lunes, febrero 06, 2012

Un iPad para cada niño como símbolo de la falta de Norte

Si, habéis oido bien. No estoy hablando de One Laptop Per Child, la iniciativa del MIT que pretendía revolucionar la educación a escala mundial consiguiendo que los ordenadores llegaran a manos de niños de países en vías de desarrollo y que les sirvieran de instrumento de aprendizaje. Llevo años con el OLPC a cuestas, primero emocionado y luego decepcionado, por una gestión lamentable que llegó al paroxismo de querer entregarlos con helicóptero en las zonas más remotas, sin ningún tipo de explicaciones, para que los niños experimentaran. Negroponte se ha ahogado en su propio ego, o algo parecido.

Pero no, hoy de lo que voy a hablar es de One iPad Per Children. No es una propuesta, ni una campaña, sino una simple ocurrencia que ha tenido los santos cojones de enarbolar un redactor de ZDNet. En buena medida es una provocación, pero el hecho de que un medio de calado le haya dejado hueco me parece un símbolo estupendo de la falta de Norte, del momento colocar-las-sillas-en-la-cubierta-del-Titanic que estamos viviendo.

Recordemos que el objetivo de OLPC era y sigue siendo abaratar costes para alcanzar al máximo de niños posible. De hecho, fue el inspirador de los netbook, esos portátiles que no valen para nada (en palabras de San Esteban de los Trabajos), pero que han llegado a millones de manos. La idea matriz del OLPC era "un portátil de 100$", y podrían haberlo conseguido si no llega a ser por una serie estúpida de decisiones de diseño, y porque la tecnología de la época no estaba preparada para ofrecer una CPU barata en precio y en consumo de energía hasta el punto necesario.

Recordemos, también, que un trabajador de las líneas de montaje de Foxconn tendría que invertir el sueldo de entre 2 y 4 meses para poder comprar un iPad. Pero vaya, esto no es exclusivo del iPad, aunque quizás sea uno de los casos más extremos. Simplemente, creo que es bueno recordar que el coste de un dispositivo tiene una dimensión humana que hay que corregir, y que se puede corregir si se prescinde de beneficios obscenos año tras año.

No, lo que me ha llamado la atención sobremanera de la inevitabilidad de One iPad Per Children no es que un niño uruguayo o nigeriano no pueda optar a eso. Lo realmente llamativo es que muchísimos hogares occidentales, europeos o americanos, estarían fuera de esa propuesta: 500 euros o dólares en un dispositivo para cada niño de la familia, quizás renovado anualmente por caídas, golpes o estrategias comerciales, es mucho más de lo que amplios segmentos de nuestras sociedades se pueden permitir.

Semejante falta de visión podría hacernos pensar en el concepto "semejante" o "ser humano": si se tienen las narices incluso para enunciar que one ipad per children es inevitable, y como quiera que la mayoría de la humanidad no puede entrar en esa definición, quizás es que los únicos seres humanos que merecen ser tenidos en consideración, o siquiera los únicos verdaderamente humanos, son los que pasan ese corte.

Evidentemente, no me ha quedado otra que responder al fuego con el fuego, o a la obscenidad con la Ley de Godwin. Pero la aberración a la que me refiero líneas arriba nos debería animar a pensar en cómo conectar a nuestros semejantes con dispositivos de ayuda al aprendizaje, al mayor número de semejantes posibles. Y esto, claro, no pasa por el gadget del momento, sino por:

  1. Reciclar todo lo posible. Todas las piezas y equipos "antiguos" deberían exprimirse hasta que dejaran de ser útiles. Cada ordenador que acaba en la basura con componentes utilizables es una oportunidad perdida para que una persona acceda a los beneficios que damos por supuesto
  2. Apostar por lo más económico y apropiado para el aprendizaje. Aquí los ereader de 6" ganan de calle, por costes, energía y adecuación para el aprendizaje.
OLPC nunca llegará a proporciones significativas de la humanidad. Pero no me parece irrealizable soñar con One eReader Per Children.
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