El primer ereader con pantalla mirasol puede llevar el camino del dodo

Llevaba unos días sin escribir, tanto por diversos chaparrones laborales como por la falta de noticias sobre nuestros mundillos que me llamaran la atención. Por si fuera poco, acumulo retraso sobre mi proyecto de conectar un nook touch a un teclado USB, y aún me queda tiempo para recibir un alphasmart dana.

Desafortunadamente, esta racha la han roto los de kyobo con su Mirasol ereader. Sí, ese ereader que fue el primero en sacar una pantalla mirasol al mercado, con el desgraciado resultado de ser una máquina asombrosamente lenta y poco fluida. En un primer momento defendí el concepto, dado que las comparaciones con los tabletos no me parecían relevantes. Después se pudo contrastar las primeras pruebas con los videos promocionales, y nuestro gozo en un pozo. Finalmente llegó la prueba y crítica demoledora de Nate el Grande, y la fiesta se acabó. No sólo el software era lamentable, sino que incluso la pantalla no estaba a la altura de las expectativas.

Leo en Teleread que kyobo va a liquidar las existencias, sin reponer por existencias nuevas. Blanco y en botella. No hay más que decir. No sé si en la era pre-tableto habría tenido alguna opción, pero ahora no la tiene. No si ofrece mucho menos que los tabletos de 7" de gama media, al menos 100$ más baratos.

Mi conclusión final: se me agotan las reservas de optimismo y de fe en alternativas a los tabletos con pantallas LCD. Los ereader basados en e-ink han quedado en un nicho relativamente popular, pero forzosamente limitados para mantener el precio bajo. Y las alternativas no despegan, ni pixel qi y su promesa permanente que nunca llega a buen puerto, ni Mirasol y su retrasada salida al mercado, ni liquavista...

Una pantalla Super-IPS es algo digno de ver. Diría que han llevado su tecnología a una perfección más elevada de lo que había previsto, pero no deja de ser retroiluminada. No deja de cansar la vista mucho más que el papel.

Y viendo los comentarios que hacéis periódicamente, es evidente que somos un mercado de tamaño no despreciable: los que queremos un dispositivo en el que podamos leer con la comodidad del papel, pero donde al menos podamos escribir con la comodidad que ofrecía el papel de las máquinas de escribir.