miércoles, abril 06, 2011

El futuro de los dispositivos móviles es múltiple

Al menos, es lo que se plantea Hugo Ortega, un veterano de los tablet PC y dispositivos comparables. Al loro de cómo empieza el post.
There are some people who think we’re entering a tablet bubble – that analysts are pushing growth too hard and that people don’t yet know what they will do with their tablets. And to be honest, I’m still someone who needs three devices to get my work done and most people when surveyed admit they use their tablet primarily for entertainment.Part of that is the fact that the majority of new tablet owners have iPads and Android tablets, designed for entertainment before productivity. Another part is that the tablet platform has not fully defined itself yet – it’s so new that manufacturers are eager just to get into the market. They haven’t actually figured out how they will specialize and provide solutions to their customers
No tengo claro si soy una de esas personas que empiezan a temerse que hay un entusiasmo excesivo por los tabletos, sobre todo en las web tecnológicas. La definición más feliz que he encontrado de los tabletos es ésta: "no lo necesito, pero lo quiero". Salvo quienes se toman en serio la estupenda boutade del PostPC, diría que hay un perfil amplio de propietarios de tabletos que los usan para infotainment antes que para otra cosa, para lo que han sido diseñados.

El otro día tuve una reunión de la que no daré más detalles ;). Uno de los asistentes sacó un iPad y empezó a tomar notas. Si el reojímetro funcionó bien, diría que activó el sonido del teclado virtual. Y así transcurrió la reunión, con los asistentes exponiendo y un suave clic-clic-clic de fondo. Como no me gusta nada usar un portátil en una reunión - creo que ni presto atención suficiente y creo que distraigo más de la cuenta - y como me había dejado en el despacho el SmartPen que uso para esos menesteres y para grupos de discusión, entrevistas en profundidad, etc., saqué el móvil (un HTC desire) y abrí un editor de textos. Para mi sorpresa, tomé unas notas razonablemente completas utilizando swype como teclado virtual, y me di cuenta de que no sólo es útil, sino que es menos intrusivo (el dedo dibuja las palabras sin hacer ruido) que un tableto.

Evidentemente, hablo sólo a partir de mi experiencia y es mi criterio nada más. Pero me pareció que el iPad no daba la talla en la sala de reuniones. Estábamos en un círculo de sillas y su dueño lo apoyó en los muslos, adoptando una postura encorvada, recogida, casi como una gárgola. Tampoco he usado demasiado tiempo el teclado virtual del ipad o de otros dispositivos comparables, pero diría que no se alcanza la velocidad y eficiencia que se puede tener con un teclado físico y, además, hay que prestar más atención al proceso de escritura: hay que mirar tanto a la línea de texto como al teclado, dado que no hay feedback táctil.

Hugo es más optimista que yo, lo cual no es nada extraño dado que está profesionalmente centrado en los dispositivos de movilidad, y puede y debe probar más dispositivos a lo largo del día. Asume que esta primera generación de tabletos se basa en un formato común con el que responder a un abanico de necesidades amplio, y que eso va a cambiar. Con o sin polvo de hada, un mismo dispositivo táctil no puede servir con eficiencia a tareas de productividad profesional, a tareas de infotainment y a tareas relacionadas con la educación. El escenario que nos dibuja es el de una generación siguiente de tabletos menos generalistas, usando el que corresponda a cada momento según necesidades (y posibilidades económicas).

Tiene sentido, si lo miramos desde cierto punto de vista: los smartphones centrados en Internet (Android, iphone, win7phone, cojones (digo, webos), la siguiente generación de blackberry, ¿meego?) son tabletos pequeñitos conectados autónomamente a Internet (o, a la inversa, los tabletos son smartphones enormes, con o sin servicio de voz y/o conexión autónoma a Internet). Diría que han entrado en nuestros bolsillos para quedarse.

Después, tenemos los ereaders, cuya pantalla y precio actual les han granjeado cierta popularidad y sirven con eficiencia a un propósito: leer. Como quiera que los tabletos actuales son menos eficientes para la lectura prolongada y concentrada, esa necesidad seguirá necesitando una respuesta.

Tenemos también el tableto centrado en el infotainment, con dos ventajas básicas: peso y tamaño, por un lado, y autonomía de las baterías, por otro. Ambos son factores dignos de consideración porque, como decía el padre de un compañero de trabajo, "no entiendo como tantos currantes cargáis arriba y abajo con vuestros portátiles para llegar a oficinas donde tenéis máquinas de sobremesa". Y si bien es cierto que hay currantes como el que firma este post, que trabajan en la oficina sólo una parte del día y de la semana, teniendo que trabajar en movilidad el resto del tiempo, lo cierto es que muchos portátiles se han cargado, día a día, por falta de alternativas.

También asoman por el horizonte las alternativas a los netbook, tanto smartbook (netbooks con ARM, con su correspondiente autonomía, y Linux o Android) como tabletos como el ASUS transformer, diseñados desde el principio para trabajar bien con un teclado al que se enganchan. En este caso, si (¿cuando?) el software acompañe, se podrán llevar a cabo más tareas relacionadas con la productividad.



En resumen, el futuro puede ser tan o más múltiple que el presente. Yo ahora suelo llevar mi portátil principal (Hp Envy 13), el smartphone y un kindle 3. Cada uno cumple una función que no pueden cumplir los demás. Si Amazon u otro acaba ofreciendo un Señor Tablet con pantalla mirasol, liquavista, (¿Pixel Qi?), sustituirá al kindle 3 pero no en principio ni al móvil ni al portátil en la mayoría de las ocasiones. De la misma manera, mis necesidades no van a ser las mismas que las de los estudiantes, que tendrán que priorizar otras funciones, o las de otros profesionales que trabajan con herramientas distintas a las mías.



En cualquier caso, bajar el peso, el volumen y la autonomía de los dispositivos que llevas encima es un objetivo significativo, siempre y cuando esté conectado con necesidades y tareas reales a cumplimentar con uno o varios dispositivos que las pueden resolver con eficacia. Diría que el futuro no apunta a dispositivos de convergencia, y que la respuesta actual a los iPad se debe a la falta (hasta hace poco) de alternativas: sencillamente, me resulta difícil de aceptar que el mismo tamaño, peso y otras consideraciones de formato resuelvan un abanico extraordinariamente amplio de necesidades.

Pero puede haber una alternativa: si cunde el ejemplo del motorola Atrix y los fabricantes toman medidas (definiendo interfaces con las que los smartphones se puedan conectar), un smartphone podría ser el núcleo central al que añadirle una pantalla más grande (introduciendo el smartphone en un zócalo, por ejemplo), un teclado, etc.



Con todo, y pese a que esta posibilidad es indudablemente atractiva, no creo que acabara desplazando por completo a los dispositivos múltiples que solucionen con eficiencia necesidades muy específicas. Estoy convencido de que tabletos de diferentes formatos y, muy probablemente, Señores Tablet, serán los que dominen el mercado de 2012.
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