domingo, mayo 17, 2015

Mi feliz reencuentro con el T68

Hace algo menos de un año escribí cuatro entradas sobre el T68 y sus posibilidades como ewriter (1, 2, 3 y 4). La escasez de tiempo me impidió progresar en el wiki sobre el T68, y limitó su uso más allá de la función original de ereader. También hay que decir que, como las bicicletas, los ewriters son para el verano, o al menos para cuando hace buen tiempo. A mí, al menos, sólo me compensa sacarlo a pasear con el teclado cuando el tiempo acompaña.

Puestos, estoy en una etapa en la que me tira más dibujar y bocetar que escribir. Escribir es vital para ganarme la vida, pero en el tiempo libre me está llenando más el lápiz, el pincel, la acuarela, la tinta y la cera. Imagino que llegaré a un equilibrio, porque el cuerpo me está pidiendo sacar a pasear algunas ideas que llevo tiempo incubando. El tiempo vuela...

Sea como fuere, el T68 estaba siendo dedicado a ficción o no ficción en mobi o epub. Comparte el tiempo con esas obsolescencias llamadas pbooks, a los que no renuncio pero a los que tampoco me une un amor talibánico. Talibánico, y pervertido, porque el olor de los libros no es otra cosa que papel acidificado.

Los libros, el ereader y los dibujos y bocetos sirven a una función común: apartar mis ojos de una pantalla retroiluminada. Paso delante de ellas demasiadas horas, y no sé si tiene que ver con mi malditamente acelerada presbicia. El dibujo tiene otras virtudes, como la carencia del Ctrl + Z y la lentitud, pero eso quedará para otra ocasión.

El principal límite que estaba detectando para el uso del T68 es su función como lector de texto offline. Llevo unos años empleando pocket como lector de texto offline, al que mando artículos mínimamente largos para leer cuando los encuentro en mi lector de RSS (inoreader). Como ya vimos en su momento, un problema del T68 es que la implementación de Android no es del todo perfecta, sus recursos son limitados... y algunas apps de Android son demasiado particulares. Como consecuencia, hasta hace nada no podía emplear los controles de pantalla para aumentar el tamaño de la fuente en pocket, y con el tamaño original me resultaba extremadamente incómodo debido a la presbicia.

La lectura offline de artículos en letra grande es una de mis actividades diarias irrenunciables. A veces pienso que debería moderarla, pero luego me encuentro con otro artículo que me interesa leer, y otro, y otro... es el resultado no sólo de la eficiencia que da RSS para acceder a un gran número de fuentes, sino también de lo que comparten otros amigos en inoreader.

Tanto es así, que estaba dándole vueltas a pasar la lectura offline a un ereader. No necesariamente al T68. De hecho, leí que el Kobo H20, con su estupenda pantalla carta (recordemos, el T68 tiene una pearl de generación anterior), tiene un lector nativo de pocket. Me tentaba poderosamente, también porque está preparado para el agua y el polvo. De hecho, no lo descarto.

Pero me fastidiaba pillarme otro ereader más, sobre todo con la pequeña posibilidad de que salga este otoño (o invierno, o 2016, o 2017...) un ereader con pantalla mobius y 13,3". Para documentos A4 de momento uso un Samsung Galaxy note 12 que pillé a buen precio (y que recomiendo), pero no es lo mismo, claro. Ni una buena pantalla LCD cansa tan poco la vista como una pantalla EPD con buena iluminación.

En esas estaba, cuando en este puente de San Isidro saqué algo de tiempo, vencí la pereza y me puse a hacer pruebas con el T68. Pocket ya puede aumentar el tamaño de letra hasta cierto punto, y era una opción... hasta que probé Instapaper.


Había dejado de emplear Instapaper hace unos años, porque por motivos místicos sincronizaba un día más tarde en Android. A saber. Por motivos igualmente claros, el problema desapareció... y en el T68 se renderiza a las mil maravillas, como podéis comprobar en la foto.

Oh, sí.

Maravilla de las maravillas.

Vale, no se puede subrayar, o no he encontrado cómo, y es una de las ventajas recientes de instapaper. Pero bajo el sol se lee a las mil maravillas, y en cualquier parte la iluminación es la del entorno.

De repente, vuelvo a cargar el T68 a todas partes. Se ha integrado mucho mejor en mi rutina cotidiana, y me da más esperanzas para volver a su función como ereader. De momento, leo la mayoría de los artículos en él (una vez más, por apartar mi vista de una pantalla LCD).

