Este artículo también se podría haber titulado "Un sacrificio para el usuario de ultrabooks". El recorrido y la resistencia de las teclas son las características básicas de cara a conformar la consistencia y comodidad en la pulsación de una tecla. Esto marca la experiencia, y conforme nuestro tacto llega a un grado de realimentación adecuado con el movimiento (cuando el teclado deja de ser nuevo para pasar a ser nuestro), podemos alcanzar la velocidad y el número de errores máximo para nuestra habilidad escribiendo.
Por supuesto, estas características tienen realmente sentido cuando hacemos touch typing: cuando escribimos sin mirar al teclado. De lo contrario, la velocidad no será lo suficientemente elevada como para que el recorrido y resistencia de la tecla sea realmente relevante.
Hoy, por cierto, no voy a tratar tipos de mecanismos, y ni mucho menos modelos concretos. Creo que es importante hablar primero de fundamentos, de características básicas, para superar conceptos preconcebidos y evaluar con ecuanimidad cuál es la opción que mejor se puede adaptar a nosotros.
La definición del recorrido de la tecla no puede ser más sencilla: la distancia entre la tecla en reposo y la tecla presionada al máximo. Incluso los gringos miden el recorrido en mm en vez de en sus mierdosas medidas medievales, como la centésima de pulgada.
La característica complementaria del recorrido es la resistencia de la tecla: la fuerza que genera el mecanismo de acción de la tecla y que tienen que superar tus dedos (en mi caso o en el de algún otro amigo, deos) para iniciar y terminar el movimiento de pulsación del teclado.
Antes de seguir, hay que hacer una precisión: para gustos, colores. Lo que estoy contando va a llegar a una conclusión, a la que compartimos todos los fanáticos de los teclados, tanto en portátiles como en escritorio. Si no os convence, dos sugerencias:
- Si funciona, no lo toques. Si te sientes cómodo, adelante con los faroles
- Con todo, no te va a sacar de pobre probar otra opción. Si usas un teclado de poco recorrido (como el de los PC con OSX de escritorio), te puedes encontrar la sorpresa de que otras opciones te pueden permitir escribir con más rapidez, con más comodidad y durante más tiempo. No serás el primero :)
La resistencia y recorrido tienen un efecto fundamental en el feedback que recibes por el tacto de tus dedos. Y el feedback tiene una única consecuencia: saber, sin mirar, que has pulsado una tecla. Ese feedback es extremadamente sutil, porque le separa un lapso de tiempo muy corto de la aparición de la letra en la pantalla cuando escribes. Pero llega al umbral de nuestra percepción y, repetido decenas o centenares de miles de veces cada día, acaba asentando una experiencia a la que nuestro cerebro se acostumbra.
Esa experiencia le permite anticiparse a nuestro cerebro y que nuestros dedos "sepan" con más o menos seguridad que la pulsación de la tecla ha sido adecuada. Funciona tanto por el recorrido como por la resistencia.
La resistencia puede ser desde la blandísima de algunos ultrabooks modernos, a la realmente épica de los primeros teclados IBM model M. Si la resistencia es muy blanda, dificulta que nuestros dedos distingan entre rozar sensualmente la tecla y pulsarla con eficacia. Por contra, una tecla dura no deja lugar a dudas (más aún si se produce un satisfactorio clac), pero por el contrario puede llegar a cansar.
Los verdaderamente expertos o fanáticos del tema coinciden en que la resistencia de la tecla debe variar, según el tamaño y fuerza de nuestros dedos, pero siempre debe ejercer una resistencia inicial que debemos vencer, y a continuación un movimiento mucho más suave. Vencer esa resistencia le dice a nuestros dedos que hemos pulsado la tecla pero, una vez vencida, todo gasto extra de energía no resulta en nada concreto y es mejor evitarlo. Pensadlo: decenas de miles de pulsaciones cada día. No es una broma en absoluto.
El recorrido de la tecla puede ir desde el escaso milímetro de los ultrabooks, hasta los cuatro milímetros e incluso algo más de los teclados mecánicos o los que, siendo de membrana, imitan al form-factor de los teclados de máquina de escribir. La consecuencia del recorrido es decisiva para el feedback: es ligeramente más difícil que tus dedos "sepan" que has pulsado eficazmente una tecla si el recorrido es de 1mm que si es de más.
Por si fuera poco, el recorrido influye decisivamente en la resistencia: cuanto más pequeño es el recorrido, más difícil es implementar una resistencia fuerte al principio y suave el resto del recorrido. Por ejemplo, necesitas más de 1.5mm para implementar un mecanismo de tijera (scissor switch), que es la base de la fama de los teclados thinkpad de IBM, digo de Lenovo.
La consecuencia de esto es que un ultrabook sacrifica, sin poder evitarlo, la optimización de resistencia y recorrido de sus teclas. En un ultrabook, con la tontuna que les ha entrado últimamente, delgadez == calidad. Esta anorexia del hardware provoca que el recorrido de las teclas afecta a un equipo que no supere los 10mm todo sumado, y que incluso cada décima de milímetro "ahorrada" sea deseable.
