Foto: scobleizer, el gurú blogguero, tras adquirir su iPad
No, no me he equivocado. No quería decir "historia". Volvemos a repetir aquellos maravillosos días de enero, con el mundo "loco" por las expectativas hasta que ven el iPod de Bilbao.
Parece que la desilusión a su vez se ha deshinchado y ha permitido una segunda ronda de hype desbocado. En este caso, dado que hablamos de un producto conocido, ya no me cabe la inocencia como planteamiento. O bien estamos hablando de bienpagados y estómagos agradecidos, de plumíferos a los que Apple paga para poner por las nubes y levantar desde la desilusión un producto en el que han invertido MUCHO, o bien hablamos del mesmerizado, del consumidor pasmado por la manzanita.
Porque no lo entiendo. No entiendo racionalmente como desde la desilusión puede volver el hype, sabiendo lo que no tiene y lo que permite. Recuerdo dos aspectos básicos:
- Las posturas acrobáticas que hay que tomar para escribir. Recordad las fotos donde el propio escribe de cúbito supino, con las piernas artísticamente encima de la mesa o arrebujado para que las pantorrillas elevadas suplan al ángulo que por sí mismo toma el portatil o netbook. Escribo este post sentado en mi sofá, con el portátil en mis piernas y la pantalla puesta en el ángulo adecuado. No es difícil de imaginar que un simple post como éste no sería tan cómodo de culminarse con el ipod de Bilbao en las pantorrillas, viendo de aquella manera la pantalla (que tapan mis dedos) y sin el feedback táctil que recibo al pulsar las teclas de un portátil. Escribir sin mirar el "teclado" se dificulta sobremanera.
- La pantalla retroiluminada y de ese tamaño no hace viable la lectura prolongada de textos prolongados. Haced la prueba, leed en vuestros netbooks un texto considerable, pongamos de más de 10.000 palabras. ¿Cansa, eh? Pues eso, que por más que por multisobo las "páginas" se pasen en 3D (supongo que con un sensual sonido de página desplazándose, y dentro de poco el accesorio iSmell, que libere un suave olor a libro viejo), te sigues tostando la vista con una pantalla que tiene una luminosidad distinta a la del entorno.
Y pese a esto, pese a que sigue siendo una solución en busca de un problema, y pese a que ya hubo una desilusión en Enero, los bienpagados y los believers vuelven a tratar de vender que lo blanco es negro.
El tiempo da y quita razones, y no puedo negar el poder del márketing empleado con habilidad. Pero veremos qué pasa cuando finalmente salgan tabletas al mercado a la mitad o a un tercio del tiempo (o incluso a la quinta parte del precio), y sobre todo cuando algunas puedan evitar de una forma u otra la retroiluminación.