Una lectora intensiva, de 2-3 libros a la seman, todas las semanas, se hartó de la escasa colección de títulos que tenía disponible en una pequeña ciudad de Nueva Zelanda. En nuestras antípodas, pero para el caso nos valen perfectamente una parte importante de los hispanohablantes, españoles o no. Fuera de las grandes ciudades, más que libros lo que tiene el lector son lentejas, y lee lo que hay o lo deja.
La vida de Joanna cambió cuando conoció en 2005 el proyecto Gutenberg, cuyos ebooks usó con una palm pilot. A partir de aquí fue probando diversos proveedores comerciales de ebooks, y la madurez actual del mercado de los ebooks le permite sintetizar su experiencia: se acabó la escasez. Si no me satisface, me voy a otra parte. O en sus propias palabras
I have become profoundly less patient. As a customer, I am less patient with publishers who sell shoddy products or with vendors who play funny games with geographical restrictions or inflated pricing or DRM schemes that complicate my fair and legitimate use. And as a reader, I have became far less tolerant of mediocrity. [...] But the blunt truth behind my newfound impatience is this: I simply don’t have the time to read anything that’s only so-so. I am drowning in content, and it isn’t letting up.Tal es la situación para un heavy-reader angloparlante que son muchas las causas que le pueden hacer abandonar un texto o un proveedor. Un OCR o control de calidad insuficiente, un DRM que falla o que le hace dar demasiados pasos, una restricción absurda y vigésimocenturiada de zonas geográficas... no hay problema, hay miles de títulos que reclaman la atención y que están a un golpe de clic. Un ejemplo de caso que ha perdido la admisibilidad:
A badly proofed new release whose refund required four separate emails to Kobo, including screen shots of offending pages, and a personal intervention from the CEO of Kobo himself? I’m over thatIncluso el caso aparentemente positivo del primer capítulo gratis en Kindle tiene su lado oscuro en esta era de la abundancia: si convence, vale; a la más mínima reserva, a otra cosa, butterfly.
Me ha encantado el repaso que le pega a unos cuantos proveedores, todos desde la misma óptica: el más mínimo fallo le hace decantarse por otras soluciones, porque las hay en abundancia. Fallos que antes se soportaban con resignación son motivos de pérdida de fidelidad.
Y es que es lo que hay, guste o no: vivimos en la era del libro sobreabundante, en competencia casi perfecta. Si se quiere ofertar contenidos, más vale cumplir la totalidad del checklist de los usuarios, porque esto no es un examen que se aprueba con un 5. Lo que es más interesante es que no es sólo un tema de precios o de DRMs, los más mentados: cada dificultad es una oportunidad para el abandono. La experiencia en 2011 tiene que ser fluida y perfecta, o en muchos casos será la última.
Con todo, el final es positivo y esperanzador para los perfeccionistas:
So, the good news is that I will indeed spend money on content, and I do indeed acquire a lot of it. But the bad news is that unless you are the latest instalment in the JD Robb series by Nora Roberts, or a new-release Stephen King, Kevin Brockmeier, Margaret Atwood or Connie Willis, it’s going to have to be good and you’re going to have to make it easy. It’s not enough to simply be available—quality is the new gatekeeper. With a to-read list that’s cleared the 1000-book mark and is growing, I simply don’t have time to spend on anything less than a compelling, error-free and professional-quality book.
No digo que no tenga razón, pero esta señora me revuelve las tripas.
ResponderEliminarEsa actitud basada en el "porque yo lo valgo" resulta francamente desagradable. Señora, si le gusta un producto cómprelo, si no no lo compre; critique lo que quiera, pero no vaya por la vida de heroína histeroide defensora de los derechos de los lectores, porque cae bastante petarda.
Diría que lo que importa es que es la actitud de la cliente perfecta de las editoriales que se ha pasado al ebook, lo que ha tenido consecuencias dramáticas para sus hábitos. Caiga bien o mal, es un buen ejemplo de la economía de la abundancia para los ebooks
ResponderEliminarNo, si en realidad estoy de acuerdo con casi todo lo que dice. Lo que ocurre es que la forma en que lo dice me hace fuir la bilis, no puedo remediarlo. My fault.
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