

Ha pasado ya un mes y medio desde que Daniel vino a toda prisa a este mundo. Como podéis ver, está de lo más lozano. Mi madre me ha prohibido que le llame "el niño brutal", pese a que no es pequeño sino joven. Me voy a ahorrar los detalles tópicos del padre sobre el peso (por dios, en navidades me rompe la espalda) o monerías varias.
Baste con decir que estamos muy contentos, que la mayor le tolera razonablemente y que hasta hemos logrado dormir.
Con la vida volviendo a su cauce habitual (ahora más ancho), es hora de volver a tinta-e. En las próximas horas, algo sobre el PC modular