mimo que le has puesto a tu trabajo. Y leer un informe en DinA4, salido de OpenOffice o word y maquetado de aquella manera en Arial 12 a espacio y medio no es comparable a leer un informe en Din B4 o Din A5 con alguna tipografía LaTeX.
Tras la inevitable, encendida y larga alabanza de mi herramienta de trabajo viene la reflexión sobre los ereaders: ¿Tiene sentido LyX/LaTeX en los ereaders?
Es una pregunta que dejo en el aire, a ver que os parece, y mi respuesta sería que, de momento sí. Estamos muy al comienzo de la curva de adopción de los ereaders dedicados, y casi todos los profesionales leen los informes en papel. Hasta que no alcancemos el final de la mayoría tardía en la curva no se podrá asumir el envío de un informe sólo en versión digital, el papel tendrá que estar ahí, con su cuidado o falta del mismo en la maquetación.
Por otra parte, a mí sí que me sirve LaTeX con un ereader: cuando tengo el informe muy avanzado, me fastidia tener que imprimir borradores teniendo ereaders (por ecología y también por portabilidad del ladrillo que toque en ese momento). El problema entre los ereaders y LaTeX me surge, creo, por los tonos de gris que admite cada uno y por el antialiasing de las fuentes. En algunos casos (cybook gen 3), el PDF proveniente de LaTeX queda realmente horroroso, pixelado y mucho mas feo y menos legible que sus fuentes nativas (lo cual no deja de ser un contrasentido, tratándose de máquinas movidas con Linux). En otros casos, como el Irex Iliad, las fuentes quedan mucho mejor, "oliendo a LaTex", que diría Cueva Lovelle. Esa expresión vino cuando le presenté, hace dos eras, un proyecto que tenía para Microsoft de etnografía con Tablet PC y me dijo "Huele a LaTeX que tira de espaldas: ¿Cómo se te ocurre presentarlo así a Microsoft?" FAIL.
Lo que me joroba de toda esta cuestión es que un ereader es una herramienta estupenda para leer borradores de informes y trabajar con ellos. El problema está en que, si conviertes el informe a su formato reflowable nativo (ya sea .mobi o .epub), te quedas sin comprobar la maquetación. Y si le metes tu bonito PDF latexizado, a veces se lee realmente mal. Es más, para aquellos ereaders con capacidades avanzadas de trabajo con PDF, LaTeX sería realmente un invento por el redimensionado de página de forma prácticamente automática, pudiendo adaptar el texto físico al tamaño exacto de la caja de texto de los ereaders si se disponen de las fuentes del texto.
¿Qué os parece? ¿Alguien se anima a probar un texto latexizado en su ereader? ¿Y a colgar la foto de dicha prueba?