Hay un ejercicio muy sencillo: comparad el tacto de un portátil de calidad y antiguo con el de un ultrabook. Notaréis que es diferente: probablemente la pulsación en el ultrabook sea más blanda, con menos resistencia inicial, y con toda seguridad el recorrido sea más corto. Puede que, hasta ahora, no le diérais demasiada importancia a estos detalles, pero os invito a hacer una prueba: escribir unos cuantos cientos de palabras, un folio, con ambos teclados. Si tenéis tiempo, más de un folio. Podréis comprobar cómo tenderéis a cometer menos errores y a ser más rápidos en un teclado con más recorrido y mejor resistencia.
Por cierto, los equipos convergentes como el Surface Pro 3 de microsoft tienen un potencial prácticamente por explorar: al no estar concebidos como dependientes del teclado, sus tapas-teclado pueden ser más gruesas sin que eso afecte al diseño (lo que importa, en este caso, es que el tablet sea fino). De la misma manera, es más cómodo emplearlos sobre una mesa con un teclado de mejor calidad que el que se puede construir con pocos milímetros de grosor.
Hay que acabar insistiendo en que no hay un valor absoluto para recorrido o resistencia. Cada uno tenemos nuestras pequeñas variaciones al teclear, y nos podemos encontrar más cómodos con más o menos recorrido y, sobre todo, con más o menos resistencias. La mejor prueba de esto es que Cherry Corp., los fabricantes más conocidos de actuadores para teclados mecánicos, se ofrecen en siete variantes (azul, roja, negra, marrón, verde, clara y blanca), con diferentes variaciones en la fuerza de la resistencia inicial y del recorrido.
Por ejemplo, uno de mis teclados emplea actuadores Cherry Brown. Inicialmente, tengo que vencer una resistencia de 55cN, y después la resistencia pasa a ser de 45cN. Por contra, un unicomp que tengo con actuadores buckling spring tiene una resistencia inicial de 60cN, y el resto del recorrido es de 50cN. Parece realmente poco, pero la diferencia se nota.
Estoy convencido de que el teclado está casi tan anticuado como la máquina de escribir, en el mal sentido de la palabra. Esto es, de momento no queda otra que usarlo, pero se ha perdido buena parte del aprecio que había por un buen teclado. La prueba, precisamente, es el auge de los ultrabooks y sus teclados de pacotilla. Pero, gracias a la tremenda variedad de componentes para PC, podemos seguir adquiriendo un teclado de mejor calidad y respuesta de lo que nos encontramos de serie cada vez con mayor frecuencia. Los talibanes del teclado somos un nicho lo suficientemente importante como para que haya a ambos lados del atlántico tiendas que nos ofrecen teclados de calidad, e incluso con las teclas marcadas en español.
Probablemente los que peor lo llevan son los usuarios de PC con OSX. Para empezar, el problema es que son sota, caballo y rey: no hay variación en el teclado que se ofrece para escritorio, y sólo dos tipos de teclado para Air o Pro. Para continuar, fueron pioneros en el desprecio a la experiencia de teclado, hasta el punto de que hace muchos años que la manzana mordida no ofrece teclados con resistencia y recorrido siquiera comparables a los verdaderamente de calidad.
El teclado de los pro alcanza una resistencia y recorrido aceptables para su segmento. Por lo que cuestan, más valía. Sin embargo, el de los air es el de un ultrabook, y no tiene remedio. El teclado de aluminio bruñido de los equipos de escritorio puede ser bonito y fashionable, pero si se compara con un teclado realmente adecuado no llega a ninguna parte: su recorrido y resistencia son equivalentes a los de un laptop regulero... y es completamente innecesario. Se sacrifica tontamente ergonomía y utilidad por diseño.
Lo bueno que tiene u iMac es que es de escritorio. Se le puede conectar cualquier otro teclado bluetooth. A los usuarios de iMac, os invito a hacer la prueba. A estar unos días tecleando con algo diferente. Si es posible, con un teclado con resistencia y recorrido más adecuados. No digo que sea imposible que queráis volver, pero sí que, si lo hacéis con la mente abierta, os llevéis una sorpresa.
O un retorno al pasado. El AEK II de Apple fue uno de los mejores teclados mecánicos de la historia. Mecánicos.
O el Matias Tactile Pro, su último descendiente directo aún a la venta.
Mi idea es seguir explicando conceptos y haciendo reviews de modelos, en lo que me permita el tiempo. Explicado el recorrido y la resistencia, lo que viene a continuación es las variantes de los mecanismos y sus consecuencias en la experiencia de escritura.
Una aclaración, el teclado de IBM no empleaba mecanismos de Cherry, empleaba un mecanismo de muelle que se denomina "buckling spring", que es el mismo que emplean actualmente sus sucesores, los Unicomp.
ResponderEliminarhttp://en.wikipedia.org/wiki/Model_M_keyboard
Los mecanismos Cherry se comercializaron por primera vez en los teclados de la propia marca, orientados en principio a los ambientes industriales y a terminales punto de venta. No es hasta recientemente (menos de 10 años) que empezaron a ser empleados en teclados comerciales la serie MX.
Gracias por la corrección. Efectivamente, es un mecanismo propio. A veces le busco tanto las vueltas a Cherry y sus alternativas que pierdo el oremus
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