Mi padre y su hermano mayor están superando juntos la brecha digital. Todo comenzó hace año y medio, cuando visité a mi tío en Uberlandia (Brasil) y le estuve hablando de lo bueno que sería para él poder comunicarse con sus hermanos con email o chat. Tanto le motivó el asunto que se apretó el cinturón --es jubilado con pensión brasileña-- y se compró un ordenador.
Mi padre, por su parte, trataba hasta entonces al PC de su casa con digna indiferencia: él en su lugar (su sillón) y el PC en el suyo (despacho). Los dos se pusieron primero con messenger, y ahora con skype. Antes hablaban cada dos meses por el coste, y ahora hablan casi todos los días más de una hora. Mientras que mi tío navega con cierta soltura, mi padre usa de momento el ordenador como vía de acceso a skype. Eso va a cambiar, aunque ha obtenido un triunfo personal al disponer de un micrófono + auricular bluetooth y poder permanecer en su sillón.
Hoy mi padre no ha hablado con su hermano porque tenía un curso de office (una cosa lleva a la otra). Mi tío es bastante despistado y se le había olvidado, con lo que me ha llamado a la oficina con skype para preguntarme por mi padre. Yo he llamado a mi padre por móvil para preguntarle, y de pronto he tenido una pequeña iluminación.
Lo que véis no es un micrófono roto sino uno plegable. Aproveché esta circunstancia para acercar al máximo el micrófono del teléfono al auricular del móvil y viceversa, y así mi padre habló un par de minutos con su hermano a coste de llamada local de móvil. Me ha parecido comparable al güevo de colón.
Esta imagen, a su vez, me ha hecho reflexionar: ¿Por qué gastamos dinero en teléfono los que tenemos conexion de banda ancha a internet? De hecho, es más que posible que me abra una cuenta en Skype Out, pero lo que me parece significativo es que, de momento, no haya sido para mí un automatismo tirar de skype en vez de móvil. Cualquiera diría que la gratuidad sería un incentivo más que de sobra para aumentar el uso de la VoIP, pero las costumbres arraigadas se resisten con éxito a la racionalidad económica.
De hecho, la implantación de la VoIP puede ser un indicador buenísimo de la brecha digital, pues su adopción implica la digestión e identificación de conceptos centrales de la vida digital para el usuario final. ¿Vida digital? Bueno, por decir algo, por llamar de forma corta al lado bueno de la brecha digital
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