¿En serio?
El problema comienza con un bellísimo hombre de paja positivo
Any LaTeX user with an iPad has had the same thought: I want to use my favourite document creation system on my favourite device. Despite everything I am about to say about the LaTeX codebase, there is nothing like it for composing beautiful documents, and the iPad is the most beautiful platform out there, so it is natural to try and combine the two.Vayamos por partes: en 2010 el iPad era el ordenador apropiado para tu madre. Luego fue el dispositivo apropiado para Obama, Rita Barberá, Zapatero o Esperanza Aguirre. Y acabó con la última llamarada desbocada del campo de distorsión de la realidad de Steve Jobs (imagino que ya reencarnado, dado que es budista y no tenía pinta de nirvanado): el iPad es el abanderado de la era Post-Pecé, esa época histórica en la que sólo los camioneros manejamos PC y los gráciles eloi flotan diariamente con sus tabletos.
Un hombre de paja positivo: se construye una falsa inevitabilidad. O se juntan extremos inmiscibles. Por ejemplo, disfruto comiendo comida china razonablemente auténtica (donde comen ellos) y disfruto de los conciertos a los que voy al auditorio, pero no se me ocurriría pedir al acomodador que me ha llevado al asiento Shia Long Bao (o como se diga) y cerdo a los cinco sabores. El acomodador, o el cocinero chino, no tienen la culpa de que quiera juntar las churras con las merinas de forma impropia. Cada cosa tiene su momento, espacio y oportunidad. Si insisto en colapsar el espacio tiempo y mover obscenamente el bigote mientras me zampo rico tras rico platillo en un asiento de los bancos del coro, no debería sorprenderme que los músicos me lancen miradas asesinas, que los de seguridad me echen y me fotografíen para que no vuelva a entrar o, directamente, que nadie me traiga mi ración de cerdo a los cinco sabores.
Sin embargo, este señor culpabiliza a LaTeX por no poder cumplir con las exigencias de la AppStore. Por no poder funcionar en el iPad. Ni se le pasa por la cabeza que podría compilar el documento LaTeX en un servidor remoto y hacer un editor de LaTeX multitouch y con bellas animaciones sobre los \textit{}. Para el autor, la culpa no la puede tener su adorado dispositivo, al que le exige lo que no le puede dar.
No es una novedad, ni mucho menos. Las poderosas conexiones emocionales con el iPad provocan severas desconexiones del principio de causalidad y aún del sentido común. Tanto mesmeriza el aparato, dobles lecturas aparte, que una y otra vez se olvidan de que no se pensó para trabajar. Se pensó para el ocio o, como mucho, tareas muy ligeras. Las tareas intensas, aburridas, siguen relegadas a esos despreciables PC con teclado.
Este caso es especialmente llamativo porque termina culpabilizando a uno de los modelos más exitosos de Bazar de todos los tiempos. La biblioteca de LaTeX / BibTeX es una torre de babel maravillosa, con veintitantos años de regalos de genios desinteresados que han permitido que con LaTeX se puedan hacer operaciones auténticamente insospechadas, sin romper compatibilidad, logrando que todo funcione y que se sigan pudiendo hacer libros hermosos. Y gracias a Lamport, que podamos hacerlos los mortales comunes y no sólo los que están a la altura de lo que demandaba Knuth.
Afirmar que la biblioteca LaTeX es un problema porque no puede ser aceptada en la AppStore - al exigir que todo entre en un único ejecutable - no es sólo papanatismo. Es también ceguera voluntaria sobre a dónde nos quieren encaminar. Por poner otro ejemplo, VLC no puede ser portado a la AppStore porque la AppStore no es compatible con los términos de la licencia GPL (pese a que, cómicamente, algunos mesmerizados afirmaran que VLC era incompatible con la licencia de Apple para la publicación de aplicaciones).
El problema no es sólo que se pretenda utilizar un dispositivo centrado en usos personales y de ocio para operaciones profesionales. El problema es que no se presta atención a los motivos por los cuales el software libre ha logrado los resultados que ha logrado, al papel imprescindible de las licencias libres, el modelo de bazar y la comunidad detrás de los productos.
Y finalmente: LaTeX funciona. Maravillosamente. Hay materiales de aprendizaje sobrados como para que usarlo de forma básica sea sencillo, y contamos con productos como LyX para facilitarnos aún más la tarea. Con LaTeX creo algunos de mis informes finales, por la pulcritud y precisión del aspecto, y por su suma coherencia, o algunas de mis presentaciones, cuando el orden y la limpieza que aporta Beamer va a marcar la diferencia. Por más que lo, no acabo de entender qué podría aportar nada que no sea un PC para editar y compilar un archivo TEX. No logro entender la ventaja que puede aportar un tableto para utilizar LaTeX, sin un teclado y sin la potencia de CPU que hace falta para que la compilación de un libro o texto largo no se eternice.
Esta bonita historia tiene moraleja: para un martillo, todo son clavos. Y un mesmerizado corre un claro peligro de perder, o de no llegar a conocer, lo que las herramientas "aburridas" de PC le pueden llegar a aportar, como es el caso de LaTeX