Más experiencias con el alphasmart dana

Lo que me jode del alphasmart dana es que en Madrid tenemos 3 semanas de primavera, en el mejor de los casos. Y por si fuera poco, durante ese corto período de tiempo les da a las gramíneas por reproducirse y llenar el aire de polen.

Digo esto porque el alphasmart dana brilla en todo su esplendor a la luz del sol. Estoy escribiendo esta entrada en el Parque Juan Carlos I, a la orilla del lago, con el sol ocultándose y los pies descalzos en el césped. La temperatura es perfecta, unos 27 grados, y a la sombra el dana se lee perfectamente.

Cuando digo perfectamente quiero decir eso. Sería pluscuamperfecto o paraorgásmico (para-, ojo) si tuviera una pantalla EPD como la de mi kindle, pero esto es perfectamente útil y utilizable. Es más, si lo comparo con la experiencia de usar bajo esta luz una pantalla retroiluminada, gana el cristal líquido. A la luz del día, ojo, que con poca luz pasa a ser incómoda.

Pero vaya, para ponerte a escribir en un parque es algo gozoso, comparado con los equipos que he usado anteriormente. Los que más se acercarían serían mis thinkpad "de los de antes", con pantallas mate que se pueden leer bastante bien a la sombrica. Pero vaya, ya que comparamos con los thinkpad, diré que el tacto y recorrido del teclado es perfectamente comparable al TECLADO de portátil, a los teclados de thinkpad hasta las primeras series X1 de hace un par de años. Los teclados thinkpad se han ganado fama con toda razón, digan lo que digan de los teclados de isla que ahora todos imitan. En portátil, nunca he encontrado nada parecido a la realimentación y el tacto que permiten el touch typing como los teclados thinkpad. Tanto la disposición como el recorrido y el tamaño completo permiten escribir igual que en el escritorio.

Desde hace algunos días tengo la experiencia completa, al menos la que imaginaba. Logré encontrar una tarjeta de 256Mb, que el dispositivo puede leer sin problemas. En la tienda de fotografía del barrio me la rebajaron a 12 euros, comparado con los 40 a los que se vendía allá por 2004 :). La ventaja de la tarjeta es que me permite grabar los textos que voy pariendo, sin temer que la pérdida de carga de las tres pilas se pueda llevar los textos por delante. Con ese backup retro, y tres pilas de repuesto, puedo echar las santas horas cuando el astro rey hace posible estar en la calle. En Madrid, antes de las 2pm o después de las 6pm, pico más, pico menos. Y eso que éste no es el peor Julio que hemos tenido.

Dana es muy ampliable. En primer lugar, porque se le pueden instalar aplicaciones de Palm OS. Aplicaciones, sí, porque en tiempos del Palm OS no había apps. En segundo lugar, porque se le puede conectar a wifi. Si usas wep, claro, porque a nuestro amiguito retro se le atraganta WPA. Pero la cosa es que no deseo ampliarlo.

No. Lo único que necesito es una letra de un tamaño suficientemente grande como para que sea amistosa con mi creciente presbicia, pilas para poder escribir durante horas... y nada más. Sólo quiero escribir con él, y para eso es magnífico. Quiero eliminar las distracciones, algo nada fácil con un medio digital.

Cuando llego a las cercanías de un PC, conecto el dana con el cable USB y le paso los textos imitando las pulsaciones del teclado, que es muy gracioso y además obvia el problema del teclado castellano. Como quiera que mi HTC desire empieza a dar problemas, el próximo smartphone tendrá USB host, de manera que podré hacer lo mismo con él, conectarle el dana y pasarle los textos. Prefiero esta solución a los atajos de teclado para los acentos, que funcionan pero que no tengo almacenados en la memoria de mis dedos: sé dónde está el acento en el teclado de mi PC, y aunque quede en la pantalla un apóstrofe, tal que as'i, cuando lo paso al PC todo queda bien.

El único defecto que le estoy sacando es el que señaló Ricardo en su momento: que con poca luz, cuesta un poco leer en pantalla. A la anochecida, antes de que nuestro ayuntamiento se digna a encender las farolas, porque luego debajo de una farola se lee perfectamente lo que se escribe.

Cuanto más lo uso, más claro me queda que tanto el alphasmart dana como un futurible ewriter son productos para minorías. Son productos para disfrutar en un parque, la playa o la montaña. Son productos destinados a la escritura puritana, o a tareas mucho más ligeras y limitadas de lo que se estila hoy: email o navegación ligera, sin alharacas, animaciones, video o siquiera pocos gráficos.

En un mundo donde la multitarea es una amenaza permanente contra nuestra atención y concentración, en un mundo plagado de pajaritos voladores o de contenidos sinceramente interesantes que llaman a nuestra puerta a todas horas, hace falta desconectar. El problema, claro, es que la desconexión pasa por renunciar a buena parte de lo digital y escribir en un cuaderno. No sé vosotros, pero yo hace muchos años que no escribo casi a mano por pura practicidad, porque la velocidad de la escritura con teclado deja muy atrás incluso a cuando escribo con la peor letra posible.

El dana es el mejor equilibrio del que dispongo. Una herramienta sin distracciones y usable a la luz del sol, para llevármela a un entorno agradable, al campo o a un jardín, donde poder desarrollar todo lo que tengo que sacar a la vez. Hoy, por ejemplo, habría sido perfecto si no fuera porque una fiesta infantil con posibles ha puesto unos altavoces con música de payasos (literally), que no he podido filtrar del todo y que me ha arrebatado paz de espíritu.

En fin, que con el dana bajo mis dedos no dudo en recomendároslo si vuestras necesidades se ajustan a lo que describo arriba. Es lo mejor que he visto, por más que lo que realmente me gustaría sería algo parecido pero con pantalla EPD, o una carcasa donde colocar con comodidad el ereader y conectarle a un teclado físico externo.