Además, las limitaciones del T68 son una feature, no un bug. Ni me planteo instalar inoreader, porque exige interactuar con frecuencia y para eso el T68 no ofrece la fluidez suficiente. Tengo el correo para emergencias, pero siendo realistas me basta y me sobra con el Note 4 para eso. No entro a juegos (pixel dungeon, ese vicio), ni wasap, ni más correos, ni hangout, ni el lucero del alba.

Sólo ebooks y artículos en Instapaper. En vez de la absurda multitarea improductiva, leer. Seguido

Os recomiendo la experiencia sin dudar. Con una consideración: la capacidad de almacenamiento de un ereader es reducida, y p.e. mi pocket se zumba 1,2GB en artículos almacenados. La solución es limitar la capacidad de almacenamiento, y en el caso de Inoreader borrar los artículos leídos en el cliente web. De momento no he encontrado ninguna mejor, pero lo cierto es que no consume demasiado tiempo y mantiene las cosas bajo control.




miércoles, mayo 13, 2015

Una pregunta de un lector

Ante todo, toca pedir disculpas: el ritmo de publicación de tinta-e ha caído a un nivel realmente bajo. El por qué es muy largo de explicar, y por otra parte se podría decir que no tengo obligación de mantenerlo... salvo por los que leéis, por los que recordáis tinta-e y por los que me seguís mandando preguntas sobre una tecnología que no interesa más que a unos pocos.

A estas alturas de la película,  la mayoría de los usuarios de ereaders los usan como appliances: un aparato muy cómodo para leer libros en cualquier sitio. Y ojo, es un avance importante, sobre todo para aquellos lectores que agradece un tamaño de fuente mayor que les haga la lectura agradable.
Sin embargo, hay un grupo de usuarios que querríamos algo más. Hay un grupo de usuarios que querríamos sacar más partido a esta tecnología. Además de leer, querríamos escribir, usar el email y algún otro trabajo ligero. Somos conscientes de que las pantallas electroforéticas (el nombre oficial de la tecnología de tinta-e :) ) cansan muchísimo menos la vista, son perfectamente utilizables bajo el sol o luz brillante y ofrecen una autonomía sencillamente enorme.

Si repasáis el historial de este blog, encontraréis cada vez menos posts. Fundamentalmente, porque hay menos novedades reseñables. Y no las hay porque la industria ha apostado por unas pantallas sin esas ventajas, pero mucho más baratas por economía de escala, en color y mucho más áiles para mostrar contenido multimedia y reaccionar al input del usuario.

Mi última esperanza es que las pantallas mobius de 13,3" (el tamaño de un DinA4, no es ninguna casualidad) las monte algún fabricante como Onyx en un aparato con Android en el que poder instalar apps. Sony, desgraciadamente, ha hecho otra Sonyada más en su larga lista de originalidades y sacó un ereader con esa pantalla y que vale para leer y pintar con un lápiz sobre él. Oh, sí. Y por 1.000$. Enhorabuena, amigos

En fin, en esas estamos cuando saco tiempo para responder a una pregunta de un lector, que va a continuación. Y hay alguna más por responder: mis disculpas por el retraso. A continuación de la carta, mi respuesta.
Hola Juan Luis, 
Me llamo Alexander Martinez, y te escribo desde el País Vasco. En primer lugar felicitarte y agradecerte por tu blog. Hace unas semanas empecé mi busqueda de un ewriter. No lo recuerdo, pero empezaría buscando algo así como ebook+teclado en google. (ni siquiera sabía diferenciar un ebook de un ereader) Según la busqueda avanzaba descubrí tu blog, y me alegró conocer que no soy el único que lo busca (aunque me entristeció conocer la realidad del ewriter...)
Me acuerdo de cuando todavía estaba en bachiller, un escritor nos vino a hablar de su día a día, y nos mostro un dispositivo. Hace diez años no creo que fuera muy sofisticado, pero era una pantalla a la que conectaba un teclado plegable. Nos contó como se iba al monte, daba una vuelta, y cuando le venía, se sentaba a la sombra de un árbol y simplemente escribía. Creo que en ese momento decidí que quería ser escritor. 
Ya ha pasado una decada, una carrera de arquitectura de por medio me había hecho olvidar temporalmente mi vocación. Ahora, con un título y el tiempo que me otorga la falta de trabajo, me ha llegado el momento de escribir. Y la primera imagen que evoco es la del escritor que se encontraba bajo un árbol en el monte con un pequeño dispositivo. 
No me esperaba que la búsqueda de conseguir esto fuera más complicado ahora que hace más de diez años. 
Todo esto que te cuento no es imprescindible, pero me he sentido tan identificado con tu búsqueda (defines muy bien lo que busco yo al menos, un dispositivo con autonomía de bateria, que no dañe la vista y que evite distracciones) que quería compartirlo contigo.He seguido tus artículos sobre el Onyx T68, y estoy planteándome seriamente adquirir uno. Aunque temo seriamente el retraso de décimas del que hablas a la hora de escribir. Quería preguntarte si simplemente para el procesador de texto, sin navegadores y con el mínimo de aplicaciones posibles es realmente pausible este retraso. 
También tengo que admitirte que estoy muy atraído por el Alpha Smart Dana, sobre todo por su simplicidad y carencia de posibilidades de distracción (supongo que también por un aire romántico), aunque se presenta realmente complicado conseguir uno. Alguna alternativa parecida más pausible?

Muchas gracias, espero no haberte robado mucho de tu tiempo!
Hola, Alexander

Lo primero que hay que decirte es: tienes razón. Un ewriter podría ser lo que estás buscando, y sus ventajas ya las tienes claras. El problema que se te presenta en estos momentos es que nadie serio se ha dedicado a crear una solución optimizada para esto.

Sí, ya sé que hay un kickstarter sobre un ewriter reshulón con forma de máquina de escribir, teclado mecánico, etc. Sería fantástico si no fuera porque la forma ha tenido mucha más importancia que la función. Yo lo descartaría.

El alpha smart dana es una opción más viable, como has podido comprobar en la serie de artículos al respecto. Sin embargo, no sólo es dificil de conseguir, sino que encima es cada vez más enrevesado de compatibilizar con las máquinas actuales, al menos hasta donde he podido comprobar. Su software de escritorio sólo funciona bien con windows XP :(. Con todo, si lo puedes conseguir no te saldrá muy caro y lo mismo te logras adaptar.

El T68 no lo he usado mucho en invierno, porque con la fresca no apetece demasiado escribir al aire libre. Tiene los defectos que he reseñado, pero hasta donde sé es la mejor opción para ewriter en este momento. A mí me mata que la implementación de Android sea churrigueresca y, p.e., no se pueda cambiar el tamaño de fuente de mi amado Pocket. Pero, con todo, es plenamente funcional si te logras adaptar al lag de escritura que tiene incluso con el modo rápido.

Como escribí en su momento, yo uso un editor de texto plano llamado JotaEditor. Para gustos, colores, pero me gustaría recomendarte que emplearas un editor de texto plano para ficción o ensayo. No es sólo que no te ofrece distracciones. Lo más importante es que va a ser siempre la opción más ligera disponible, y un archivo txt no puede tener problemas de formato :D

Yo estoy esperando a ver quién saca un ereader con pantalla mobius que no sea Sony para lanzarme. Estoy preocupado que el fabricante sea tan melón de no incorporar ni BT ni capacidad OTG para el puerto USB, porque no hay más formas de conectarle un teclado al invento. Mientras eso ocurre o deja de ocurrir, diría que la mejor opción que tienes es un T68

Con todo... hay otra opción. Un smartphone o tablet con pantalla AMOLED, preferentemente, o al menos con buena pantalla. No están diseñados (salvo caras excepciones) para su lectura al sol, pero una pantalla AMOLED es legible bajo el sol y tienes las ventajas que te proporciona un dispositivo bien integrado y sin cortapisas.

Imagino que tendrás un smartphone. Yo buscaría un teclado decente BT, que los hay (de eso tengo que escribir), lo parearía con el smartphone y escribiría en un editor de texto plano con los archivos en dropbox o la opción que prefieras, para asegurar. Tendrías el problema nada despreciable de resistir a las tentaciones que ofrece el smartphone: email, redes sociales, las apps que prefieras. Pero si superas esa prueba de voluntad, podrías poner a prueba un entorno lo más sencillo posible, a ver si se adapta a tus necesidades.

Esta entrada la he escrito con un samsung note pro 12.2. Estoy contentísimo con él, porque su tamaño extra es una pasada para revisar documentos en DinA4. Bajo el sol es legible, y un teclado bluetooth le da una vidilla que me ha costado creer. Pero sí, no es lo mismo que una pantalla EPD, y tengo arriba, a la izquierda, la amenaza permanente: tienes correos por leer, tareas por marcar, tweets y su madre en bicicleta.

No puedo recomendarte más que un vistazo al video del T68 que grabé para que decidas si te vale. Es mucho, mucho mejor bajo el sol que un smartphone, claro, pero tiene las limitaciones que he descrito.
La opción final es esperar a que alguien se decida a sacar un producto bien acabado y maduro.

 Carajo, las pantallas mobius tienen sustrato plástico y aguantan mucho, mucho mejor el maltrato que cualquier otra pantalla, EPD o LCD, con sustrato de cristal. Pero son tantos años de espera que no apuesto porque alguien saque el ewriter que realmente merezca la pena. Con todo... la esperanza es lo último que se pierde.
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